La publicación se basa en denuncias del Sindicato del Mar de Uruguay (Suntma), consignadas en nuestro país en mayo de este año (infobae.com), cuando “cerca de 30 hombres africanos que trabajaban en una embarcación pesquera denunciaron al arribar a Montevideo que fueron maltratados y humillados durante los siete meses que estuvieron en alta mar”.
La publicación se basa en denuncias del Sindicato del Mar de Uruguay (Suntma), consignadas en nuestro país en mayo de este año (infobae.com), cuando “cerca de 30 hombres africanos que trabajaban en una embarcación pesquera denunciaron al arribar a Montevideo que fueron maltratados y humillados durante los siete meses que estuvieron en alta mar”.
Los marineros fueron contratados por una empresa pesquera china en Liberia, y son mayoritariamente de Sierra Leona (24), y otros de Ghana. Trabajan en condiciones de esclavitud, sin percibir ningún salario. Lograron desembarcar en Montevideo y denunciar su situación, ayudados por el Suntma. Trabajaban en una flota de tres barcos chinos dedicados a la pesca del calamar.
En la información de El País, la cifra de afectados por el trabajo esclavo sube a 47, y en la mayoría de los casos los trabajadores mostraron signos de deshidratación y tortura. En Uruguay se hizo una denuncia penal contra el responsable de las contrataciones, Zhang Jun Ming.
Los marinos denunciaron que además de recibir golpes, los ataban con grilletes en las piernas y su alimento consistía en arroz y agua. Después de que el sindicato uruguayo movilizó a los servicios sociales, varios marinos fueron hospitalizados con cuadros de malaria y tuberculosis.
Se logró que la agencia marítima pague el viaje de vuelta en avión de 18 de los marinos y una liquidación de sueldo de 1.500 dólares. Otros diez africanos prefirieron quedarse en Uruguay.
El País también recoge declaraciones del abogado Julio Vidal Amoedo, quien afirmó que la marina mercante está dominada por grandes multinacionales que suelen respetar las leyes y tienen seguros, sin embargo, en la pesca la situación es mucho más precaria. “Uruguay tiene desde 2011 una ley de embargo preventivo de buques que es prácticamente el único recurso para hacer aplicar las leyes y cobrar deudas. Una vez que los barcos están en alta mar impera la ley de la bandera (el país del que procede el barco tiene jurisdicción para todo lo que sucede dentro del barco) que en muchos casos garantiza una total impunidad”, afirma.
Por su lado, uno de los gremialistas consignó que “Esto siempre ha pasado, pero 2014 ha sido especial. En un año cinco buques fueron incendiados por su propia tripulación en el puerto de Montevideo, como protesta”.
Crisis de la industria pesquera
Esta situación se da en medio de la denuncia realizada por el presidente del Suntma, José Franco, de que en el último año la captura de peces cayó 53%, dato brindado por las propias firmas pesqueras. Entre los factores de esta caída, Franco enumera la crisis económica internacional, que hizo caer de forma “drástica” la demanda de pescado uruguayo, especialmente de la Unión Europea, el principal mercado de este producto para el país. Además, el gremialista denunció la altísima concentración de barcos en la denominada “zona alfa” del Río de la Plata a la espera de entrar al Puerto de Buenos Aires o de remontar el Paraná. Estos cerca de 300 barcos producen una alta polución que merma la pesca, tanto industrial como artesanal. Finalmente, menciona como tercer factor de esta caída en la producción pesquera la prospección y exploración de hidrocarburos, que ha cambiado “todo el comportamiento marino” y en especial de los peces.
El sector pesquero en Uruguay emplea a unos 8.000 trabajadores –de los que la empresa Fripur se lleva 1.100– y llegó a exportar por US$200 millones. Hoy están en US$70 millones anuales, según Franco. Las exportaciones del sector –que representan el 1,4% del total de las colocaciones de bienes en el exterior del país– cayeron 17% en 2012. Por su parte, las importaciones bajaron 15% ese año frente al anterior.