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26 de febrero de 2014

Cientos de damnificados en San Juan

Las lluvias dejaron al desnudo la inutilidad de este gobierno

El drama de los damnificados por las lluvias ha conmovido al pueblo de San Juan que rápidamente se movilizó para acercar ropa seca, alimentos y agua para mitigar los problemas causados por las precipitaciones. 

El drama de los damnificados por las lluvias ha conmovido al pueblo de San Juan que rápidamente se movilizó para acercar ropa seca, alimentos y agua para mitigar los problemas causados por las precipitaciones. 
Organizaciones como la CCC y ACP estuvieron a la cabeza de este operativo recepcionando todo tipo de ayuda que solícitamente era entregado en las zonas afectadas. El programa de radio El Jornalero, conducido por Alejandro Ganyitano en la FM de los Municipales, fue la caja de resonancia de esta problemática y el canal de comunicación que usaron los damnificados como aquellas personas que querían colaborar.
Miles de familias han sufrido las inclemencias climáticas, 3.000 personas fueron evacuadas, 400 viviendas precarias se derrumbaron durante los 3 días que duró la lluvia. Con este panorama aparecieron cientos de cortes de calle de la gente cansada de esperar la ayuda gubernamental que no llegaba, en muchos casos la policía reprimió las protestas.
Esta situación puso de relieve la ineficacia de la autoridad gobernante para resolver en lo inmediato albergue, comida y ropa en situación de emergencia. Este escenario no es nuevo, hace un año la población de Media Agua sufría inundaciones por intensas precipitaciones y sin embargo se repiten los errores y la falta de respuestas del gobierno, a lo que cabe preguntarse si es un problema de ineptitud de los funcionarios o un problema de este tipo de Estado que no avizora como prioridad resolver las demandas populares.
El gobierno de José Luis Gioja se ha manifestado impotente para coordinar un plan de emergencia para asistir a los damnificados, que contara con la participación de los entes provinciales de salud, educación y seguridad más las instituciones municipales. Muchos vecinos con niños pequeños debieron entrar por la fuerza en las escuelas escapando del frío y el agua, los hospitales no convocaron al personal para tareas de contingencia, la policía solo se dedicó a reprimir piquetes callejeros, el ejército y la gendarmería fueron espectadores de lujo. El colmo de la imprevisión fue que el Ministerio de Desarrollo Social que salió a comprar de urgencia 60 rollos de nylon a Mendoza porque en la provincia no había. Más triste fue el papel de los intendentes que se escaparon del clamor popular o actuaban de buchones como el caso de Aballay en Pocito que amenazaba a la gente que protestaba de que les iban a sacar los planes sociales. En Chimbas los vecinos se agolparon en las puertas del edificio municipal que estaba cerrado a pedir ayuda, la ira provocó destrozos y quema de basura. Las lluvias azotaron departamentos, inclusive la ciudad capital donde los 157 funcionarios de planta política (de acuerdo al presupuesto 2014) brillaron por su ausencia mientras los vecinos cortaban las calles.
Quedó claro que Gioja comanda un cuerpo burocrático solícito cuando se trata de negociados de obra pública o para entregar los recursos naturales por migajas, pero incapaz totalmente de garantizar al pueblo un techo, un abrigo o una comida en situaciones de contingencias climáticas. Es más fácil para este gobierno gastar sumas considerables en la Fiesta del Sol donde se lucen y quedan bien para la tapa del Diario de Cuyo, que gastar en un sistema de Defensa Civil que por lo menos tenga a resguardo elementos como comida, materiales y medicamentos para situaciones de desastres naturales, no olvidemos que vivimos en zona de riesgo sísmico.
La cuestión pendiente para las fuerzas populares es barrer con esta maquinaria estatal  torpe e inservible de funcionarios de altos sueldos, ministerios y municipalidades que solo albergan funcionarios parásitos e indolentes ante el drama de los desposeídos, por un nuevo Estado que garantice una organización eficiente que en la que el pueblo sea protagonista de su protección y seguridad ante eventos de emergencia.