Cisjordania forma parte del Estado de Palestina, y ha estado ocupado por Israel desde 1967. A nivel internacional, bajo las leyes imperialistas que dividieron al mundo después de la segunda guerra mundial en el siglo 20, Palestina ganó un reconocimiento limitado como Estado. Pero en 2012 la Asamblea General de las Naciones Unidas concedió a Palestina la condición de Estado observador, y el derecho del pueblo palestino a un territorio bajo las fronteras definidas antes de la guerra de 1967.
Entre 2,1 y 3 millones de árabes palestinos viven en Cisjordania, bajo control militar de Israel y parcialmente bajo la administración de la Autoridad Nacional Palestina. En el territorio también habitan unos 430.000 judíos israelíes que viven en 140 asentamientos construidos durante la ocupación de Israel, considerados ilegales bajo las leyes internacionales. Pero Israel y Estados Unidos (bajo el gobierno de Donald Trump) disputan esa interpretación.
Los planes de anexión del primer ministro israelí Netanyahu, cuyos contornos precisos están siendo trazados por Israel y Estados Unidos, comprenden casi 30% de Cisjordania. Incluyen decenas de asentamientos judíos, y el valle del Jordán, una zona estratégicamente importante con la que Israel podría crear una frontera en el este colindando con Jordania. Los palestinos reclaman todo el territorio de Cisjordania como un derecho histórico y es, junto con la Franja de Gaza, esencial para cualquier Estado independiente futuro.
Para justificar esta usurpación, Israel argumenta derechos históricos y religiosos, aunque argumenta que esta es una zona estratégicamente vital para su autodefensa.
Debido al explícito apoyo del imperialista Trump, Netanyahu quiere llevar a cabo su plan antes de las elecciones presidenciales de Estados Unidos en noviembre en caso de que el rival de Trump, Joe Biden -quien se opone a la anexión-, sea elegido y revierta la posición estadounidense.
Un acuerdo que permitió al primer ministro el regreso al poder como jefe de un gobierno de unidad nacional en mayo pasado estableció el 1 de julio como la fecha en que el proceso de anexión debe iniciarse. Aún este proceso de anexión no se pudo llevar a cabo, gracias a la heroica lucha del pueblo palestino, y de la solidaridad internacional con la que se cubrió a Palestina por parte de organizaciones políticas, sociales y de derechos humanos.
La anexión es criticada, en líneas generales por todos los países. Pero no han surgido posicionamientos concretos aún.
Los palestinos están pidiendo a la comunidad internacional que ejerza presión para evitar el plan de Netanyahu y sus líderes indicaron que si Israel anexa territorio en Cisjordania ellos declararán su propio Estado independiente en todo el territorio
Asimismo, unos 50 expertos de derechos humanos de la ONU condenaron en un comunicado los planes de Israel que calificaron como “una visión del apartheid en el siglo XXI” e indicaron que la medida violaría las leyes internacionales. La anexión de Cisjordania “es ilegal. Punto», afirmó la Alta Comisionada de la ONU, Michelle Bachelet, e instó a Israel a escuchar a sus propios ex altos funcionarios y generales, así como a la multitud de voces de todo el mundo, advirtiéndole que no proceda por este peligroso camino. Y agregó que la anexión no sólo perjudicará gravemente los esfuerzos por lograr una paz duradera en la región, sino que es probable que afiance, perpetúe y agrave aún más las graves violaciones de los derechos humanos que han caracterizado el conflicto durante décadas», dijo Bachelet.
Sin embargo, es probable que Estados Unidos bloquee cualquier intento de aprobar una resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU condenando a Israel.
Es un deber revolucionario apoyar la lucha del pueblo palestino en la recuperación del territorio ocupado ilegalmente por Israel.
Hoy N° 1823 15/07/2020