Claudio Spiguel, el camarada Marcos, Claudito para los amigos, fue un extraordinario y apasionado intelectual comunista. Era un profundo conocedor del marxismo-leninismo-maoísmo, docente universitario, historiador e investigador, autor de numerosas publicaciones, gran amigo, formador de centenares de camaradas del Partido y la Juventud en la doctrina marxista-leninista-maoísta y en la línea del PCR.
Todos los que fuimos sus alumnos, en las aulas académicas como la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, donde Spiguel estaba al frente de la Cátedra de Historia Social General, o en una “escuelita” del Partido o la Juventud, conocimos de su pasión y de sus convicciones, y su preocupación para que hasta el último conociera la verdadera historia, y los fundamentos de la doctrina marxista.
Como recordó su compañera Nené en el homenaje de despedida, Claudio “Era tan generoso, que cualquier cosa que encontraba decía ‘esto le va a servir a Fulano’. Todo el tiempo pensando en los otros. Una de sus frases, era ‘Nunca soy más yo que cuando estoy fuera de mí’”.
Queremos recordar a este gran intelectual comunista revolucionario, con la introducción a su conferencia “Mao Tsetung y la teoría de la revolución en los países oprimidos y dependientes”, publicada en Conferencias 2014 del Instituto Marxista-Leninista-Maoísta de la Argentina:
El tema que vamos a tratar es la teoría de Mao Tsetung sobre la revolución en los países oprimidos por el imperialismo. El desarrollo de esta teoría se basa en lo descubierto por Lenin, en el leninismo, el marxismo de nuestra época del imperialismo y las revoluciones proletarias. Se trata de la teoría de la hegemonía del proletariado en las revoluciones de liberación nacional, que Mao desarrolló en base a la práctica de la Revolución China. Mao las llamó revoluciones «de Nueva Democracia».
En primer lugar, dada la importancia del problema, debemos ubicarnos en el mundo de principios del siglo XX. Momento en el que el capitalismo triunfante en su fase monopolista, imperialista, se había desarrollado en las grandes potencias de Europa y también en Estados Unidos y Japón. Esta fase monopólica se caracteriza por el predominio del capital financiero, la masiva exportación de los capitales hacia todo el mundo, buscando mano de obra barata, fuentes de materias primas de las cuales apropiarse en exclusividad y mercados donde colocar sus mercancías. Como en la actualidad, buscan apropiarse de nuestros recursos para sobrevivir y ganar en la feroz competencia monopólica entre ellos. En función de esa expansión, un pequeño puñado de grandes potencias imperialistas (las principales eran Inglaterra, Francia, Alemania, Estados Unidos, Japón) y algunas potencias secundarias (Italia, Bélgica, Holanda, etc.) se habían repartido el mundo, consolidando un sistema de esclavización de las naciones, inédito en la historia, que había alcanzado una escala mundial, el sistema imperialista.
Esa expansión y reparto del mundo coronaba un largo proceso histórico, que había comenzado ya con la Conquista de América, en la época de esos reinos feudales y mercantiles de España y de Portugal. A aquel primer colonialismo, en el período de la acumulación originaria del capital en Europa, le siguió una segunda etapa colonial del capitalismo ya sobre su propia base, el de la época de la Revolución Industrial, sobre todo de Inglaterra y de Francia.
Esa segunda expansión colonial culminó a principios del siglo XX con el mundo totalmente repartido, bajo un sistema feroz de opresión de los pueblos y de las naciones, expansión que había ya desatado varios genocidios, como los engendra la dominación imperialista hasta el día de hoy. Por ejemplo, el genocidio de tres millones de congoleños asesinados por la dominación del rey Leopoldo de Bélgica o las sucesivas matanzas en Argelia por el colonialismo francés a lo largo del siglo XIX. Se impuso un sistema colonial en África y en Asia, con una mayoría de pueblos en aquel período bajo el dominio estatal directo de los Estados colonialistas Eran las colonias. Otra forma bajo la cual se repartieron las grandes potencias imperialistas «esferas de influencia», territorios y pueblos ajenos fueron las semicolonias. Países con gobiernos propios pero con una soberanía estatal extremadamente retaceada por la presencia directa de imperialismos extranjeros con sus tropas y su injerencia política y militar en porciones de su territorio. Fue el caso también de nuestra hermana República de Cuba con la base de Guantánamo, el control de su aduana por los yanquis. Hasta la Constitución cubana hasta 1934 tenía una enmienda que permitía la injerencia militar yanqui y subordinaba la política exterior de Cuba a los dictados de Washington (Enmienda Platt). Fue el caso las sucesivas ocupaciones yanquis en varias repúblicas hermanas de América Central y el Caribe. También el caso de China.
Por otro lado, otra forma de dominio es la que ejercen las potencias imperialistas sobre los países dependientes, países con un Estado propio, con una clase dirigente propia, pero asociada y subordinada a los capitales extranjeros e intereses de esas potencias. Lenin en su famosa obra «El Imperialismo», destaca a la Argentina como el caso típico de este tipo de países, en donde su clase dominante, de origen terrateniente, estaba entrelazada de tal modo con el capital financiero británico que, según un autor alemán que él cita, funcionaba en el comercio como una colonia comercial británica de alimentos por productos ingleses. Los países dependientes hoy son la mayoría en el escenario internacional, producto de que muchos pueblos que fueron colonias lucharon por su independencia y la consiguieron después de la Segunda Guerra Mundial. Al mismo tiempo asistimos a constantes intervenciones e injerencias militares y formas de dominación semicolonial por parte de los Estados Unidos y las otras grandes potencias amenazando y retaceando la soberanía de los países oprimidos por ellos.
Hacia 1900, la mayoría de la población del mundo vivía en las colonias y las semicolonias (toda África, excepto dos países, la mitad de Asia) y en los países dependientes, como los de América del Sur. Es en ese este marco que se desarrolla la historia contemporánea del pueblo chino.
Hoy N° 1896 12/01/2022