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16 de octubre de 2019

43 años de luchar, buscar, denunciar…

Comenzó el juicio a Milani y Sanguinetti en Tucumán

El 10 de octubre comenzaron las audiencias del juicio por delitos de lesa humanidad, que se lleva adelante en el Tribunal Oral en lo criminal Federal de Tucumán, en el que se juzga a Milani y Sanguinetti por la desaparición forzada de Alberto Ledo.

Aproximadamente a las 10 hs. ingresaron Marcela Ledo (mamá de Alberto) y Graciela Ledo (su hermana), acompañadas por militantes de derechos humanos (Liberpueblo, APDH, HIJOS, Asociación de ex detenidos desaparecidos) y la presencia de diversas organizaciones políticas y sociales (Frente Darío Santillán, La Poderosa, CTA Autónoma, CCC, PCR y JCR, PO, PTS).

La defensa de Milani desde el comienzo buscó mostrarlo como un joven de apenas 21 años, de buena relación con los soldados conscriptos, inocente y que nada tenía que ver con Alberto Ledo. En el caso de Sanguinetti se insistió en que “No está claro de que se lo acusa”.

El conjunto de los presentes no pudo sino sentir indignación y bronca ante las palabras que expresaban “un supuesto pesar por la desaparición de Ledo”, una gran hipocresía de quienes formaron parte del Operativo Independencia en Tucumán (1975-1976), del golpe genocida del 76, contexto en el que Ledo desaparece.

La culpabilidad de los acusados queda clara cuando Marcela, la madre de Alberto contó, en su declaración ante el Tribunal, que se entrevistó con Orlando Orihuela, compañero de Ledo, quien le entregó los anteojos que Ledo se había dejado en el campamento aquella noche. “Usaba anteojos permanentes; era corto de vista”, además afirmó que en una carta su hijo le dijo que “por fin” se convertiría en soldado, porque el 20 debía jurar la bandera (algo que no pudo hacer). Además, dijo que Alberto había dejado todas sus pertenencias en el campamento. “Nunca podía tomar una decisión de irse sin ropa, sin dinero, sin documento. De ninguna manera, no lo acepto bajo ningún punto de vista. Eso es inexacto. Lo digo con toda veracidad y con todo el dolor en mi alma. No pudo nunca haber sido eso”.

Su hermana Graciela recuerda que “en el secundario comenzó a militar en el centro de estudiantes, a tener un conjunto folclórico y a meterse en las movidas culturales”. Junto a Graciela formó parte de la corriente de jóvenes influenciados por el pensamiento de monseñor Enrique Angelelli asesinado en la Rioja en 1976.

Desde estas experiencias es que Graciela Ledo afirmó: “A Alberto lo trajeron acá para hacerlo desaparecer, ya estaba marcado por el subteniente Milani; no me importa que tenga 22 años, no tenía 21 es clase 54, tenía 22 años. Astiz tenía 23 cuando entregó a un montón de compañeros entre ellos a tres madres de Plaza de Mayo que continúan desaparecidas. No es la edad lo que cuenta, ya era un oficial de inteligencia y lo comprobó después con toda su carrera militar basada en eso”.

La mamá de Alberto habló con profunda emoción ya que “Tucumán siempre tiene un buen recuerdo de mi hijo que fue un estudiante más. Por eso yo les digo a los estudiantes que nunca abandonen, que sigan siempre luchando por lo que mi hijo quería, mi hijo solo quería la igualdad, que no haya disminuidos, que no haya tantos pobres y tan pocos ricos, eso quería”.

Alberto Ledo se radicó en Tucumán para estudiar Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán. En 1975 fue convocado al servicio militar obligatorio y tuvo que regresar a la Rioja, incorporándose en el Batallón 141 de Ingenieros. En mayo del ‘76 es trasladado a Monteros Tucumán, de donde es desaparecido luego de una recorrida por el monte al parecer junto a los dos militares juzgados, aunque oficialmente Sanguinetti es acusado por la desaparición y Milani por encubrimiento y falsificación ideológica de instrumento público
Llegar a la instancia del juicio representa un momento bisagra para la familia Ledo “Realmente estoy pasando un momento si se puede decir, crucial” afirmó su mamá, “porque 43 años, más de 43 años de sufrir y esperar, todos los días de mi vida de tener una noticia de mi hijo.; y que hoy llegamos a la justicia, esperamos realmente conseguir lo que tanto hemos esperado, lo que tanto he buscado, lo que tanto he luchado”.

Milani, quien se desempeñó como director general de inteligencia, llegó a ser jefe del Ejército durante el gobierno de Cristina Kirchner, y como parte de las concesiones del gobierno kirchnerista con un sector supuestamente “progresista” del ejército, denunciado por su participación en la última dictadura militar. Tuvo que renunciar “por motivos personales” en medio de causas judiciales por crímenes de lesa humanidad y enriquecimiento ilícito. Graciela destacó “hemos tenido que luchar contra un enemigo poderoso, poderoso en dinero, que no sabemos de dónde lo sacó, y poderoso en influencias políticas; lamentablemente ha sido el jefe del ejército, contra eso la familia Ledo y la familia Olivera tuvo que luchar incansablemente. Que estemos acá en este juicio con los dos imputados, y que hayamos estado hace unos meses, imputado también Milani en la Rioja ha sido el triunfo de nuestra lucha, no ha sido concesión de ningún gobierno; es nuestra lucha y la lucha de mi madre que lleva 43 años”.

El conjunto de las organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos debemos redoblar los esfuerzos para lograr la condena de Milani-Sanguinetti, sobre todo ante jueces que ya fueran cuestionados por las absoluciones en la causa de lesa humanidad Operativo Independencia (Jueces Casas y Jiménez Montilla). Solo así será posible lo que el conjunto de los presentes cantó a viva voz: “cárcel común, perpetua y efectiva, ni un solo genocida por las calles argentinas”.

Liberpueblo Tucumán

Hoy N° 1787 16/10/2019