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02 de octubre de 2010

A partir de la nota publicada en el número anterior, las compañeras de Rosario cuentan cómo se organizan para el Encuentro.

¿Cómo nos preparamos para Córdoba 2007?

Rosario hacia el Encientro Nacional de Mujeres

La primera vez que fuimos todas fue al Encuentro en Salta, y a partir de éste participamos en los restantes, ya que se nos hizo casi imposible dejar de ir.
¿Cómo nos empezamos a preparar para ir a Córdoba 2007? A mediados de abril nos juntamos y definimos qué actividades íbamos a hacer para cubrir los costos: venta de empanadas para las fechas patrias (25/05, 9/7 y 3/8), y una peña en agosto o septiembre.
Un dato importante es que todas decimos qué hacer y nos repartimos las tareas en función de los tiempos y realidades familiares de cada una. Para hacer la venta de empanadas definimos un día de compra y un día para la realización de las mismas. Trabajamos todas a la par atendiendo a que si alguna no podía estar en una u otra actividad, nos pudiéramos reemplazar. Esto fue muy importante porque definió criterios de solidaridad entre nosotras, y no sólo lo financiero. En este sentido la idea del fondo común predomina.

El “espíritu” del Encuentro
Este año profundizando un criterio que veníamos realizando, pero no tan planificadamente: definimos hacer una jornada de encuentro con compañeras a las que invitamos a que se sumaran, con el objetivo de conocer qué son los Encuentros desde el aspecto social y político. Nos juntamos previamente con la lista de invitadas de cada una y planificamos contarles nuestra experiencia de organización, cómo vivimos cada una el Encuentro, y, sobre todo, qué ha significado la participación para nuestras vidas. El 23 de junio nos juntamos en un club a almorzar y darle curso a lo planeado. Vinieron casi todas las compañeras invitadas, la convocatoria fue amplia y el día transcurrió entre la presentación de cada una, la historización de los Encuentros y la caracterización de los mismos. En relación a esto último, comentar lo que definimos como “el espíritu del Encuentro” fue muy significativo, ya que estos pilares permiten tomar los ejes angulares del mismo (es muy bueno utilizar como material básico el Cuadernillo acerca de los Encuentros).
Una de las compañeras que trabajó en la Comisión Organizadora del Encuentro de Rosario (2003), aportó los debates presentes y las formas de resolver los problemas para garantizar la presencia de miles. En este sentido fue muy sorprendente cómo muchas mujeres (cuyo primer Encuentro fue el de Jujuy), afirmaban lo importante de que las conclusiones fueran por consenso, que se respetara en las conclusiones los temas trabajados (sobre todo a raíz de haber vivenciado en Jujuy, como el último día del taller aparecían mujeres sólo para denostar a Romina Tejerina, arrogándose el derecho de “saber” bien cómo eran las cosas porque ellas eran de Jujuy y nosotras no).
También fue buena la discusión en cuanto a ir organizadas y formar parte de la delegación de Rosario.
Cada una comentó cómo vivió el Encuentro. Una compañera dijo: “no lo podía creer cuando fue la apertura y estábamos cientos de mujeres ahí y cantamos el Himno, fue la primera vez que me conmocionó hasta las lágrimas”. Otra comentó su participación en el Taller Mujer y tiempo libre y las realidades disímiles que pueden encontrarse en este “tiempo libre” que tanto nos cuesta a las mujeres.
Otro punto importante fue trabajar lo que significa ir en los micros de la delegación, señalando que para ello se ocupan arduamente compañeras tratando de buscar precios y comodidades para todas, por lo cual de haber inconvenientes asumir todas la tarea de buscar soluciones o alternativas, y no dirigirnos a las compañeras como si fuera “una agencia de turismo”.
Llevamos diferentes materiales: las conclusiones de Encuentros anteriores, programas (que fueron leídos), y armamos afiches que pusimos en las paredes. La lectura del programa fue muy importante porque permitió avanzar en la discusión de cómo los medios masivos muchas veces tratan de ubicar al Encuentro como “una reunión donde se trata el tema del aborto”. Se criticó el amarillismo y se vio concretamente que el Encuentro es una herramienta que permite discutir una amplitud de temas entre todas: profesionales, trabajadoras del campo y la ciudad, emprendedoras, originarias, desocupadas, etc.
Muchas compañeras quedaron muy enganchadas y con ganas de ir.