La deuda pública de la Administración Central (en situación de pago normal) ascendió en enero a USD 465.368 millones (M), monto equivalente -estimado- a un 82% del producto interno bruto. En cuanto a la moneda de pago, el 54% de la misma está en moneda extranjera (mayormente dólares) y el 46% en pesos. El 69% se encuentra emitida bajo legislación argentina y el 31% extranjera; esto último implica que los litigios se definen en tribunales extranjeros. En lo que respecta a los acreedores, el 46% de la deuda es con distintas agencias del sector público, el 34% con el sector privado (bonistas) y el 16% con organismos internacionales de crédito (entre ellos, el FMI). Cabe remarcar que esto no constituye el total de la deuda pública, ya que no incluye la correspondiente a CABA y las provincias, Banco Central (BCRA), y empresas del Estado, entre otros.
Luego de la devaluación inicial de diciembre de 2023, que licuó la deuda en pesos traducida a dólares, comenzó nuevamente un enorme crecimiento del stock de deuda. Así, hasta enero de 2025, registró un aumento de USD 97.143 M (+26%), explicado íntegramente por la deuda en pesos, mientras que la parte en moneda extranjera disminuyó USD 12.137 M, con el acceso a los mercados internacionales aún vedado.
El aumento de la deuda en pesos, expresada en dólares, se explicó principalmente por la parte de la misma que ajusta su capital por CER (un índice basado en el IPC), que subió USD 84.241 M, ya que la inflación creció muy por encima del dólar oficial en el período considerado (el 61% de la deuda en pesos ajusta por CER).
Cabe recordar que el gobierno terminó de convertir los pasivos remunerados del BCRA (antes Leliq y luego Pases) en deuda del Tesoro Nacional, con la emisión de las Letras Fiscales de Liquidez (LEFI), que son el nuevo instrumento de regulación monetaria del BCRA, pero ahora su costo financiero recae sobre el Tesoro. Por consiguiente, con el objetivo de cortar de cuajo la emisión endógena de dinero que implicaba el pago de los intereses por parte del BCRA, aumentó el peso de la deuda del Tesoro, lo que implica la necesidad de más ajuste fiscal. Dicho sea de paso, los intereses de las LEFI capitalizan y pagan todo junto al final del período, lo cual le permite al Tesoro mostrar un superávit fiscal que no existiría si aquellos se contabilizaran mensualmente: artilugios de la contabilidad creativa.
La deuda con el FMI
Un párrafo aparte merece la deuda con el FMI, cuyo stock actual (USD 40.548 M) representa un 9% del total y un 16% de la porción en moneda extranjera. Deuda fraudulenta contraída por el macrismo con gestión directa de EE.UU. para facilitar su reelección, violando los propios estatutos del Fondo, y que se terminó destinando a solventar una gigantesca fuga de capitales por parte de un reducido número de empresas y bancos.
Recordemos que por el acuerdo de “Facilidades Extendidas” realizado en marzo de 2022 bajo la gestión de Alberto Fernández y continuado por Milei, el FMI venía otorgando desembolsos que cubrían los vencimientos de capital, a cambio del cumplimiento de una serie de “metas” de ajuste fiscal, acumulación de reservas y otros severos condicionamientos de política económica; esta etapa finalizó en 2024. En paralelo, la Argentina siguió afrontando los intereses, que incluyen fuertes sobrecargos (por la magnitud del préstamo y la extensión de los plazos), con pagos acumulados de USD 12.500 M desde el otorgamiento del préstamo en 2018. Según el acuerdo aún vigente, a partir de 2026 y hasta 2032 la Argentina ahora sí deberá pagar todo el capital (el monto original de la deuda), actualmente de unos USD 40.500 M; además de otros USD 12.000 M adicionales de intereses entre lo que queda de este año y 2032.
A esos montos ya siderales, además de los pagos a otros organismos internacionales, deben agregarse los enormes vencimientos de deuda con los bonistas privados, que comienzan a incrementarse significativamente a partir de este año (la reestructuración realizada en 2020 había pospuesto el grueso de los vencimientos), y se tornan más pesados en los años siguientes.
Con pagos ya efectuados en enero y febrero por USD 4.400 M, en 2025 restan afrontar unos USD 18.500 M de deuda en moneda extranjera entre bonos, FMI y otros organismos internacionales, Provincias y Bopreales. Además de un vencimiento del tramo activo del swap con China por alrededor de USD 2.500 M, susceptible de ser renovado (habrá que ver que negocia Milei). Según el Banco Provincia, en 2026 los vencimientos del Tesoro, BCRA y Provincias son de USD 19.000 M, y ascienden a USD 25.500 M en 2027. Hacemos especial hincapié en la deuda en moneda extranjera porque se trata, naturalmente, de divisas que el BCRA no emite, y que el país debe obtener básicamente con superávit del comercio exterior, o bien con nuevo endeudamiento externo, que es un objetivo primordial del gobierno: un nuevo acuerdo con el FMI, seguir pasando la gorra por otros organismos crediticios y bancos, y en un proceso, poder retornar a los mercados internacionales de crédito.
Por otro lado, la cuenta corriente cambiaria (saldo comercial de bienes y servicios, intereses y otras transferencias al exterior) viró a un saldo marcadamente deficitario desde junio y amenaza con seguir creciendo a pasos agigantados, implicando la necesidad de financiamiento adicional en moneda extranjera. Mientras tanto, Caputo continúa interviniendo fuertemente en el mercado del dólar paralelo con dólares que no tiene para contener la brecha y seguir garantizando la bicicleta financiera. En este marco, Milei pospuso nuevamente la salida del “cepo”, ahora para el inicio de 2026.
Por consiguiente, la situación de las cuentas externas continúa siendo muy frágil. Las reservas brutas del BCRA cayeron USD 4.500 M desde mediados de diciembre y hace meses se frenó la acumulación de reservas netas (propias), que continúan con un saldo ampliamente negativo, de USD 4.400 M, según GERES (Grupo de Estudios de la Realidad Económica y Social). La fuerte apreciación cambiaria, el dólar “blend” -que permite a los exportadores vender el 20% de las divisas en el dólar paralelo, a través de la bolsa- y la creciente liberalización del comercio exterior contribuyen al deterioro de las cuentas externas, conspirando contra la acumulación de reservas, que es una exigencia central del FMI, porque de ahí deben salir los dólares para pagar la deuda.
Todo esto explica el apuro del gobierno por cerrar un nuevo acuerdo con el FMI, que hasta el momento viene demorado, con discusiones alrededor del esquema cambiario. El Fondo viene reclamando desde hace tiempo un dólar oficial más alto y mayor “flexibilidad cambiaria”, lo cual tendría naturalmente repercusiones inflacionarias, así como la eliminación del dólar “blend”. Por su parte, Milei quiere mantener el actual esquema y conseguir “plata fresca” adicional, que el Fondo no estaría dispuesto a otorgar para que el BCRA la “queme” en contener el dólar.
Contrariamente a la de dependencia extrema a la que nos quiere esta ultraderecha empobrecedora, una salida a favor del pueblo y de la producción nacional exige indefectiblemente romper el acuerdo con el FMI y denunciar la estafa de esa deuda, junto a los que se beneficiaron con ella. Esto en el marco de la suspensión e investigación del conjunto de la deuda pública, que constituye un verdadero lastre sobre las espaldas de nuestro pueblo, con el consecuente repudio de la parte ilegítima y fraudulenta.
Escribe Ramiro Suárez
hoy N° 2048 26/02/2025