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02 de octubre de 2010

En esta entrevista, una obrera de la envasadora de tomate de Fernández, Santiago del Estero, cuenta las terribles condiciones de su tarea.

Con tanta injusticia…

El trabajo en una envasadora de tomate en Santiago del Estero

Una vez más, como cada año, las envasadoras de tomate abren sus puertas temporalmente, con mujeres como mano de obra mayoritaria; y con las condiciones de trabajo dispuestas por los contratos basura que rigen en la actualidad.
 
—¿Cómo es el trabajo?
—Comenzamos trabajando 12 horas diarias porque éramos pocos, pero ahora hacemos turnos de 8 horas. De ahí en más, si hay más trabajo para hacer, como etiquetar, limpiar, encajonar, tienes que quedarte las horas que sean necesarias, por ejemplo 4 o 5 horas más. Los compañeros pelean por quedarse, por la necesidad de ganar un peso más.
No te dan ningún elemento, nada. Yo trabajo con un nylon atado atrás para no ensuciarme, porque el jugo de tomate te salpica. No te dan ni guantes, –y a continuación señala– mirame las manos, las tengo cortajeadas. Yo, por ejemplo, me corté con una lata, me chorreaba la sangre, y la capataza me ha dicho que no deje de trabajar, que lo haga con una sola mano. No nos dan ni agua, y con este calor el agua que llevamos se calienta y tenemos que tomarla igual. Tampoco te dejan ir al baño seguido, y nos preguntan “¿por qué vas tanto al baño?”, y encima delante de todos; aparte los baños tienen mucha mugre, y las mujeres prefieren ir al monte. Cuando faltamos por enfermedades, ya sea de un familiar o de cada uno, nos suspenden y nos amenazan con echarnos. La mayoría somos jóvenes, todas tenemos menos de 25 años, solamente hay diez mayores. A la fábrica llegamos en bici, y las mayores en colectivo de línea que pasa por ahí y va a Santiago, eso es un gasto más. Hay algunos que van caminando, dicen que para activar las venas porque están tanto parados.

—¿Cuánto les pagan?
—A mí me pagan $ 3,60. Capaz que ahora con esto de reducir a 8 las horas de trabajo nos paguen $ 4 la hora; pero eso dicen, porque todavía no lo cobramos. No tenemos recibo de sueldo, a gatas nos pagan… Ayer nos dieron sólo $ 50 por la quincena ya cumplida, dicen que en días nos pagan el resto. Dicen que nos van a blanquear por 3 meses, lo que dura la temporada, si es que resistimos y no morimos antes.

—¿Qué hace el sindicato?
—¿Dónde está el sindicato? Nunca escuché que había… yo les planteo a mis compañeras la necesidad de tener una delegada, y todas están de acuerdo, pero tienen miedo. Algunas, medio en broma me proponen a mí.

—¿Cuánta gente trabaja allí?
—Alrededor de 40 por turno. El otro día saqué las cuentas de por qué el jefe de producción nos apura tanto: él cobra por lata ¿Sabes cuánto hacemos por día?: 12 tarimas de 96 cajas de 24 latas cada una. Así que sacá la cuenta…

—¿Querés agregar algo más?
—Se reabusan de la necesidad que tienes y te tratan como si fueses parte de la máquina, y no como una empleada. Te roban horas porque sólo te hacen firmar, y ellos colocan el horario. A veces estamos horas esperando el tomate que no llega, y no te las reconocen. Te dan 15 minutos para comer, y con tanta injusticia ni tragas siquiera. Te quedas atragantada por la comida y el odio…