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07 de junio de 2017

El gobierno de Trump en Estados Unidos avanza en una serie de iniciativas internacionales e internas destinadas a reforzar su presencia imperialista en el mundo así como favorecer a los sectores petroleros, mineros y del complejo militar-industrial yanqui.

Con Trump empeora el clima

Crecen los factores de guerra en el mundo

En su reciente gira por Medio Oriente, Trump se abrazó con los gobernantes de Arabia Saudita e Israel, y volvió a plantear una  política de cerco hacia la República Islámica de Irán, a la que considera “fuente de terrorismo islamista”.

En su reciente gira por Medio Oriente, Trump se abrazó con los gobernantes de Arabia Saudita e Israel, y volvió a plantear una  política de cerco hacia la República Islámica de Irán, a la que considera “fuente de terrorismo islamista”.
Como buen empresario, el presidente yanqui aprovechó la gira para la mayor venta de armamento en la historia de Estados Unidos con Arabia Saudita: 110.000 millones de dólares en tanques, bombas, helicópteros y otros equipos ahora, con un incremento a unos $350.000 millones en una década. Además, dio su respaldo con otra venta de armas a personajes como el rey de Bahréin, Al Jalifa, musulmán sunita que ha reprimido brutalmente las protestas de la mayoría musulmana chiita en este país, donde la V Flota de la Marina estadounidense tiene una base.
En Israel, si bien Trump ratificó su alianza con el primer ministro Netanyahu y expresó su “compromiso” de que Irán no sea “una potencia nuclear”, postergó sin fecha la promesa de campaña de trasladar la embajada yanqui de Tel Aviv a Jerusalén.
En esta gira, Trump también estuvo en el Vaticano, donde se entrevistó con el Papa Francisco. Bergoglio, luego de la entrevista, expresó en un mensaje del 1 de junio: “es una absurda contradicción hablar de paz, negociar la paz, y al mismo tiempo promover o permitir el comercio de armas”, que tiene a Trump como claro destinatario.
 
“Desconfianza” y cambio climático
Los cambios que está promoviendo Trump generan un clima de incertidumbre en el mundo. Esto se volvió a ver en la reciente cumbre del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido). La canciller alemana, Angela Merkel, salió del CT diciendo que Estados Unidos “no es confiable” y llamó a reforzar la unidad de los países europeos. Esto además aumenta la distancia de Alemania con Gran Bretaña, que salió de la Unión Europea tras el Brexit.
A la vuelta de la cumbre del G7 Trump confirmó los rumores, y anunció que retirará a Estados Unidos del Acuerdo de París sobre Cambio Climático. Este Acuerdo se firmó en 2015 por cerca de 100 países, y establece medidas para la reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI). 
Si bien estos “acuerdos” se sabe que en un alto porcentaje quedan en el papel, y que en el trasfondo de los mismos hay una disputa de sectores monopólicos por la utilización de distintas fuentes de energía, la salida de Estados Unidos de este Acuerdo levantó una ola de protestas por parte de gobiernos de todo el mundo, porque dará rienda suelta a los monopolios mineros, petroleros y de la energía a aumentar su extractivismo sin el más mínimo cuidado del medioambiente. Esto, como siempre, lo sentiremos con mayor virulencia los países dependientes.
 
El presupuesto del hambre
El rumbo de la política interna del gobierno de Trump ha quedado más que claro con la presentación del Presupuesto 2018, que deberá atravesar por una ardua discusión en el congreso yanqui. Básicamente, Trump propone un sideral aumento del gasto en armas a costa del gasto social. Plantea “bajar” el gasto de 4,1 billones de dólares a 3,6 billones, pero el presupuesto para “seguridad y defensa” aumenta a más de 50.000 millones de dólares, es decir 10.000 millones por encima de los niveles del 2017.
Distintas organizaciones sociales, políticos opositores, y hasta del propio Partido Republicano se oponen a esta brutal reducción del gasto social. De cumplirse lo propuesto por Trump, perderían la cobertura médica 10 millones de personas en el primer año, y llegarían a 23 millones en la próxima década. Esto es porque Trump prevé una reducción en este plano de 800 mil millones de dólares. Además, plantea sacar 200 mil millones de dólares de los planes de asistencia alimenticia a niños, jubilados, desocupados, discapacitados y sin techo, que suman varios millones.
Dentro del aumento del gasto militar, Trump y el sector de las clases dominantes que lo apoya quieren 2.600 millones de dólares más para “seguridad fronteriza”, es decir para perseguir inmigrantes. 1.600 millones se destinarían para construir el nefasto muro en la frontera mexicana.
Las decenas de luchas de los meses de abril y mayo muestran que cada vez más sectores del pueblo estadounidense están rechazando las políticas del gobierno de Trump, y se han convocado para este mes de junio nuevas y masivas actividades en todo el país.
Todo esto no hace más que confirmar el crecimiento de los factores de guerra en el mundo, por lo que los trabajadores y el pueblo tenemos que salir a denunciar esto, sin permitir que seamos usados en la disputa de las grandes potencias, como claramente pretenden China y Rusia en nuestro continente.