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17 de octubre de 2025

Marcharon con las ollas vacías en CABA

Concentración y protesta frente a Cargill

El 16 de octubre se realizó un acto frente a las oficinas de la agroexportadora yanqui Cargill en CABA, en repudio a “los dueños del hambre”, los que se la llevan en pala beneficiados por la política de Milei.

“Nos convocamos hoy frente a las puertas de la agroexportadora Cargill para denunciar el hambre. Para denunciar que, mientras en nuestros barrios las ollas están vacías un puñado de monopolios agroexportadores se llenó los bolsillos gracias a este gobierno. Se han llevado millones y millones de dólares a costa de nuestras espaldas, del sufrimiento de nuestras compañeras y compañeros, de nuestras niñas y nuestros niños. El Estado nacional dice que no hay plata para las jubiladas y los jubilados, para las y los discapacitados, para la educación, para los comedores populares, pero sí hay plata para estos monopolios”, dijo el compañero Matías de la CCC de Quilmes, presentando a las y los oradores de las organizaciones presentes, que tomaron la palabra.

Fueron convocantes de la jornada la Corriente Popular Eva Perón, Corriente Clasista y Combativa, FENAT, Organización 25 de Mayo, Nuestra América, Movimiento Popular La Dignidad, Frente 22 de Agosto, CTA Autónoma, Frente Popular Darío Santillán, la Organización Surge Movimiento Nacional, la OLP, Octubres y Nuestra Patria.

Cerró la jornada con la lectura de un documento.

 

“Por una patria con tierra, trabajo y dignidad”

Palabras de nuestro compañero Ramiro Vasco Berdesegar, dirigente nacional de la CCC y miembro del Comité Central del PCR:

Compañeras, compañeros, hoy nos convocamos en una jornada de lucha y de solidaridad. Queremos aprovechar esta ocasión para recordar que, a varios miles de kilómetros de acá, un pueblo oprimido como el de Palestina se ha atrevido a enfrentar a una de las principales potencias del mundo. A pesar del genocidio sionista, a pesar del apoyo brutal de los yanquis, el pueblo palestino sigue de pie. No tenemos dudas: triunfará esa Palestina libre.

Desde acá les mandamos un fuerte abrazo a esos combatientes heroicos, a quienes integran la flotilla de la solidaridad, y a tantos otros que han tomado la bandera palestina como propia. Ellos nos enseñan que la solidaridad de clase es un instrumento vital para enfrentar la opresión.

También queremos saludar a nuestros hermanos y hermanas del Chaco, a las naciones y pueblos originarios que hace apenas dos días sufrieron una brutal represión por parte del gobierno. Exigimos agua, salud y comida para nuestras comunidades originarias y para todo nuestro pueblo.

Mientras realizamos esta jornada, en este Día Internacional de la Alimentación, desde temprano cientos de compañeras y compañeros —pero sobre todo nuestras compañeras— se levantaron pensando cómo preparar la comida en los comedores populares, para garantizar el plato de cada día a nuestros pibes y a nuestros viejos. Son ellas nuestros faros, nuestro ejemplo, nuestra luz de esperanza.

Y mientras este acto se desarrolla frente a una de las principales agroexportadoras del país, recordemos: el 32% de la tierra productiva está en manos de apenas 4.000 familias, muchas con los mismos apellidos que dominaban desde el siglo XIX. En este mismo momento, cientos de campesinos y campesinas, despojados de la tierra, viven hoy en nuestros barrios o resisten en el surco, metiendo la mano en la tierra para producir los alimentos que sostienen la vida.

Esa es la Argentina real: la de los poderosos que se la llevan en pala —como Cargill y las siete u ocho agroexportadoras que en un abrir y cerrar de ojos se embolsaron 1.500 millones de dólares— y la otra Argentina, la de la dignidad y el trabajo de nuestro pueblo.

Pero esa Argentina que lucha, que sostiene las ollas, que sale a la calle cada miércoles con los jubilados, que pelea en el Garrahan, en las universidades, en la salud pública, en los barrios y en el campo, necesita que toda esa fuerza se oriente a cambiar de raíz esta política hambreadora.

El riesgo, compañeros, es que todo nuestro esfuerzo caiga en saco roto. Que derrotemos a este gobierno en las urnas, pero que otros sectores del poder —un poco más perfumados, pero con los mismos intereses— sigan descargando la crisis sobre nuestras espaldas.

Por eso, nuestra pelea debe sostenerse sobre un programa claro y popular: No pagar la deuda externa. Repartir la tierra y sacársela a los terratenientes. Poner el centro en el trabajo y la producción. Terminar con el hambre en la Argentina.

Sobre esa base debemos construir la unidad más profunda, la que nos permita parir una patria nueva, la patria que soñaron Eva, Perón y el Che, la patria que necesitan nuestros pibes y que nuestros viejos nos enseñaron a defender hasta el último aliento.

Sigamos en la lucha. Se vienen nuevas jornadas: vamos a cortar rutas, vamos a hacer lo que haya que hacer para conquistar el salario social complementario y avanzar hacia otra política y otro gobierno, uno que garantice paz, tierra, techo y trabajo para todos los habitantes de nuestra patria.