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19 de abril de 2017

Estos pibes son el 90% pobres, con sus derechos vulnerados desde la niñez por un Estado que no se ha preocupado por su situación como sujeto de derechos y ahora, cuando los detienen los siguen abandonando.

Conflicto en el centro cerrado para jóvenes

Virrey del Pino, La Matanza, Gran Buenos Aires

 
El sábado 8, jóvenes detenidos en uno de los módulos del lugar, que estaban bajo el efecto de pastillas estimulantes, rompieron las mallas de contención del módulo e ingresaron donde se encontraban los asistentes de los pabellones, amenazándolos. 

 
El sábado 8, jóvenes detenidos en uno de los módulos del lugar, que estaban bajo el efecto de pastillas estimulantes, rompieron las mallas de contención del módulo e ingresaron donde se encontraban los asistentes de los pabellones, amenazándolos. 
Los jóvenes fueron reprimidos por el personal penitenciario encargado de la seguridad del lugar, con el resultado de varios de ellos heridos y golpeados. Esto generó una situación de extrema violencia en el interior del lugar que llevó a que los trabajadores que asisten en diferentes áreas a los jóvenes, convocaran a una asamblea y resolvieran una medida de fuerza consistente en levantar la guardia de atención y requerir la presencia inmediata de las autoridades competentes en el lugar para obtener una respuesta de por qué el abandono en que se encuentra la institución.
Esta institución para jóvenes adultos que cometieron delitos, siendo menores de 18 años, están bajo el Fuero Penal Juvenil, que depende del Organismo de Niñez y Adolescencia de la Provincia de Buenos Aires. Tiene alojados a 59 jóvenes y es la única en su género, por sus características, en la provincia y en el país. Se encuentra en la calle Mazotti 5300, km 42, Virrey del Pino, La Matanza.
Este corresponsal se acercó al lugar para conversar con la licenciada Gisela Gauna, delegada de ATE y conocer la situación creada.
 
—Contanos qué fue lo que sucedió
—Estamos viviendo una situación de violencia extrema, tuvimos un intento de motín, que fue reprimido por los integrantes del servicio penitenciario, con el resultado de jóvenes golpeados, lastimados. Hoy nos encontramos con que los pibes de uno de los pabellones estaban totalmente drogados con pastillas, rompieron las rejas e ingresaron en la zona donde están los asistentes, con violencia. Estamos trabajando en situación de riesgo, como así también los jóvenes detenidos. Hay que modificar esto con políticas e inversión para más personal y actividades para los jóvenes. 
Por lo tanto los trabajadores que hacemos la asistencia en distintas tareas, reunidos en asamblea hemos decidido no tomar la guardia hasta que se presenten las autoridades de Niñez de las cuales depende este lugar, para darnos una respuesta sobre cuáles son las intenciones reales que tienen sobre este centro que, por lo que parece, lo quieren transformar en una cárcel de adultos y sacarlo de la órbita de la responsabilidad de la niñez y adolescencia. 
Creemos que, en estas condiciones, no podemos garantizar los derechos básicos de los jóvenes, hay mucha violencia interna y también los trabajadores estamos expuestos constantemente, hay compañeros que han sido golpeados.
 
—¿Qué entienden ustedes que deben hacer las autoridades responsables para modificar esta situación?
—Queremos que las autoridades de Niñez y Adolescencia se hagan responsables, destinando recursos para crear talleres, actividades cotidianas, que no estén 18 horas sin hacer nada y en un marco de hacinamiento, con comida insuficiente, donde también pasan frío. Además pedimos más personal para atender las distintas necesidades que requiere este tipo de población juvenil.
Esto se ha convertido en un depósito de jóvenes, sin ninguna planificación en cómo va a ser su estadía en el lugar. Estos pibes son el 90% pobre, con sus derechos vulnerados desde la niñez por un Estado que no se ha preocupado por su situación como sujeto de derechos y ahora, cuando los detienen los siguen abandonando. Nosotros no queremos que de ningún modo esto se transforme en una cárcel, los trabajadores que cumplimos tareas aquí no somos penitenciarios. A las autoridades solo les preocupa que esto se mantenga en secreto ya que nos han advertido sobre no difundirlo en las redes sociales o llamar a los medios, etc.
 
Reunión a la madrugada.
El domingo 9 a la 1.30 hs. el personal tuvo una reunión con el director Provincial de Institutos Penales, Carlos Nosenzo, que visitó el lugar debido a que hubo una denuncia penal y la Justicia resolvió que el organismo debía intervenir inmediatamente en el conflicto. Después de recorrer las instalaciones, por presión de los trabajadores se avino a una reunión y escuchar sus demandas. Prometió que el lunes se iba a reunir con Pilar Molina, la directora Ejecutiva de Niñez y Adolescencia, para trasladar esas demandas inmediatas que son: rever la población detenida que supera las posibilidades del personal existente y el traslado de algunos jóvenes con los cuales no pueden trabajar. 
Frente al requerimiento por parte de los trabajadores sobre el futuro de la institución, el funcionario les informó que el lugar va ser destinado al servicio penitenciario provincial, no en lo inmediato, ya que los jóvenes están bajo la tutela del Juzgado de Responsabilidad Juvenil que debe expedirse. Si la Justicia da el visto bueno, el lugar se transformaría en una cárcel común. El director también les pidió a los trabajadores que levantaran la medida de fuerza y tomar la guardia, lo que fue rechazado por ellos, respondiendo que en esas condiciones no estaban dispuestos a trabajar y que esperaban respuestas sobre sus reclamos.