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29 de marzo de 2022

Conflicto mundial entre los imperialismos

Análisis de las disputas imperialistas por el dominio mundial en las zonas del Indo-Pacífico y el Ártico, la contaminación ambiental, las rutas comerciales mundiales y la situación estratégica de Ucrania.

 

El conflicto mundial tiene como protagonistas a varios imperialismos europeos, asiáticos y americanos, entre ellos tres principales. La nación rusa como principal imperialismo europeo asiático, la nación china buscando hegemonizar el continente asiático y el gigante americano EE.UU., en cierto retroceso. Estas tres potencias mundiales están en conflictos por el dominio mundial, social, cultural, económico y militar, aunque la disputa de China con EE.UU. sobresale y se ha desplazado del centro del Atlántico al Indo-Pacífico y, como analizaremos, al Ártico. Para entender esta disputa debemos remontarnos a sus inicios en la década de 1940 que fue la Segunda Guerra Mundial y la derrota del nazismo en el mundo en 1945. Comenzando 1947 una ardua guerra silenciosa entre dos imperialismos ya nombrados que es conocida como la Guerra Fría pos derrota de la Alemania nazi, por un lado la Unión Soviética de la cual Rusia formaba parte (convertida en social imperialismo posteriormente) y por el otro EE.UU. (occidental-capitalista) poniendo como puntos de disputa el dominio de varios países del este Europeo, Asia, África y el territorio sudamericano, por ejemplo: Guerra de Corea (1950-1953), Revolución húngara de 1956, Crisis de los misiles en Cuba de 1962, Guerra de los Seis Días de 1967, Llegada del hombre a la Luna en 1969, Guerra de Vietnam (1955-1975), Guerra afgano-soviética (1978-1992), Accidente de Chernóbil en 1986, Caída del Muro de Berlín en 1989 e intento de golpe de Estado en la URSS en 1991.

Pero la pregunta de estos tiempos de saber si realmente esta guerra fría concluyó en 1989 y del supuesto comienzo de la tercera guerra mundial con la invasión de Rusia a Ucrania, por la adhesión de este mismo hacia la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), nos lleva a pensar si realmente el conflicto mundial entre imperialismos dejó de existir en el siglo XX o aun en estos tiempos contemporáneos en los que vivimos lo seguimos sufriendo los países oprimidos como Argentina. Por eso debemos hablar de dos temas primordiales, el primero es de una zona poco habitada y específica del mundo, el océano Ártico, y el segundo la contaminación ambiental. Pero antes de desarrollar estos temas podríamos hablar de la disputa entre China y EEUU que hoy está sobresaliendo en muchas partes del mundo y se está llevando a cabo en la zona del INDO -PACIFICO.

 

Mapa mundial. Países considerados mayores potencias mundiales y sus territorios como nación.

 

La disputa en el Indo-Pacífico

Lo que debemos saber sobre la disputa en el Indo-Pacífico es que el tablero de la geopolítica mundial se está reordenando rápidamente, adaptándose al efecto dominó que ha producido la salida de las tropas estadounidenses de Afganistán. Buscando recuperar el control del centro del tablero, la apertura de Estados Unidos hacia el Indo-Pacífico marca una nueva etapa en la que EEUU está recalibrando sus prioridades para afrontar un escenario en el que China ha ido adquiriendo un importante protagonismo en la región como centro comercial, ha reforzado su huella militar y se ha convertido en rival tecnológico a nivel mundial.
Este movimiento de EEUU ha elevado el rol de otras piezas del tablero. Bajo la era Biden, unos renuevan imagen, como el foro de Diálogo de Seguridad Cuadrilateral, más conocido como Quad, del que forman parte EEUU, Japón, Australia e India, mientras otros son de nueva creación, como la asociación de seguridad trilateral Aukus. El nuevo club formado por Estados Unidos, Reino Unido y Australia está diseñado para dotarlo de una flota de submarinos de propulsión nuclear con la que EEUU aspira a reformular la estrategia en el Indo-Pacífico y contrarrestar la creciente influencia china en la región.

Como aliado común de las alianzas Aukus y Quad, Australia figura como la pieza más dinámica en el movimiento que aleja del centro del tablero geopolítico a Asia Central para situar en su lugar al Indo-Pacífico. Como máximo productor de litio, esencial en la transición energética y en la fabricación de baterías de coches eléctricos, Australia puede reforzar su alianza con Estados Unidos garantizando el suministro de uno de los metales claves en la era digital al controlar casi la mitad de la producción mundial. Esta táctica le permitiría contrarrestar la posición privilegiada que representa para China poder acceder a las amplias reservas de minerales y metales de Afganistán, valoradas en más de un billón de dólares.

En este nuevo escenario, donde Aukus representa el intento por equilibrar el poder en el Indo-Pacífico, otras potencias aliadas de Estados Unidos aspiran a recibir el mismo trato que Australia, buscando elevar también su perfil en la región. La coalición de EEUU y Reino Unido supone transferir a Australia tecnología sensible que incluye los últimos adelantos en capacidad de computación cuántica, ciberseguridad e inteligencia artificial, en los que pueden estar interesados Japón y Corea del Sur para afrontar una nueva etapa militar mucho más activa y compleja en el Mar del Sur de China tras la creación de Aukus. Aunque la coalición cumple las obligaciones del Tratado de no Proliferación Nuclear, si más países comparten capacidades tecnológicas similares a las que se utilizan para las armas nucleares se podría acelerar una carrera armamentística en uno de los puntos del planeta donde la elevada intensidad de las rivalidades territoriales ya mantiene la región altamente tensionada.

La audaz jugada geopolítica que ha supuesto el resurgir del Quad y la creación del nuevo foro Aukus también ha tenido como efecto la revitalización de la coalición comercial del Acuerdo Integral y Progresivo de Asociación Transpacífica (CPTPP, por sus siglas en inglés), heredero del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés) tras la salida estadounidense bajo la Administración Trump. El movimiento de China de solicitar unirse al TPP-11, como también se conoce al grupo de 11 países socios, se produce un día después del anuncio del nuevo pacto militar Aukus creado para contener a China, y tras casi un año desde que ésta anunciara su interés por unirse al pacto comercial en noviembre de 2020. Con EEUU fuera del club que lideró para contrarrestar la influencia de China, la solicitud de adhesión del gigante asiático pretende adelantarse a su eventual regreso bajo la nueva estrategia de la Administración Biden de estar más presente en los asuntos de Asia Pacífico.

Aunque la admisión requiere unanimidad y la adaptación de China a los altos estándares perseguidos por EEUU para el TPP-11, la confirmación de su incorporación supondría un golpe de efecto de la planificada diplomacia china, que aspira a ampliar su influencia entre los países miembros que constituyeron el acuerdo precisamente con la intención de aislarla y que, en conjunto, representan el 13,4% del PIB mundial. El requisito de unanimidad requerido para la aceptación de membresía va a posicionar a los socios en dos bloques, reproduciendo los desequilibrios en la balanza de poder geopolítico entre aquellos países antagónicos con las aspiraciones chinas de ejercer mayor poder en la región y los que buscan beneficios económicos. La solicitud ya cuenta con la oposición de Australia, que tiene conflictos activos sobre sus exportaciones con la potencia asiática, mientras la reciente relajación de tensiones con Canadá puede favorecer el proceso de adhesión.

En esta jugada de geoestrategia para consolidar su liderazgo en la región, Estados Unidos ha iniciado la apertura hacia el Indo-Pacífico empleando su fortaleza militar y su avanzada capacidad armamentística; pero la falta de definición de una estrategia global a la que puedan sumarse otros países de fuera del área puede provocar que se mantuviera el equilibrio en la zona. Mientras emerge una visión de mayor alcance estratégico que tenga en perspectiva la sistemática modernización de la industria militar china incorporando las nuevas tecnologías, la baza diplomática de Pekín se ha basado en reforzar los vínculos con los socios del TPP-11. Aceptando la membresía de China, aquéllos se beneficiarían de su poder comercial, de la creciente participación del gigante asiático en las cadenas globales de valor y del potencial como líder tecnológico en la era digital y en la transición energética. Para países como Canadá, México, Chile y Perú supondría establecer unos vínculos que el resto de socios ya comparten a través de la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés), el mayor acuerdo de libre comercio del mundo firmado por China y otros 14 países del Indo-Pacífico a finales del año pasado y que agrupa el 30% del PIB mundial.

Por extensión, un mayor vínculo con China les daría acceso a otras iniciativas lideradas por el gigante asiático, como los proyectos de inversión a través de la Nueva Ruta de la Seda, del que ya son parte Chile y Perú, y la financiación que proporciona el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura.

Más allá de las siglas de alianzas y coaliciones, el equilibrio de poder en el Indo-Pacífico debe conjugar las ambiciones económicas, comerciales y de seguridad de los países que lo conforman, y acomodar los avances de la industria militar de China, así como el rol de rival tecnológico de Estados Unidos. El golpe de efecto dado por China adelantándose a solicitar su adhesión al TPP-11 antes que Estados Unidos obliga a los países miembros a posicionarse; y, aunque no llegara a materializarse, China estaría un paso por delante de EEUU en el centro de la integración económica regional, mientras EEUU permanece por voluntad propia fuera del nuevo orden económico en ciernes.
Una vez abordado el tema en el Indo-Pacífico y cómo EEUU está tratando de neutralizar a China mediante acuerdos como la habilitación de submarinos nucleares a Australia y ayudando tecnológicamente a India para contrarrestar su influencia geopolítica debemos analizar en profundidad qué es lo que está sucediendo en el resto del mapa. Hoy hay una nueva lucha territorial, más específicamente en el Océano Ártico.

 

La disputa en el Ártico

La nueva guerra fría se está librando en el norte del globo terráqueo, lejos de nuestras miradas. Los países que dominan la zona norte y que quieren “repartirse el pastel” son EEUU, Rusia, Canadá, Noruega y Dinamarca, los llamados “Arctic 5”. Estos países reclaman partes de esa zona bajo la excusa de derechos históricos o cercanía territorial, pero dejan al margen a algunos de sus vecinos. Tres países más tienen parte de su territorio en el Ártico, pero están fuera de esa lucha por el control de la zona: Finlandia, Islandia y Suecia, aunque parte de ese territorio es considerado subártico.

En esta zona las normas no están nada claras, al contrario que en la Antártida, que cuenta con un tratado internacional que la protege de actividades económicas y militares. La Convención de Naciones Unidas del Derecho del Mar de 1982 abrió la posibilidad de que los países ribereños del Ártico pudiesen reclamar una zona económica más allá de las 200 millas náuticas (370 kilómetros) de sus aguas territoriales. Pero el conflicto aún no está resuelto.

La supervisión de la zona la lleva a cabo desde 1996 el Consejo Ártico, un foro intergubernamental que discute asuntos de los gobiernos de los países árticos y de sus pueblos indígenas recogido en la Declaración de Ottawa. A pesar del tratado, los países han ido tomando posiciones con más o menos éxito y con más o menos alarde nacional.

Ahora los barcos que navegan por la zona no buscan nuevas especies o calcular el nivel de oxígeno del agua, ahora estos barcos buscan límites territoriales y recursos naturales. Canadá, por ejemplo, ha actuado de forma directa para asegurarse la soberanía de esta zona olvidada durante años. De hecho, lleva años patrullando el Ártico con soldados y vigilándolo por satélite.

Rusia tampoco tardó en tomar posiciones. En agosto de 2007, para demostrar que el Ártico es una extensión de la cordillera Lomonósov y Mendeléev y que, por lo tanto, le pertenecía, una expedición dirigida por Artur Chilingarov colocó una bandera rusa en el fondo marino. Este hecho, que parece simbólico, como la bandera americana colocada por Amstrong en la Luna, pretende reclamar 1,2 millones de kilómetros cuadrados del Ártico.

Dinamarca, que cuenta con Groenlandia en el Círculo Polar Ártico, ha realizado ya misiones geológicas en la zona para recopilar datos que demuestren que también tiene derecho a un pedazo del pastel. Estados Unidos, por su parte, también tiene en su poder un mapa del fondo ártico.

¿Por qué es tan interesante hoy en día un pedazo de hielo? Parece que la respuesta a la soberanía de la zona está en el fondo marino, al igual que la riqueza que esconde.

 

Las riquezas que esconde el Ártico

El Ártico, una gran zona de la Tierra poco explorada, podría contener grandes cantidades de hidrocarburos, pero también oro, diamantes y otros recursos naturales. El nuevo oro no es blanco, está oculto por esas capas cada vez más finas de hielo, pero tiene otro color. El nuevo oro es el petróleo que existe en el suelo Ártico. El beneficio para el país que se instale en la zona es claro.

En la actualidad, diversos países trabajan para explotar los recursos del Círculo Polar Ártico. En Canadá, Alaska y Siberia hay centenares de campos de extracción de petróleo, aunque todos ellos están en tierra firme. El Ártico esconde todavía cerca de 90.000 millones de barriles de petróleo, 47 billones de metros cúbicos de gas y cerca de 44.000 millones de barriles de derivados líquidos de gas. La suma de estas cifras equivale al 22% de los recursos que aún no han sido descubiertos. Con esto es más fácil comprender por qué los países imperialistas como Rusia y EEUU tienen tanto interés en ganar terreno en el mar Ártico.

 

La contaminación ambiental

Por otro lado, tenemos que tener en cuenta la contaminación ambiental en ese lado del planeta. Un cambio en la emisión de radiación solar, en la composición de la atmósfera, en la disposición de los continentes, en las corrientes marinas o en la órbita de la Tierra puede modificar la distribución de energía y el equilibrio térmico, alterando así profundamente el clima cuando se trata de procesos de larga duración.

El impacto ambiental, es la alteración o modificación que causa una acción humana sobre el medio ambiente. Debido a que todas las acciones del hombre repercuten de alguna manera sobre el medio ambiente, un impacto ambiental se diferencia de un simple efecto en el medio ambiente mediante una valoración que permita determinar si la acción efectuada (por ejemplo, un proyecto de industrialización) es capaz de cambiar la calidad ambiental y así justificar la denominación de impacto ambiental.

Pero también podríamos hablar sobre el Pacto Climático de Glasgow que supone un progreso gradual y no el avance decisivo necesario para frenar los peores impactos del cambio climático. El Gobierno del Reino Unido, como anfitrión y por tanto presidente de la COP26, quería “mantener vivos los 1,5 °C”, el objetivo más fuerte del Acuerdo de París. Pero, en el mejor de los casos, podemos decir que el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 °C sobrevive con respiración asistida: tiene pulso, pero está casi muerto.

El Acuerdo de París dice que las temperaturas deben limitarse a “muy por debajo” de 2 °C sobre los niveles preindustriales, y que los países deben “seguir esforzándose” para limitar el calentamiento a 1,5 °C. Antes de la COP26, el mundo estaba en camino de alcanzar los 2,7°C de calentamiento, basándose en los compromisos de los países, y en la expectativa de los cambios en la tecnología. Los anuncios realizados en la COP26, incluidos los nuevos compromisos de reducción de emisiones en esta década por parte de algunos países clave, han reducido esta cifra a una estimación óptima de 2,4 °C.

Más países han anunciado objetivos netos a largo plazo. Uno de los más importantes ha sido el compromiso de India de alcanzar las emisiones netas cero en 2070. Este país aseguró que empezaría rápidamente con una expansión masiva de la energía renovable en los próximos diez años para que represente el 50 % de su uso total, reduciendo sus emisiones en 2030 en 1.000 millones de toneladas (de un total actual de unos 2.500 millones).

Nigeria, un país en rápido crecimiento, también se comprometió a tener cero emisiones netas en 2060. Los países que representan el 90 % del PIB mundial se han comprometido a alcanzar el objetivo de cero emisiones para mediados de este siglo.

Un calentamiento mundial de 2,4 °C sigue estando claramente muy lejos de 1,5 °C. Lo que queda por resolver es la brecha en las emisiones a corto plazo. Parece que las emisiones globales se estabilizarán en esta década en lugar de mostrar las drásticas reducciones necesarias para estar en la trayectoria de 1,5 °C que pide el pacto. Hay un abismo entre los objetivos de cero emisiones a largo plazo y los planes de reducción de emisiones de esta década.

 

La puerta queda entreabierta para nuevos recortes en un futuro próximo

El texto final del Pacto de Glasgow señala que los actuales planes climáticos nacionales, las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC), están lejos de lo necesario para alcanzar 1,5 °C. También pide que los países vuelvan el año que viene con nuevos planes actualizados.

Según el Acuerdo de París, se necesitan nuevos planes climáticos cada 5 años. Por eso Glasgow, 5 años después de París (con retraso debido a la COVID-19), era una reunión tan importante. Aplazar los nuevos planes climáticos al año que viene, en lugar de esperar otros 5 años, puede mantener los 1,5 °C con vida durante otros 12 meses, y da a los activistas otro año para cambiar la política climática de los Gobiernos. También abre la puerta a solicitar nuevas actualizaciones de las NDC a partir de 2022 para ayudar a aumentar la ambición en esta década.

El Pacto por el Clima de Glasgow también establece que el uso del carbón debe reducirse progresivamente, al igual que las subvenciones a los combustibles fósiles. La redacción es más débil que la de las propuestas iniciales, ya que el texto final sólo pide una “reducción progresiva” y no una “eliminación” del carbón, debido a una intervención de última hora de la India, y de las subvenciones “ineficientes”. Pero esta es la primera vez que se mencionan los combustibles fósiles en una declaración de las conversaciones sobre el clima de la ONU.

En el pasado, Arabia Saudí y otros países eliminaron este tema. Se trata de un cambio importante, ya que por fin se reconoce que es necesario reducir rápidamente el uso del carbón y otros combustibles fósiles para hacer frente a la emergencia climática. Por fin se ha roto el tabú de hablar del fin de los combustibles fósiles.

 

Los países ricos siguen ignorando su responsabilidad histórica

Los países oprimidos han pedido financiación para pagar las “pérdidas y daños”, como los costos de los impactos de los ciclones y la subida del nivel del mar. Los pequeños estados insulares y los países vulnerables al clima afirman que las emisiones históricas de los principales contaminadores han provocado estos impactos y que, por tanto, la financiación es necesaria.

Los países imperialistas, liderados por EEUU y la UE, se han resistido a asumir cualquier responsabilidad por estas pérdidas y daños, y han vetado la creación de un nuevo fondo de pérdidas y daños, una forma de apoyar a las naciones vulnerables, a pesar de que la mayoría de los países lo reclaman.

Está claro que los países poderosos se están moviendo con demasiada lentitud y que han tomado la decisión política de no apoyar un cambio radical tanto en las emisiones de gases de efecto invernadero como en la financiación para ayudar a los países de bajos ingresos a adaptarse al cambio climático y dejar atrás la era de los combustibles fósiles.

Pero su población y, en particular, los defensores del clima, les están presionando mucho. De hecho, en Glasgow se han producido enormes protestas, tanto en la marcha de los jóvenes de Fridays for Future como en el Día de Acción Global, que han superado ampliamente las cifras previstas.

Esto significa que los próximos pasos de los activistas y del movimiento climático son importantes. En el Reino Unido se tratará de impedir que el Gobierno conceda una licencia para explotar el nuevo yacimiento petrolífero de Cambo frente a la costa norte de Escocia.

Se espera que haya más acciones enfocadas a la financiación de proyectos de combustibles fósiles, ya que los activistas quieren reducir las emisiones privando a la industria de capital. Sin estos movimientos que presionan a los países y a las empresas, incluso en la COP27 de Egipto, no frenaremos el cambio climático ni protegeremos nuestro planeta. Esto nos da a pensar que quizás la contaminación ambiental en su mayor parte del Ártico fue creada con un propósito económico imperialista.

¿Por qué damos por sentado que fue creado con ese propósito y quién sería el responsable de tal pensamiento que perjudicaría al cambio climático en el mundo? Y sobre todo ¿qué tiene que ver el conflicto de Ucrania con Rusia en el este de Europa?

Una vez esclarecido los temas principales en el océano Ártico y quiénes están interviniendo para poder extraer los minerales y tener el control total de ese territorio marítimo debemos investigar y analizar las rutas del comercio mundial. Este es el segundo tema más importante que acude al conflicto imperialista en el mundo.

 

Las rutas del comercio mundial

En 1846 el Erebus y el Terror, los dos navíos comandados por el británico John Franklin, quedaron atrapados en el hielo del Ártico buscando el paso del Noroeste, la vía marítima que uniría el Atlántico con el Pacífico por el norte de Canadá. Franklin y sus 128 tripulantes perecieron, y no fue hasta 1906 cuando el noruego Roald Amundsen logró por fin culminar una travesía que nunca fue accesible al tráfico marítimo regular. Hoy, la reducción cada vez más acusada de la masa de hielo polar debida al cambio climático está abriendo posibles rutas alternativas para el comercio global, algo que cobró especial importancia con el accidente que bloqueó el canal de Suez en marzo de 2021. Sin embargo, los estudios de expertos advierten que los riesgos de explotar el Ártico pueden ser inasumibles, tanto en lo geopolítico como en lo ambiental.

En febrero de 2021 un gran carguero comercial completaba por primera vez la llamada ruta marítima del norte (Northern Sea Route, NSR) en pleno invierno. Se trataba del buque gasero ruso Christophe de Margerie, que navegaba desde China a un puerto de Siberia a lo largo de la NSR, el segmento ruso dentro del paso del Noreste que une el estrecho de Bering con Noruega. Anteriormente, en el verano de 2018, la compañía danesa Maersk había enviado por primera vez un carguero de contenedores a través de la NSR. Rusia está vivamente interesada en desarrollar esta ruta, ya que cae bajo su control y acorta considerablemente la travesía entre Asia y Europa en comparación con la vía actual por el canal de Suez. También China anunció su propósito de abrir una “ruta polar de la seda” por el Ártico.

El crecimiento de este tráfico marítimo es hoy ya una realidad: en 2020 circularon por la NSR  32,97 millones de toneladas de cargamento, 1,5 millones más que el año anterior, y el Kremlin se propone aumentar esta cifra a 80 millones en 2024 y a 130 millones en 2035. Actualmente estas rutas solo son accesibles durante un corto periodo al final del verano. Pero en su viaje invernal el Christophe de Margerie solo encontró hielo formado durante el año, no acumulado a lo largo de varios. También el Ártico canadiense está sometido a una presión creciente: “El tráfico de barcos se ha doblado o triplicado en el Ártico canadiense en las tres últimas décadas, y algunas áreas han visto un aumento grande y continuado en la última década”, señala a OpenMind William Halliday, científico especializado en conservación ártica de la Wildlife Conservation Society Canada y la Universidad de Victoria. Según Halliday, el paso del Noroeste aún no se utiliza al mismo nivel que la NSR, pero el crecimiento es intenso.

Las compañías y los gobiernos han expresado su intención de desarrollar las rutas árticas para su uso en cualquier estación del año, usando buques como los rompe hielos que son aptos a la navegación a través de espesores moderados de hielo. Y estos deseos los facilita el progresivo declive de la masa helada, a causa del cambio climático: en septiembre es el mes cuando más se reduce cada año, en 2019 se registró el mínimo histórico en la cobertura de hielo del Ártico, con 3,41 millones de km2, un 18% más bajo que en 2007, el récord anterior, y casi la mitad que la media de 1979-2000. En septiembre de 2020 se alcanzó la segunda marca más baja de la historia. Los datos indican que el Ártico se está calentando a un ritmo que dobla el del resto del planeta, debido a que el derretimiento del hielo expone superficies oscuras que absorben más radiación solar.

Pero además de la oposición a la apertura de estas posibles nuevas rutas por parte de quienes tienen más intereses en las tradicionales, no se trata solo de una pugna por las vías marítimas comerciales. Todo ello está impulsando una NUEVA FIEBRE DEL ORO entre las naciones del norte que compiten por echar mano a esos valiosos recursos. Los analistas hablan ya de una “guerra fría del Ártico” que está promoviendo la escalada militar en la región y aumentando las tensiones internacionales.

Si una gran parte del tráfico actual del canal de Suez se desviara a través del Ártico, un impacto evidente sería el aumento de las emisiones en la región polar, lo que podría intensificar el derretimiento del hielo, pero curiosamente y debido a la alteración de las circulaciones climáticas, este efecto podría notarse en regiones distantes a las propias rutas, como por ejemplo el mar de Groenlandia en el caso de la NSR. Expertos señalan que hay otra amenaza obvia: “Un aumento en el riesgo de vertidos de petróleo, que probablemente serían mucho más difíciles de limpiar en el Ártico debido a la distancia que los equipos de limpieza deberían recorrer hasta el lugar del vertido”.

Pero fuera de las investigaciones de los expertos a cargo del cambio climático y cómo afectarían al Ártico las rutas comerciales, China aparece siendo el sexto país involucrado entre los “Artic 5” en el conflicto sobre el Ártico apoyando con financiamientos económicos a Rusia para poder tener el control del océano Ártico y de esa manera tener el paso libre sobre el estrecho de Bering para crear la Ruta de la Seda Polar con el ideal de poder llevar su industrialización a la mayor parte del planeta y asentarse con rutas únicas internacionales uniendo los océanos Pacífico, Atlántico, Índico y Ártico. El gigante asiático ha centrado como punto América Latina para poder impulsar sus mercaderías y explotar los recursos naturales que existen en los países latinoamericanos con el fin de tener el monopolio total de las rutas comerciales mundial y convertirse en máxima potencia imperialista en 2027.

 

La Nueva Ruta de la Seda

La Nueva Ruta de la Seda, emblema del gobierno de Xi Jinping, tiene en realidad otro nombre oficial: Yīdài yīlù (Una franja, una ruta), consiste en una ola de fondos chinos para grandes proyectos de infraestructura en todo el mundo.

Al igual que la antigua ruta comercial marítima, la Nueva Ruta de la Seda tiene como objetivo vincular a China con Europa, Medio Oriente, África y ahora también América Latina.

Xi lanzó la iniciativa en 2013, y desde entonces se han sumado más de un centenar de países.

Al comienzo, América Latina quedó fuera del mapa oficial de la iniciativa, pero en los últimos meses varios países de la región se han sumado a la misma mediante memorandos de entendimiento.

Panamá fue el primer país latinoamericano que se incorporó dando por sentado el paso libre para la nueva ruta por el canal de Panamá, y después se han ido sumando Uruguay, Argentina, Ecuador, Venezuela, Chile, Bolivia, Costa Rica, Cuba y Perú.

 En algunos casos, dichos memorandos ya se están traduciendo en proyectos e infraestructuras concretas.

En Ecuador, la reconstrucción del aeropuerto internacional «Eloy Alfaro», en la ciudad de Manta -que se vio afectado por el terremoto de magnitud 7,8 en abril de 2016- se está llevando a cabo con capital chino.

Ecuador recibió un crédito por U$S20,7 millones de un banco chino, y un aporte del Estado ecuatoriano de US$4,5 millones, según la agencia china Xinhua.

Un consorcio chino también construye dos puentes en las localidades de Canuto y Pimpiguasí, todas ellas en la provincia de Manabí, en el occidente del país.

En Panamá también está proyectada una obra en el marco de la misma: una línea de tren que conecte a la capital del país con la ciudad occidental de David, a un costo inicial estimado de US$5.500 millones.

Argentina recibió financiamiento chino desde 2018 sin estar incluida. Ahora, recibirá inversiones chinas por U$S23.700 millones.

No obstante, hay que destacar que aún sin la Ruta de la Seda, China lleva más de una década siendo un actor protagonista en las inversiones en América Latina, donde sus bancos de desarrollo prestaron U$S150.000 millones en los últimos 12 años.

China se ha convertido en el mayor socio comercial de Perú, y el comercio entre ambos alcanzó la cifra récord de U$S23.000 millones en 2018.

«China se ha consolidado como el principal socio comercial del Perú y estamos seguros de que las relaciones entre ambos países se profundizarán aún más gracias a las iniciativas de cooperación que puedan desarrollarse en el marco de la Ruta de la Seda», dijo el ministro de Comercio Exterior y Turismo de Perú, Edgar Vásquez.

Chile, que al igual que Perú es un aliado cercano a Estados Unidos, anunció en noviembre que se uniría a la iniciativa.

Es que, para Chile, China también es su principal socio comercial. En 2018, las exportaciones e importaciones a China sumaron U$S42.791 millones, según cifras oficiales.

El expresidente chileno, Sebastián Piñera, fue  uno de los 37 jefes de Estado -único latinoamericano- y de gobierno que asistió en Pekín al II Foro de la Ruta de la Seda, inaugurado por el presidente Xi.

«Queremos transformar a Chile en un verdadero centro de negocios para las empresas chinas, para que ustedes puedan, desde Chile, llegar también a toda América Latina», dijo Piñera desde China.

Está más que claro que China quiere tomar el dominio del comercio sudamericano a través de acuerdos y memorandos con los países latinoamericanos tomando el control de los canales principales que unen el océano Pacífico del océano Atlántico, uno es el canal de Panamá, creándole un endeudamiento al país con bancos chinos a base de préstamos, e impulsado la instalación de puertos y demás infraestructuras que permitan el mejor desarrollo para la exportación e importación de sus productos en el mismo. Y tuvo por otro lado el apoyo del expresidente chileno Sebastián Piñera para poder explotar los recursos naturales marítimos como, por ejemplo, la pesca al sur del suelo latinoamericano y creando así una ruta única de comercio en Sudamérica que comenzaría en los puertos chinos atravesando el océano Pacífico hasta llegar a su principal centro de comercio en Perú y  derivar por Chile sobre el estrecho de Magallanes, costeando por el océano Atlántico en aguas internacionales a la Argentina, Uruguay, Brasil, Venezuela y Colombia para  terminar y retomar su curso nuevamente a tierras asiáticas por el canal de Panamá.

De esta manera China aumenta su influencia geopolítica y estratégica,  endeudando a los países receptores con falsas ayudas económicas que lo único que hacen es favorecer a China y que los países dependientes y con deudas fraudulentas e impagables como la del FMI en Argentina caigan en la tentación de promesas de un impulso económico con la Ruta de la Seda y una vez entrando en ese juego tengan que ceder partes y minerales específicos del país como forma de pago, como en este caso el litio en varias provincias de nuestro país (una de las nuevas energías del futuro que es utilizado por los imperialismos para crear no solo tecnología habitual como celulares, computadoras,  etc. También están en plena creación de baterías para exoesqueletos militares, con el propósito de “pruebas tecnológicas”, hasta el momento China tienen fabricado 2 millones de exoesqueletos militares). También la instalación de una base militar en Neuquén, y el petróleo como en Vaca Muerta.

A su vez, por otro lado, su eje central siempre fue el comercio euroasiático y tiene pensado una vía terrestre que una China con Pakistán, Afganistán, Turquía, Rusia, Kazajistán, Turkmenistán, Kirguistán, Uzbekistán, Tayikistán y comience en Ucrania para toda Europa mediante los Balcanes hasta llegar a París. Algo para lo que China usó las instalaciones ferroviarias existentes, a la que vez que invirtió en la construcción de nuevas, ya que Europa depende muchísimo de los productos básicos por la alta demanda del comercio que genera a bajo costo el gigante asiático. De esta manera podría acortar la ruta marítima de Suez y creando una terrestre que pueda impulsar su comercio por Asia y Europa. Así podría unirse a la ruta de la seda polar que ya está fabricando fuera de nuestras miradas en común acuerdo con Rusia en el océano Ártico como anteriormente lo contamos. Esto crearía el impulso del peso monetario de yuanes y el de rublos como monedas principales del mundo perdiendo fuerza el dólar y el euro quedando como terceras monedas más fuerte del planeta.

MAPA EURO-ASIATICO CON LAS FUTURAS RUTAS DE LA SEDA QUE ESTA TRABAJANDO CHINA
Ruta Roja: iniciativa de la ruta de la Seda polar ártica que inicia en los puertos de Dalian (China) rodeando todo el norte de Rusia hasta el cruce en el estrecho de Bering para terminar en los puertos de Rotterdam (Países Bajos).
Ruta Celeste: iniciativa ruta terrestre ferroviaria del proyecto Ruta de la Seda que comenzaría en Beijing y atravesaría Asia y Europa hasta llegar a Rotterdam (Países Bajos), Venecia (Italia) y París (Francia).
Ruta Azul: iniciativa de la ruta marítima de la seda por el Indo-Pacifico hasta llegar al canal de Suez que conectaría los puertos de Fuzhou (China) con los puertos de Venecia (Italia).

 

El conflicto entre Rusia y Ucrania

La situación estratégica de Ucrania. Es importante por dos motivos, el primero es que el país es clave para el abastecimiento energético a la Unión Europea, puesto que por su territorio pasan unos gaseoductos muy importantes que transportan gas ruso hacia Europa que no es poco, el 85% del gas que exporta Rusia va dirigido a Europa y para Europa esta exportación es vitable, ya que 37% de ese gas es el que exporta Europa hacia el resto del mundo. Aparte Ucrania por el traspaso de gas cobra un impuesto equivalente al 3.8% del PIB de Ucrania que es bastante elevado.

Debido a la alta tarifa cobrada por Ucrania hacia Rusia por el transporte del gas, el costo y la dependencia de los gasoductos de Ucrania llevó a GAZPROM, el gigante de gas ruso, a construir un nuevo gaseoducto, el famoso Nord Stream 2 Router que conecta Rusia con Alemania por el mar Báltico sin necesidad de pasar por Ucrania ni ningún país intermediario, hasta el momento no se ha podido concluir.

Debido a esta situación y casi como previendo fuertes sanciones económicas por parte de quienes impulsan a la invasión de Rusia a Ucrania, el país más extenso del mundo viene negociando con su principal aliado económico China con el cual tiene firmado un tratado por 30 años por compra de gas y petróleo. Los dos países se han fijado el objetivo de impulsar el comercio a US$250 mil millones por año para el 2025.

La segunda razón geográfica, junto al transporte de gas, es la cercanía de Ucrania a Rusia. La gran demanda de Rusia hacia la OTAN para tener la escalada del conflicto, es que la OTAN prometa que jamás dejará entrar ni a Ucrania ni a Georgia en la organización, a lo que la OTAN respondió que cualquier país que cumpla con los requisitos necesarios puede formar parte.

Para entender esto debemos saber que Rusia y la OTAN son enemigos íntimos desde la fundación de la OTAN que fue creada con la intención de defender a Europa de un posible ataque de la Unión Soviética. Y el pacto de VARSOVIA como contra partida de un posible ataque de los países de la OTAN. Cuando la Unión Soviética colapsó, la OTAN cambió sus objetivos y puso como enemigos riesgosos a Rusia y China. Por eso la disputa entre ambos empieza en la influencia política rusa y de la OTAN hacia este país y la segunda más importante es que por la zona en la que está ubicada Ucrania permitiría a la OTAN poder instalar una base de misiles nucleares que alcancen las principales ciudades rusas entre ellas Moscú, sin que Rusia tenga capacidad de respuesta inmediata, ya que los misiles llegarían en pocos minutos, Ucrania conociendo estos factores y la influencia política de la OTAN en la mayor parte del país hace que Ucrania y sus decisiones políticas y militares contra el avance ruso dependan totalmente de la ayuda de la OTAN para su intervención.

Además, que el país europeo está entre los primeros puestos mundiales en reserva de minerales como el uranio, titanio, magnesio, hierro, gas, etc., y no solo eso, es el primer exportador de girasol y aceite de girasol, aparte está en el top mundial en: exportaciones de maíz, huevos de gallinas, trigo, queso, y demás productos agrícolas que con las reservas que tiene podría satisfacer las necesidades alimentarias de 600 millones de personas, esto equivaldría a la mitad de la población de la India. No solo es el país más importante de Europa a nivel reservas y agricultura, también su industrialización es una de las mejores del mundo.

1º en Europa en la producción de amoníaco. Es el cuarto sistema de gasoductos de gas natural más grande de Europa en el mundo (142,5 mil millones de metros cúbicos de capacidad de producción de gas en la UE), 3° más grande de Europa y 8° más grande del mundo en términos de capacidad instalada de centrales nucleares; 3º de Europa y 11º del mundo en longitud de la red ferroviaria (21.700 km); 3º en el mundo (después de EE UU y Francia) en la producción de localizadores y equipos de localización; 3er mayor exportador de hierro del mundo. 4º mayor exportador de turbinas para centrales nucleares del mundo; cuarto mayor fabricante de lanzacohetes del mundo; 4° en el mundo en exportaciones de arcilla; 4° en el mundo en exportaciones de titanio; 8vo lugar en el mundo en exportaciones de minerales y concentrados; 9° lugar en el mundo en exportaciones de productos de la industria de defensa; 10º mayor productor de acero del mundo (32,4 millones de toneladas). Las cifras son increíbles y potencialmente deseadas por los países imperialistas que se disputan el país en lo geopolítico, a lo que el presidente Putin perdiendo la influencia rusa en Ucrania declaró que siempre ha sido una región rusa y existe ahora como nación soberana solo porque los líderes de la desaparecida Unión Soviética cometieron el “error” de otorgar a Kiev un derecho constitucional para separarse. “Así, comenzaré con el hecho de que la moderna Ucrania fue total y completamente creada por Rusia, más precisamente por la Rusia bolchevique comunista”, dijo.

Pero ante las mentiras de Vladimir Putin atacando a Lenin y los bolcheviques, mejor leer qué decía el líder de la Revolución Rusa el 28 de diciembre de 1919.

Carta a los obreros y campesinos de Ucrania a propósito de las victorias sobre Denikin (Extractos)

Las tropas rojas han ocupado Kíev, Poltava y Járkov y avanzan victoriosamente hacia Rostov. En Ucrania hierve la insurrección contra Denikin. Es preciso reunir todas las fuerzas para derrotar definitivamente a las tropas de Denikin, que intentaron restablecer el poder de los terratenientes y de los capitalistas. Es preciso aniquilar a Denikin para estar a cubierto de la más mínima posibilidad de una nueva invasión.

Existen tareas especiales para el Poder soviético en Ucrania. Una de estas tareas especiales merece en la actualidad una extraordinaria atención. Es el problema nacional, es decir, el problema de si Ucrania debe ser la República Socialista Soviética de Ucrania, independiente y unida a la República Socialista Federativa Soviética de Rusia por medio de una alianza (federación), o debe fundirse con Rusia en una República Soviética única. Todos los bolcheviques, todos los obreros y campesinos conscientes deben meditar atentamente sobre esta cuestión.

La independencia de Ucrania ha sido reconocida por el Comité Ejecutivo Central de la RSFSR (República Socialista Federativa Soviética de Rusia) y por el Partido Comunista (bolchevique) de Rusia. Por eso, es evidente -y ha sido reconocido por todos- que sólo los obreros y campesinos de Ucrania, en su congreso de los Soviets de Ucrania, pueden decidir y decidirán la cuestión de fusionar Ucrania con Rusia o dejar a Ucrania como una república independiente, y en este último caso, qué clase de ligazón federativa debe establecerse entre esta república y Rusia.

Nosotros somos enemigos de los odios nacionales, de las querellas nacionales y del aislamiento nacional. Somos internacionalistas. Aspiramos a una unión estrecha y a la completa fusión de los obreros y campesinos de todas las naciones del mundo en una República Soviética mundial única.

Nosotros queremos una unión voluntaria de las naciones: una unión que no tolere violencia alguna de una nación sobre otra, una unión que se base en la más plena confianza, en la clara conciencia de la unidad fraternal, en un acuerdo plenamente voluntario. Tal unión no se puede realizar de golpe; es preciso llegar a ella a fuerza de grandísimo cuidado y paciencia para no malograr la obra, para no provocar la desconfianza, para dar tiempo a que desaparezca la desconfianza engendrada por siglos de opresión por parte de los terratenientes y capitalistas, por el régimen de la propiedad privada y los odios producidos por los sucesivos repartos de esta propiedad.

Por eso, aspirando constantemente a la unidad de las naciones, yendo inflexiblemente contra todo lo que las divida, debemos ser muy prudentes, pacientes y tolerantes hacia las supervivencias de la desconfianza nacional.

Mientras Ucrania no esté completamente liberada de Denikin y hasta que se reúna el congreso de los Soviets de toda Ucrania, su gobierno es el Comité Revolucionario de toda Ucrania. En este Comité Revolucionario, al lado de comunistas bolcheviques ucranianos, trabajan como miembros del gobierno comunistas borotbistas ucranianos. Lo que distingue a los borotbistas de los bolcheviques es, entre otras cosas, que aquéllos defienden la independencia absoluta de Ucrania. Los bolcheviques no hacen de esto objeto de divergencias, de desunión, no ven en esto ningún obstáculo para un trabajo solidario de los proletarios. Lo principal es que haya unidad en la lucha contra el yugo del capital, por la dictadura del proletariado, pues los comunistas no deben tener divergencias por cuestiones de fronteras nacionales o de las relaciones federativas o de cualquier naturaleza entre los Estados. Entre los bolcheviques hay partidarios de la independencia completa de Ucrania, como también los hay de la unión federativa más o menos estrecha o de la fusión plena de Ucrania con Rusia.

Si un comunista ruso insiste en la fusión de Ucrania con Rusia, los ucranianos sospecharán fácilmente que no defiende tal política por consideraciones de unidad de los proletarios en la lucha contra el capital, sino por los prejuicios del antiguo nacionalismo, del imperialismo ruso. Tal desconfianza es natural y, hasta cierto punto, inevitable y justificada, ya que a lo largo de los siglos y bajo la opresión de los terratenientes y capitalistas, los rusos han asimilado los infames y abyectos prejuicios del chovinismo ruso.

Si un comunista ucraniano insiste en la independencia estatal absoluta de Ucrania, se puede sospechar de él que no defiende tal política desde el punto de vista de los intereses momentáneos de los obreros y campesinos ucranianos en su lucha contra el yugo del capital, sino bajo el peso de los prejuicios nacionales pequeñoburgueses, de pequeño propietario.

Es muy fácil que surja la desconfianza mutua entre los comunistas rusos y ucranianos. ¿Cómo combatirla? ¿Cómo vencerla y conquistar la confianza recíproca?

El mejor medio es el trabajo conjunto para defender la dictadura del proletariado y el Poder soviético en la lucha contra los terratenientes y capitalistas de todos los países, contra sus intentos de restablecer su omnipotencia. Tal lucha conjunta mostrará claramente en la práctica que cualquiera que sea la solución del problema de la independencia estatal o de las fronteras del Estado, a los obreros rusos y ucranianos les es absolutamente necesaria una estrecha alianza militar y económica, ya que, de lo contrario, los capitalistas de la «Entente», es decir, la coalición de los países capitalistas más ricos: Inglaterra, Francia, Norteamérica, Japón e Italia, nos aplastarán y estrangularán por separado.

 

Este escrito hecho por Lenin y los bolcheviques nos hace pensar que quizás este conflicto por quién tiene el dominio geopolítico de Ucrania no sea más que una estrategia de Estados Unidos apoyado por la OTAN jugando con la tentación de Rusia para que cometa el error de la invasión y desviar sus fuerzas militares de otros lugares en disputa para concentrarlas en una guerra de larga duración fruto de la resistencia de las fuerzas militares y el pueblo ucraniano. Debido a esta situación Rusia perdería influencia e intereses que comparte con China. Esta podría estar en un posible nuevo conflicto empujado por E.E.U.U con Taiwán que hoy es uno de los puntos más estratégicos en el comercio mundial debido a que el mismo es el creador del 60% de semiconductores en el mundo, es decir, que una posible invasión de China a Taiwán llevaría a una deficiencia mundial en lo tecnológico y haría florecer el pensamiento de una tercera guerra mundial nuevamente.

Lo que está generando que EEUU junto a la OTAN  aparezcan en este conflicto como héroes de la protección de la “independencia” generándole a Rusia fuertes demandas y sanciones económicas que lo limitarían al desarrollo como país, y en simultáneo tomar posesión del Ártico junto a Canadá, Dinamarca y Noruega que ocasionalmente son países que pertenecen a la OTAN. Como la nueva adhesión al mismo por países que hasta el momento eran neutrales como Suecia y Finlandia. De esta manera, Estados Unidos podría impulsar su desarrollo con las Nuevas Energías no Convencionales del futuro creada a base de gas licuado conectando Norte América con el centro de Europa mediante el océano Ártico y sacar la dependencia del gas ruso como único exportador a Europa y anulándole a China su gran proyecto de la Ruta de la Seda.  Quedando claro que lo que hoy vivimos se podría decir que es la nueva guerra fría entre imperialismos, creando cada día nuevos factores de guerra y guerras focalizadas como podría suceder en el Indo-Pacífico y cada uno tratando de debilitar al contrario, entre ellos EEUU y China disputan ferozmente. Rusia ha sido consecuentemente imperialista como lo demostró en Afganistán y en Crimea, la penetración político militar económica en muchísimos países oprimidos como en Argentina, donde hegemonizó nuestras clases dominantes con Videla Viola en la feroz dictadura de 1976.

 

Escribe Leftraru Nahuel, Santa Rosa, La Pampa