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01 de diciembre de 2010

Contra el ajuste Europa

Hoy 1346 / Las masas juveniles en las calles

Portugal: Histórica huelga nacional

Portugal: Histórica huelga nacional
El miércoles 24 de noviembre el país se paralizó en repudio al ajustazo presupuestario ya iniciado por el gobierno socialdemocrata neoliberal de José Sócrates. Tres de los cuatro millones de trabajadores portugueses respondieron al llamamiento de las dos grandes centrales sindicales –la Unión General de Trabajadores (UGT, socialdemócrata), y la Central General de Trabajadores de Portugal (CGTP, “comunista”)–, por primera vez en más de 20 años.
Pararon grandes empresas industriales. Pararon todos los servicios: tribunales, hospitales, escuelas y facultades, transportes viales, ferroviarios, marítimos y aéreos, comercio, hipermercados (enfrentando la precarización), turismo, bancos, oficinas municipales; no operaron los puertos marítimos y pesqueros, ni los aeropuertos de Lisboa, Oporto y Faro. Cerraron 400 sucursales del banco Caixa Geral de Depósitos, el más importante del país.

Grecia: Paro y a la calle
La Confederación General de Trabajadores (GSEE), que representa a unos dos millones de sindicalizados, y la Unión de Empleados Públicos (Adedy), con unos 750.000 afiliados, protagonizaron una nueva jornada de huelga por 3 horas el jueves 25/11, contra las intenciones del gobierno de reducir el sector público cerrando organismos estatales y no reponiendo a los trabajadores que se jubilen. También contra la política del gobierno griego de no garantizar el salario mínimo en los nuevos convenios laborales.
Dos grandes manifestaciones recorrieron el centro de Atenas. Pararon colectivos, trenes, subtes y tranvías, escuelas, jardines de infantes, bancos, oficinas estatales, ministerios y hospitales públicos. Los trabajadores portuarios dejaron sin transbordadores a las islas del mar Egeo.

Gran Bretaña: “Olla a presión”
Miles de estudiantes ingleses volvieron a ganar las calles del distrito gubernamental de Whitehall, en protesta contra el aumento de las matrículas universitarias. El gobierno conservador anunció que la cuota anual de ingreso a las universidades puede llegar hasta 10.600 euros anuales (casi 15.000 dólares).
Los estudiantes denunciaron la “traición” de los liberaldemócratas del viceprimer ministro Nick Clegg, que ganaron el apoyo electoral de estudiantes y docentes prometiendo que no se aumentarían las matrículas.
Densas columnas abandonaron sus clases a media mañana y ocuparon centros universitarios en Liverpool, Birmingham, Londres y otras ciudades. En Londres, pese a las disposiciones de la Unión Nacional de Estudiantes, grupos numerosos volvieron a concentrarse en Whitehall, sede de las principales instituciones políticas.

Italia: Sitio al Senado
Los estudiantes italianos también salieron a las calles por segunda vez en apenas siete días, en protesta contra la reforma universitaria y los recortes a la escuela pública que pretende imponer el sátrapa Berlusconi.
Facultades e institutos se paralizaron en todo el país. La prensa de Roma clamó al cielo “en defensa de las instituciones” hablando de “asalto estudiantil al Senado”. Unos 3.000 universitarios habían rodeado el edificio –donde se debatiría el ajuste presupuestario– portando grandes escudos de corcho que llevaban inscripto el título y autor de grandes obras de la literatura italiana.
La reforma incluye el recorte en un 95% de las becas universitarias de investigación, la fusión de diversas facultades y la disminución del número de clases para “racionalizar” el presupuesto, y en la escuela secundaria la creación de la figura del “profesor único”, que implica la designación de sólo un maestro por clase más el especialista en inglés, lo que conllevará el despido de 87.000 docentes en tres años.
En Roma, Pisa, Palermo, Turín y Perugia los estudiantes manifestaron, y en algunos casos se subieron a los techos y ocuparon conocidos edificios públicos como la Torre de Pisa y el Coliseo romano. El Parlamento no logró aprobar el decreto ley, indicio de que se fracturó la aplastante mayoría parlamentaria de la que gozaba Berlusconi.