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07 de agosto de 2024

Contra el genocidio y la guerra imperialista

A treinta años y poco más desde que llegó a su fin la denominada Guerra Fría, el mundo vive el momento más conflictivo, debido a la agudización de las contradicciones entre las potencias imperialistas, que incluso avivan el peligro del desenlace de una nueva conflagración mundial. Lo grave del escenario actual obedece a la profundidad y amplitud de los problemas que se presentan, a las fuerzas y factores que actúan en el escenario mundial y a las graves implicaciones que a futuro pueden traer los actuales problemas. Mas, al mismo tiempo, es un período en el que se evidencia un ascenso en la lucha y rebeldía de los trabajadores, la juventud, mujeres, campesinos, pueblos originarios, que enfrentan los planes antipopulares de los gobiernos, demandan derechos y condenan las políticas autoritarias y belicistas.

Vivimos un período en el que las contradicciones fundamentales de la época se encuentran exacerbadas, esto es: las contradicciones que enfrentan entre sí a los distintos países imperialistas; las que oponen a las clases dominantes contra las clases dominadas; y las que se presentan entre los países opresores y los pueblos y naciones oprimidas.

Las disputas interimperialistas se expresan en todo el planeta y son los países dependientes sus principales víctimas. En el propósito de controlar mercados y zonas de influencia, las potencias imperialistas fortalecen los bloques existentes, arman otros, produciéndose nuevos reagrupamientos de acuerdo a los intereses particulares de quienes los componen.

En el curso de la agudización de las pugnas entre los países y potencias imperialistas, que se producen a causa de proteger o ampliar el control de los mercados y las zonas de influencia, son los pueblos los que pagan las más graves consecuencias.

El genocidio del que es víctima el pueblo palestino es un lacerante ejemplo. A nombre de combatir una supuesta acción terrorista, el sionismo israelí y el imperialismo estadounidense buscan afirmar sus posiciones en una zona —el Medio Oriente— de enorme valor estratégico por su ubicación geográfica y por las enormes riquezas que contiene su suelo; por eso es que sus amenazas y cañones apuntan también hacia otros países de la región. Las decenas de miles de vidas cobradas en Gaza por las tropas sionistas del sanguinario Netanyahu, los cientos de miles de heridos y expulsados de su territorio valen muy poco en los cálculos de los millonarios beneficios económicos y materiales que para ellos significa enseñorearse en la región.

Además del fascista Netanyahu y del imperialismo estadounidense deben responder por el genocidio que se comete en Gaza, también deben hacerlo los gobiernos de los países de la Unión Europea, Canadá, Australia, Reino Unido y todos los que se han opuesto y oponen a un cese inmediato a la invasión criminal, que equivale a dar luz verde para que continúe la masacre en Palestina. También son cómplices los Estados que mantienen relaciones comerciales con Israel. ¡Los pueblos del mundo levantan su voz de condena al genocidio en Gaza, exigen que se ponga fin de inmediato a la intervención militar y que el ejército israelí abandone el territorio palestino! ¡Netanyahu es un criminal, debe ser encarcelado! ¡El pueblo palestino tiene derecho a su autodeterminación, a contar con su propio Estado! ¡Llamamos a las y los trabajadores, a la juventud, a las mujeres a sostener y ampliar la solidaridad con el pueblo palestino!

Más de medio centenar de conflictos armados se desenvuelven en la actualidad en distintas partes del planeta. Detrás de estos se juegan intereses extranjeros, atizados por camarillas que responden a designios de países y potencias imperialistas.

De todas las guerras localizadas, la que más ha concentrado la atención por sus implicaciones geoestratégicas, por los actores que se encuentran involucrados, es la que se produce en Ucrania, donde la invasión rusa dura ya más de dos años. Ahí se juegan los intereses a mediano y largo plazo del imperialismo ruso, por un lado, y, por otro lado, los intereses del imperialismo estadounidense y sus aliados de la OTAN y la Unión Europea. En esta pugna interimperialista, el pueblo y la juventud de Ucrania son las víctimas principales, y a ellos expresamos nuestra solidaridad.

Los pueblos no quieren las guerras de agresión, ni los conflictos bélicos en los que se dirimen los intereses de los grupos monopólicos y de los estados capitalista-imperialistas; los trabajadores, la juventud y los pueblos condenan esas guerras, buscan la paz, la solución pacífica a ese tipo de conflictos. ¡Demandamos el cese de fuego en Ucrania, el retiro de las tropas rusas y de la intervención de toda índole de parte de EEUU y la OTAN!

Otro de los puntos calientes, donde podrían producirse graves desenlaces es la zona del Mar de China (por donde pasa el 60% del comercio mundial) y el sudeste asiático. Allí no solo se producen los problemas entre China y Taiwán, está la disputa entre el imperialismo yanqui, el imperialismo japonés y el imperialismo chino por controlar la región.

En otras partes del planeta hay pueblos que empujan guerras justas, luchas de liberación, acciones que buscan poner fin a la dominación y opresión colonial e imperialista. Las luchas de los pueblos saharahui, del pueblo yemení, del pueblo puertorriqueño, del pueblo kurdo y del mismo pueblo palestino son ejemplos de ello. ¡Estamos junto a todos los pueblos que combaten por el derecho a su autodeterminación, por su independencia, por la emancipación nacional!

En el mundo actual, la fuente de las guerras de agresión es el capitalismo imperialista: mientras este exista, persistirán estos conflictos y el peligro de que se produzca una guerra generalizada. Para conquistar la paz hay que acabar con las causas que generan la violencia reaccionaria, hay que poner fin al régimen de explotación y opresión en el que vivimos, hay que llevar a la victoria el triunfo de la revolución obrera y popular en cada uno de nuestros países para construir una nueva civilización. Esa civilización es la de los obreros y campesinos en el poder, la del poder popular, la del socialismo y el comunismo.

Quito, 3 de agosto de 2024

Partido Comunista Revolucionario – Argentina. Partido del Trabajo y el Pueblo – Argentina. Partido Comunista Revolucionario – Brasil. Unidad Popular de Brasil. Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista). Movimiento por la Constituyente Popular – Colombia. Juventud Democrática Popular – Colombia. Partido Comunista Marxista-Leninista del Ecuador. Juventud Revolucionaria del Ecuador. Unidad Popular – Ecuador. Unión General de Trabajadores del Ecuador. Frente Popular – Ecuador. Mujeres por el Cambio – Ecuador. Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador. Federación de Estudiantes Secundarios del Ecuador. Unión Nacional de Educadores. Confederación Unitaria de Barrios del Ecuador. Asociación Ecuatoriana de Amistad con el Pueblo Saharaui (AEAPS). Centro de Documentación en Derechos Humanos “Segundo Montes Mozo S.J.” (CSMM). Ediciones Estrella Roja – EE UU. Partido Comunista de México (marxista-leninista). Frente Popular Revolucionario – México. Coordinadora del Movimiento Amplio Popular – México. Partido Comunista Peruano Marxista Leninista. Trabajadores y Estudiantes Comunistas por el Cambio Social – Puerto Rico. Partido Comunista del Trabajo de República Dominicana. Frente Amplio de República Dominicana. Partido Comunista Marxista Leninista de Turquía y Kurdistán.

 

La primera desde la derecha, nuestra compañera Elena Hanono, integrante del Comité Central del PCR, junto a camaradas de la organización del SIPRAL

 

hoy N° 2021 07/08/2024