Noticias

31 de julio de 2019

El entreguismo de Macri y Bolsonaro

Contrastes en el acuerdo con la Unión Europea

Contrastan estos requerimientos de la Comunidad Europea con las concesiones de los representantes del Mercosur, en particular de los presidentes Macri y Bolsonaro. Por ejemplo, la propuesta del tratado contempla la eliminación o reducción sustancial de las barreras que impone el Mercosur a los metales raros de alta calidad, aquellos que necesita la industria europea de alta tecnología y hoy en día importa desde África o China. Además, del lado del Mercosur también cedieron en incorporar las licitaciones de obra pública entre los rubros de contrataciones con acceso abierto al capital europeo; lo que implica que un número significativo de proveedores locales del Estado podrán quedar desplazados por la participación de firmas europeas. Habrá quien dirá que de esa manera se acabará con “el capitalismo de amigos” o con “la patria contratista”. Pero eso no impedirá que, dada la corrupción endémica y estructural en los organismos estatales latinoamericanos, los monopolios europeos podrían aceptar gustosos pagar las coimas con tal de obtener las enormes ganancias que suelen otorgar los contratos públicos en nuestra región. No hay más que recordar aquí los casos de Skanska, Siemens u Odebrecht.

El otro interrogante si el Mercosur realmente trabajará como bloque o, como ha demostrado la historia, las oligarquías invertebradas de nuestros países “jugarán” la propia. Lo que también es peligroso ante escenarios de crisis económicas recurrentes e instituciones débiles; así la apertura de nuestros mercados para los monopolios europeos significaría “cazar en el zoológico”. Por ejemplo la industria nacional argentina no sólo se vería perjudicada por el ingreso de productos desde el otro lado del Atlántico al mercado local, sino también por la mayor participación europea en la plaza brasileña, nuestro principal socio comercial. Una pelea encarnizada de “pobres contra pobres” que destruiría a la mayoría de las producciones nacionales en beneficio de un puñado de grandes terratenientes y monopolios apéndices de los capitales imperialistas. No en vano varias cámaras empresariales de los sectores más concentrados de la economía argentina, además de celebrar la firma del acuerdo han planteado “a la dirigencia política de todos los partidos que dejen de lado sus diferencias coyunturales para arribar a acuerdos básicos sobre políticas públicas que permitan las transformaciones estructurales para poder competir y estar integrados a las cadenas de producción globales”. Entre esas reformas, mencionan especialmente “la reducción de la presión impositiva, la reforma de los convenios laborales, y la disminución de la tasa de inflación”.

Bajo la pregonada doctrina del “esfuerzo permanente”, estos sectores plantean, una vez más, la urgente necesidad de ser más competitivos. El tema es quién paga los platos rotos por ello. Así asistimos al abandono de las chacras que se impone a los productores pequeños y medios del campo, el cierre de las industrias y comercios a los pequeños y medianos empresarios, las suspensiones y despidos a los trabajadores y la brutal pérdida de los salarios y de los ingresos de todos estos sectores.

A esto se quiere agregar una legislación que imponga la flexibilización laboral y la reforma previsional, entre otras concesiones que exige el “acuerdo” desparejo con los imperialistas de Europa. Y ni qué decir si se imponen otros acuerdos de “libre comercio”, como los que el macrismo negocia calladamente con los imperialistas de Estados Unidos competidores incluso en las exportaciones agropecuarias, o con China y Japón verdaderos gigantes industriales y tecnológicos. También Macri propone acuerdos semejantes con Canadá que tiene ventajas comparativas para ellos en la minería y en el agro, y hasta con Corea del Sur o Singapur que afectarían en particular a la industria naval. En fin, una rastrera “diversificación” del entreguismo a todos los imperialistas y sus monopolios que disputan el dominio de América Latina y el Caribe. De ahí, los calurosos aplausos que recibió Macri de todos los filibusteros imperialistas y sus lacayos reunidos en el G20.

Escribe Eugenio Gastiazoro

Hoy N° 1776 31/07/2019