En Córdoba, en la semana previa a la declaración de Cuarentena Preventiva, los docentes veníamos de rechazar la miserable propuesta salarial de Schiaretti. Como cada inicio de ciclo lectivo, la discusión en sala de profes giraba en torno a salarios, jubilaciones y condiciones dignas de trabajo, apenas algunas de las formas en que defendemos la educación pública. Del viernes para el lunes, lo principal pasó a ser, para todas y todos, cómo dar batalla a la pandemia.
La nueva situación presenta desafíos que nos obligan a agudizar el ingenio, las prácticas solidarias y la buena disposición para el trabajo. No es simple, en estas circunstancias, no estar con nuestras/os estudiantes. También estamos en tensión con la situación de nuestras propias familias: muchas somos sostén de hogar, con salarios de pobreza.
En la comunidad educativa, por otra parte, y en toda la sociedad, se va tensando el debate en torno al valor de la escuela y la salud públicas. Para nosotros, la lectura crítica de la realidad y de la propia práctica, es principal. El Ministerio de Educación nos solicitó, sobre la marcha, armar una especie de “sistema paralelo” virtual. Y lo estamos haciendo, como vamos pudiendo. En Córdoba, la del 40% de pobres, no se puede suponer que cada estudiante del nivel y modalidad que sea, disponga de conectividad, mesa, silla, ambiente agradable y luz suficiente, así como de otras personas con quienes conversar, reflexionar o consultar fuentes diversas.
No es menor, lo que la escuela significa, el lugar central que tiene en la organización de la vida cotidiana de la sociedad. Como agentes del Estado, y con el orgullo de ser docentes, estamos y estaremos alertas y al servicio de las necesidades de nuestras comunidades educativas, cuando y para lo que se nos convoque, para que el necesario distanciamiento físico no nos ausente. No solo estamos haciendo enormes esfuerzos de trabajo virtual sin conectividad garantizada. Es para destacar la labor de las escuelas técnicas, que se han propuesto la fabricación de alcohol en gel y mascarillas protectoras.
Por eso, hemos debatido e impulsado trabajos interdisciplinarios que tiendan a unificar en vez de dispersar la atención privilegiando la formación de ciudadanos comprometidos con nuestro pueblo:
– Que incluyan reconocimiento de la pequeña comunidad (como mapeos o recuperación de historias familiares, barriales o locales) y que centren su atención en el ejercicio de la solidaridad y la cooperación, incluyendo por ejemplo entrevistas telefónicas a los adultos mayores, relevando las necesidades sanitarias y alimenticias, etc.
– Que partan de reivindicar la educación, la salud, las comunicaciones públicas, como rasgo de identidad nacional. En ese marco, no dejar pasar el calendario en relación a las luchas por Memoria Verdad Justicia, y la gesta de Recuperación de Malvinas, Georgias e islas del Atlántico Sur.
– Que fomenten la consulta y difusión de información de calidad y garanticen la divulgación técnico-científica entre quienes integran las comunidades educativas.
– Que fortalezcan los lazos sociales, afectivos, de conocimiento y reconocimiento entre quienes cada día hacemos posible la escuela.
Hoy N° 1808 01/04/2020