El 29 de marzo fue liberada la compañera Cristina y su hijo Primo Tosolini , luego de 8 días de “escarmiento” por haber defendido su familia y haber resistido valientemente el intento de desalojo producido por la policía en el lote donde vive con dos hijas/os y dos nietos, y que siempre trabajó su padre.
Su lote alcanza a 12 has aproximadamente y como sucede con terrenos antiguos, la regularización dominial cuesta plata y nunca se termina de hacer. La Unión Campesina conquistó con lucha los títulos de 250 lotes en el año 2013 reclamando la regularización dominial con el planteo que la tierra le correspondía a quien la trabaja y habita.
Cristina pertenece a la Unión Campesina desde hace aproximadamente cuatro años. Las y los campesinos pobres y medios, los pequeños ganaderos, sufren estos tiempos en carne propia, que Corrientes pasó de ser la tierra del agua a ser la tierra del fuego.
Las y los campesinos tuvieron que salir a la madrugada para hacer las interminables colas de la emergencia por incendios y sequía, e inscribirse en los dos operativos realizados en la Municipalidad. En estas instancias se produjo la detención.
Compañeros de la UC se movilizaron bajo la lluvia y estuvieron hasta la noche en la plaza, y desde ahí se dirigieron a la comisaría. También realizaron trámites en Senasa, Secretaría de Agricultura Familiar para actualizar el Renaf y Renspa, donde consta la ubicación del lote de la compañera Cristina y su producción.
Fue inmediata la solidaridad nacional de la FNC, con la participación directa de los abogados y de organismos de derechos humanos, se comunicaron e hicieron presentaciones y comunicaciones con la policía de San Miguel, la Fiscalía de Santa Rosa y la jueza provincial de Corrientes que interviene en el caso.
El segundo día hicieron carteles y volvieron a ir de la plaza a la comisaría. Crecía la bronca contra la injusticia. Las mujeres campesinas se sentían muy involucradas, decían “que la mujer cabeza de familia sufre mucho en el campo y decidieron entonces con el conjunto de compañeros que iban a ir ellas el tercer día para pedir que las dejen ver a la compañera y que ellos esperaran en la plaza”. En la comisaría la policía no les permitió ni verla. Una compañera le pidió entregarle agua mineral, galletas y jugo.
El domingo pudo entrar unos pocos minutos una compañera que fue en nombre de la organización.
Esto pasa a los campesinos pobres mientras el gobierno de Valdés se reunió por la emergencia y acordó las “pérdidas” con la Sociedad Rural; para esos poderosos hay presupuestos, planes, créditos favorables y los subsidios de siempre.
Cristina nos decía: “Gracias a este reclamo, me largaron a los ocho días. Hoy mi situación es más crítica, se afectó mi emprendimiento en la huerta, a consecuencia de esto me robaron tres ovejas, tres lechoncitos y no he controlado todo aún. Y además perdí unos días de mi cargo de suplencia como maestra. Tengo mucha preocupación pero la lucha sigue”.
Corresponsal
Hoy N° 1908 06/04/2022