Ninguna madre o padre cuya hija tiene 10 años puede imaginarla embarazada. Esta niña campesina, soportó sola seis meses y medio una violación y el embarazo producto de ese hecho, sola y en silencio, con su salud mental, espiritual, física gravemente afectada y con riesgo de vida.
Su calvario fue detectado en la escuela y venciendo los miedos de intervenir en casos que se judicializan, venciendo el miedo del no te metas, la situación saltó a los títulos de los diarios.
Ninguna madre o padre cuya hija tiene 10 años puede imaginarla embarazada. Esta niña campesina, soportó sola seis meses y medio una violación y el embarazo producto de ese hecho, sola y en silencio, con su salud mental, espiritual, física gravemente afectada y con riesgo de vida.
Su calvario fue detectado en la escuela y venciendo los miedos de intervenir en casos que se judicializan, venciendo el miedo del no te metas, la situación saltó a los títulos de los diarios.
La ignorancia total del hecho paso a ser tema de opinión de sabiondos que opinan o se rasgan las vestiduras, hasta que no se trate más el tema en los medios y nunca sepamos qué fue de la vida de esa niña en un futuro cercano.
La mayoría opina que es problema familiar, como si la familia pudiera formarse o crecer al margen de la época, del Estado, de la condición social en que le tocó nacer a la niña; familia que en el caso de ella y muchas otras, quizá su propia madre atravesó por lo mismo.
Ya no es la familia de un padre sostén económico y una madre sostén adulto en muchos aspectos, sin tierra ni posibilidades de construir una vivienda digna y en el amontonamiento donde los niños duermen en camastros amontonados, con adultos. Sin el sustento diario, donde se invierten los roles, los ingresos de la familia ingresan solo como salario de niños llamado Salario Universal, que además de ser insuficiente se elimina cuando uno de los padres consigue un poco de dignidad laboral o algún recibo de sueldo por un derecho social, y donde muchos de los niños trabajan a temprana edad.
Donde los docentes se sienten abandonados en la tarea titánica de enseñar a leer y escribir, lidiando solos y sin capacitación con todos los problemas de sus alumnos. ¿Cuántas veces habrán podido enseñar los derechos del niño? ¿Conocerán ellas sus derechos humanos como mujer?
¿Existen en la zona agentes sanitarios capacitados para detectar estos problemas y poder actuar con rapidez, tanto en los abusos y violaciones como en la salud reproductiva de los adultos? ¿Existen iglesias que actúen en el compromiso y denuncia de estos problemas o sólo están preocupados por el niño que no nació, que aún no tiene existencia cuando se naturaliza que las niñas correntinas estén sometidas a una maternidad cada vez mas precoz?
El término “madre-niña” es un nombre equivoco y mentiroso: ¡Los niños no son padres y los padres no son niños! Se pretende dar un nombre dulce a un hecho doloroso y aberrante, producto del abuso, violación, estupro o incesto.
Sólo la intervención de las organizaciones populares nos ayudan a exigir lo que está legislado y no se cumple, a ser protagonistas de un aprendizaje solidario donde ninguna mujer debe quedar afuera por que puede ser la próxima víctima.
Somos vergonzosamente la provincia con más alta estadística de maternidad precoz. Y esa precocidad sin vueltas se debe a las causas dolorosas que analizamos; no son producto de embarazos pensados, queridos como se debiera recibir a un hijo.
El 25 de de noviembre, día internacional de la no violencia contra la mujer, hemos presentado tanto a la provincia como a la ciudad de Corrientes -para los que según sus propagandas estamos muy bien y los gobiernos resuelven todos los problemas- un petitorio para declarar la emergencia en violencia sexual y doméstica que incluye: protocolos en salud, en educación y la apertura de un refugio para la mujer afectada. La provincia no nos recibió y la ciudad apoyó la ordenanza presentada y ahora volvió todo para atrás.
Exigimos la ayuda económica para garantizar los pasajes que la madre necesita para viajar desde el Paraje Montaña al Pueblo de San Miguel, y desde allí a Corrientes donde se encuentra la niña sin su familia. Y ayuda en alimentación para la familia de la niña afectada, investigación completa de los hechos, y que se declare la emergencia en violencia sexual y doméstica en la provincia y en los municipios.