En el 2005, Insfrán prometió (en campaña electoral) la edificación de 360 viviendas: “no quedarán ranchos ni taperas en Nam’Qom”, anunció el mandatario. De las mismas, sólo fueron construidas 110 y 50 ampliaciones de una habitación. El gobierno afirma que estas ampliaciones “son viviendas”. Aún así, restan edificar 200. El pretexto para no construir más, de parte del ICA (Instituto de Comunidades Aborígenes) y el IPV (Instituto Provincial de la Vivienda) es que no “pueden” construir a los que no tengan título de propiedad de los terrenos. Y justamente, es el ICA el organismo que debe entregar los títulos. Así, el ICA dictaminará cuántas viviendas construye y a quién. Por lo tanto, el ICA elige a quién construirle y cuando le dé la gana.
Para los “qompis” ha llegado la hora de realizar las casas a todo originario habitante de Nam’Qom. Incluso han formulado una propuesta de lo más conciliadora: aceptar un programa de autoconstrucción, que contemple: las necesidades de todos los carenciados de viviendas dignas, la cantidad de personas por familia en relación con los dormitorios y se incluya a los hermanos instalados en los lotes 33 y 67, predios anexados por el aumento demográfico de la población.
Represión artera
El jueves, cuando caía el sol llegan al corte dos micros “Godoy” con 100 barras del Club Hertelendy de Clorinda subsidiados por el gobierno. Inmediatamente, los barras, en su mayoría alcoholizados, bajan de los micros con piedras y palos y se dirigen a la carrera contra el piquete, la policía mira para otro lado, y cuando comienzan las escaramuzas y le llegan refuerzos a los qompis del piquete, los barras son repelidos y prometen volver a disolver el corte. Recién en ese momento interviene la gendarmería y hace volver a los barras a los micros. Numerosas familias concurren al corte, sobretodo mujeres, alertadas de la represión emboscada en el fútbol y el alcohol.
El gobierno de Insfrán desde el lunes hasta el jueves hace mutis, desconoce el problema, se escuda “son problemas políticos”… Pero el jueves arman una reunión en el IPV con algunos vecinos subsidiados por ellos, los aprietan que abandonen el corte y les obligan a firmar una conformidad sobre la promesa de construir. En el corte rechazan ese acuerdo y reafirman la propuesta de autoconstrucción y títulos para todos. El mismo jueves después de la represión encubierta de los barras, hacen correr rumores: “el dirigente de la CCC se vendió, por eso no está”. Desde el corte se comunican con él, está trabajando, pero, en una hora llega al corte. Cuando lo hace, se produce una algarabía, la batucada de la CCC preside la alegría. Un funcionario de Gildo se comunica con el corte, pide hablar con la abogada, dice ofrecer un diálogo, sin la CCC. Recibe una respuesta contundente: Imposible. Diálogo sí, pero sin imposiciones.
En la asamblea de las 23 se ratifica el rumbo, se previene de futuros ataques, el dirigente Israel esboza la constitución provincial en cuanto a las tierras y viviendas dignas, y se ratifica el pedido de los títulos y la autoconstrucción.
Por último, y como final de una jornada de intensa lucha, llega el hoy ahora a todo color y la sonrisa tierna de Roberto López en la contratapa. La batucada compra dos y se arremolinan para leer, los bombos se callaron, alguien aventuró que Roberto está con ellos, que él dejó una enseñanza y un ejemplo. No hay dudas. El pueblo qom está de pie y en operaciones.
