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31 de mayo de 2017

Se multiplican las manifestaciones de resistencia, que obligaron al gobierno de Temer a derogar el decreto de movilización de los militares.

Crece el repudio a Temer

Brasil

 Cientos de miles de personas salieron a las calles en Brasil la semana pasada, reclamando “Fuera Temer”. Días después de que se conocieran las denuncias de corrupción que alcanzan al fraudulento presidente, y tras la bravuconada del “No renunciaré”, recrudecieron las luchas en todo el país.

 Cientos de miles de personas salieron a las calles en Brasil la semana pasada, reclamando “Fuera Temer”. Días después de que se conocieran las denuncias de corrupción que alcanzan al fraudulento presidente, y tras la bravuconada del “No renunciaré”, recrudecieron las luchas en todo el país.
En la capital, Brasilia, el 24 de mayo más de 200 mil manifestantes, muchos llegados de otros puntos del país, mostraron su furia contra este gobierno que lleva adelante un brutal ajuste y privatización, con impresionantes combates callejeros contra las fuerzas represivas. Hubo varios edificios de ministerios atacados e incendiados, y el gobierno de Temer sacó un decreto autorizando a las fuerzas armadas a intervenir en la represión interna.
El resultado fue de mayor bronca popular, en Brasilia, Río, San Pablo y en muchas otras ciudades del país. Así lo relataba Léo Pericles, presidente nacional de Unidad Popular: “Vi en Brasilia una gran revuelta popular. Vi la mayor manifestación nacional que Brasilia haya visto. Vi varias formas de lucha, muy importantes, desde las más sencillas y pacíficas, a las más complejas y radicales. Fue una gran experiencia de enfrentamiento con fuerzas militares que defendieron lo indefendible. Vi policías militares desesperados, disparando kilos y kilos de las malditas bombas de gas lacrimógeno, con bajo efecto en la moral de los manifestantes”. Pericles defendió a los “vándalos”: “Los que lucharon con dignidad, que han ejercido la revuelta popular legítima, ante las injusticias de un poder ilegítimo, no deben jamás ser criminalizados, mucho menos por alguien que se diga de izquierda”. 
“Si empujas Temer cae”
Con consignas como éstas, se suceden las marchas, actos, festivales y paros parciales en todo Brasil. El destape de la corrupción no oculta que el gobierno de Temer profundiza a niveles desconocidos la política de ajuste iniciada ya en el gobierno de Dilma Roussef. Avanza una profunda reforma laboral que ataca conquistas históricas del movimiento obrero. 
Junto con esto se está privatizando la empresa estatal Petrobras, ocasionando despidos y cierres de destilerías. Se han agravado los males de los jóvenes, de las mujeres, de los mayores y del pueblo en general.
Por el lado del pueblo, se multiplican las manifestaciones de resistencia, que obligaron al gobierno de Temer a derogar el decreto de movilización de los militares menos de 24 horas después de emitido. De la mano de la movilización popular, crecen las fisuras en los sectores de las clases dominantes que sostienen a Temer, con la renuncia de algunos ministros, y varios pedidos -13 al viernes pasado- de “impeachment” (juicio político) ingresados al Congreso brasileño.
El domingo 28, un gigantesco recital en Copacabana, Río de Janeiro, exigió “directas ya”, con relación a las elecciones, con músicos de la talla de Caetano Veloso.