1. La ofensiva de Macri y el poder
1. La ofensiva de Macri y el poder
El discurso de Macri en el CCK inició la ofensiva reclamada y apoyada por grupos imperialistas, los monopolios y la oligarquía latifundista, que hoy tienen el poder en la Argentina. Una ofensiva con negociaciones y acuerdos a espaldas de los trabajadores y el pueblo: 1) Precarizar, flexibilizar y llevar al máximo la superexplotación de los trabajadores. 2) Recortar las jubilaciones y abrir el camino para el aumento de la edad y la privatización. 3) Ir a fondo en la concentración y extranjerización de la tierra contra los campesinos, originarios y chacareros. 4) Un brutal ajuste contra los sectores populares con nuevos tarifazos y más impuestos. 5) Liquidar los restos del federalismo quitándoles toda autonomía financiera y presupuestaria a las provincias. 6) Liquidar los restos de la defensa nacional reconvirtiendo a las Fuerzas Armadas en una “guardia nacional” para la represión al pueblo.
Un plan para 20 años, como dijo Macri en ese discurso, en el que “reinauguró” su gobierno, pretendiendo borrar del calendario los dos años de ajuste, entrega y represión.
Montado en su triunfo electoral y con el apoyo de colaboracionistas sindicales y políticos, Macri confió que el paquete estaba atado y con moñito. Las mismas ideas de fondo y la misma ilusión de eternidad que tuvieron los conservadores de la década del 30, los “libertadores” del ‘55 y las dictaduras de los ‘60 y los ‘70; así les fue.
2. Comienza la contraofensiva
El mismo día del discurso, casi en las puertas del CCK donde hablaba Macri, la movilización de los Cayetanos: la CCC, la CTEP y Barrios de Pie, iniciaron la lucha contra ese plan de ajuste, entrega y represión.
Le siguió un histórico plenario de delegados de 60 gremios de La Plata, Berisso y Ensenada, impulsado por los combativos obreros del Astillero Río Santiago, que luchan contra el vaciamiento de la planta y la liquidación de la industria naval nacional. También se pronunciaron las comisiones internas de Acindar, Tenaris y Laminados Industriales. Le siguieron CGT regionales, como las de Córdoba y Santa Fe, incluyendo a las de numerosas localidades de esas provincias, también varias del Conurbano Bonaerense; ATE, los docentes, y las CTA, la convocatoria multisectorial de Camioneros con el apoyo de la iglesia, la de la Corriente Federal encabezada por la Bancaria y el rechazo de la CGT de Tierra del Fuego al acuerdo de la UOM, la gobernadora, las patronales y el gobierno nacional, de congelar los salarios por dos años.
“Brutal ajuste”, “Macri le declaró la guerra al movimiento obrero”, denuncian esas declaraciones, junto al reclamo de unidad para la lucha y confluencia multisectorial.
Como ha ocurrido históricamente, la clase obrera está deliberando, en asambleas, cuerpos de delegados, sindicatos de base, regionales, mesas sindicales y multisectoriales. Desde abajo se está uniendo para la lucha.
Los Cayetanos se movilizaron el 15, vuelven a la calle el 22 acompañando a los campesinos y originarios de la FNC, y confluyen con ATE y otras fuerzas el 6/12, con paros y movilizaciones. El 23 se hace la marcha en La Plata acordada en el Plenario de delegados. Hay amplio consenso para marchar masivamente al Congreso el día que se discuta la ley.
3. Roban a los pobres, engordan a los ricos
El inicio de la contraofensiva forzó al gobierno a atenuar algunas de las medidas que pretendía imponer, tan reaccionarias como liquidar las 8 horas de trabajo que el movimiento obrero conquistó hace más de un siglo. Estos falsos “modernizadores” como Macri atrasan cien años. Son hijos o nietos de terratenientes que usurparon tierras ajenas a sangre y fuego, se creen dueños de los trabajadores con derecho de explotarlos hasta el último aliento de su fuerza de trabajo.
En 6 años la importación de energía sumó un déficit de 55.000 millones de dólares; Macri subsidió a las petroleras. En 4 años las importaciones (de China) provocaron un déficit de 38.000 millones de dólares; Macri le abrió más las puertas. La industria nacional cae y la deuda crece a 300.000 millones de dólares. Y Macri tiene plata para petroleras e importadores.
Macri y 50 de sus funcionarios acumulaban 229 causas en una “justicia” que procesa a Cristina y los funcionarios K por su brutal corrupción, y cierra o cajonea las de la corrupción macrista.
De aquella falsa promesa de “pobreza cero con trabajo de calidad” no queda nada. Es un gobierno de usureros, acumulan dólares y acciones, y pretenden engordar sus bolsillos superexplotando a una masa de jóvenes con empleos precarizados. Recortan los mal llamados aportes patronales (que son parte del salario que se destina a las jubilaciones), y recortan las jubilaciones de miseria que hoy cobra la mayoría de los mayores. Dan el primer paso para el aumento de la edad para jubilarse a 70 años, y avanzan a privatizar las jubilaciones con aportes a empresas privadas.
Convierten a la educación en escuelas de oficio, para abaratar el trabajo de los jóvenes. Comienzan a privatizar y precarizar la salud pública. Y siguen los tarifazos: 40% al gas, 70% a la electricidad, 120% al transporte. Y le niegan un bono compensatorio a los estatales, docentes, jubilados y a la asignación por hijo.
Frente a este plan de hambre, ajuste, entrega y sacar a las Fuerzas Armadas a la calle, ha comenzado a estallar la rebeldía del movimiento obrero y popular. Rebeldía que para derrotar ese plan, necesita un plan de lucha que arranque con un paro nacional, activo y multisectorial. Y para hacer tronar el escarmiento con los traidores que ya avanzaron por este camino con los convenios de Vaca Muerta, la construcción y los metalúrgicos de Tierra del Fuego.
4. Unir fuerzas para derrotar al plan macrista
El rechazo al plan macrista se discute hoy en todo el país gremial, social y político, y presiona al Congreso. Crea condiciones para la necesaria unidad para enfrentarlo y derrotarlo. No es hora de sectarismos ni vedetismos; es hora de unir fuerzas para la lucha.
Hay pronunciamientos en la izquierda, de sectores peronistas (como el del gobernador Rodríguez Saá), massistas (la diputada Camaño), kirchneristas (CTA de Yasky), radicales (el diputado Alfonsín), el centroizquierda socialista, y de la senadora Odarda, entre muchos otros.
La nueva cúpula de la iglesia católica argentina y la presencia del obispo Sánchez Sorondo en actos con Pablo Moyano señalan su compromiso social. También, sectores evangélicos y de otros credos.
El PTP y el PCR trabajan, en todo el país, para unir a todas las fuerzas posibles de ser unidas, y golpear juntos con todos los que estén dispuestos a ganar la calle, contra el plan macrista de hambre, ajuste, entrega y represión. Con ese eje, el PTP hace su campaña por las personerías y el PCR avanza con la campaña de afiliación por su 50 aniversario.
Nada es imposible cuando muchos se atreven a conquistarlo.