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11 de noviembre de 2010


Crece la disputa interimperialismo

1. Como consecuencia de los cambios producidos en la situación política internacional se ha agudizado la disputa interimperialista por el predominio en la economía nacional.
Aprovechando las dificultades económicas de las dos superpotencias (la URSS y los EE.UU.) creció la influencia de los monopolios europeos (principalmente alemanes e italianos, y, en el último período, la de los ingleses) y la de los monopolios japoneses. Durante el período alfonsinista se produjeron cambios importantes en este sentido.

1. Como consecuencia de los cambios producidos en la situación política internacional se ha agudizado la disputa interimperialista por el predominio en la economía nacional.
Aprovechando las dificultades económicas de las dos superpotencias (la URSS y los EE.UU.) creció la influencia de los monopolios europeos (principalmente alemanes e italianos, y, en el último período, la de los ingleses) y la de los monopolios japoneses. Durante el período alfonsinista se produjeron cambios importantes en este sentido.
En primer lugar, como resultado de la política alfonsinista, se reforzó el proceso de concentración monopolista.2 Las 200 empresas líderes cuyo peso en el Producto Bruto Interno (PBI) representaba poco más del 30% en 1983, pasó a representar el 41 % a fines de 1988.
En segundo lugar, como producto de la política dictatorial y del alfonsinismo, disminuyó la importancia del sector estatal; éste, que en 1975 facturaba el 46% de lo facturado por las 200 empresas líderes, facturó el 37% en 1980, el 32% en 1983 y el 30,4% en 1988.
El sector estatal es muy importante en la economía argentina. No sólo por lo que representa ese 30,4% de la facturación de las 200 empresas líderes, que facturan las 19 empresas estatales que integran ese pelotón privilegiado de la economía nacional. Sino también porque 5 de esas 19 empresas (YPF, Gas del Estado, SEGBA, Aerolíneas Argentinas y Somisa) integran el grupo de las 10 empresas más grandes del país. Y porque los principales bancos del país son estatales.

2. El peso de los monopolios manejados por testaferros conocidos de la URSS es muy grande en la economía nacional. En un proceso que comenzó a evidenciarse a fines de la década del cincuenta, fue adquiriendo con el apoyo del Estado y los gobiernos amigos, el control de ramas claves de la economía nacional y esto se mantuvo en lo fundamental, bajo el gobierno de Alfonsín. Tienen la principal empresa privada de acero (Acindar); el monopolio de la fabricación de aluminio (Aluar); la principal empresa de neumáticos (FATE); dos de las principales petroleras (BRIDAS y ASTRA); tienen un peso hegemónico en papel y Pasta celulósica (Papel del Tucumán, Celulosa Jujuy, Alto Paraná-Massuh, Papel Prensa); peso muy importante en la pesca con empresas que manejan con testaferros y con la pesca que hacen por los acuerdos con la URSS; fuertes proveedores de los ferrocarriles a través del grupo BGH y de la participación en Materfer; peso hegemónico en los medios de comunicación a través de Clarín (AGEA S.A.) y el control de DYN, Canal 13, Canal 9, Cablevisión, Radio Mitre, Rivadavia, América, Página 12, Sur, Crónica, y una extensa red de diarios, canales de televisión, radios, etc., del interior, además de la hegemonía, incuestionable, en los sectores periodísticos, artísticos, y en medíos de comunicación estatales y privados, como resultado de veinte años de predominio en el aparato estatal, son el principal grupo en vitivinicultura y tienen peso decisivo (en algunos casos. hegemónico) en las empresas de la construcción, carne, azúcar, fruta, lanas, jugos cítricos, yerba mate, textiles, plásticos, calzado (GATIC, entre otras, que trabaja con la patente de ADIDAS) y un gran peso en el comercio.
El sector financiero controlado por ese sector de monopolios manejado por testaferros conocidos del socialimperialismo soviético –con diversos grados de asociación y alianza con sectores de terratenientes y burgueses nacionales– es, de lejos, el grupo privado más importante (BIBA, Irving Austral, Quilmes, Credicoop, Crédito Argentino, Mercantil, Buenos Aires Building, entre los mayores, y otros menores como Banco Patricios, Alas, del Buen Ayre, etc.) Este sector financiero fue el más afectado por las medidas que tomó el gobierno de Menem en enero de 1990, pero esto no menoscaba que siga siendo el grupo financiero más importante del país; más aún porque en lo fundamental, aunque surgen contradicciones y enfrentamientos internos, el grupo de empresarios y bancos manejados por los testaferros soviéticos, hasta ahora, ha trabajado en lo fundamental unido.
Ha sido esta fuerza, muy grande, la que le permitió controlar al sector prosoviético luego de 1983, no sólo la Confederación General de la Industria y la Confederación General Empresaria sino también organizar, desde las oficinas de BRIDAS, al grupo de –los llamados “capitanes de la industria” que fue el poder tras el trono con Alfonsín. Dicha fuerza, por otra parte, le permite desde hace mucho– subordinar y comprar a una parte de los jerarcas sindicales para hacerlos jugar en el movimiento obrero en función de sus planes.
Para evaluar el peso del grupo monopólico soviético en la economía nacional hay que agregar: que no ubicamos en el mismo el peso muy grande que tiene ese grupo en la burguesía burocrática que controla las empresas estatales claves en el país, control que resulta fundamental para el desarrollo de los diferentes grupos monopolistas. Y tener en cuenta, también el peso muy grande que tienen las fuerzas prosoviéticas en el movimiento cooperativo (agrario, industrial, comercial, financiero y de seguro) que es uno de los movimientos cooperativos más grandes del mundo. Además, en el análisis anterior, sólo ubicamos a grupos dirigidos por testaferros públicos, en la práctica, por años de actividad económica y política, pero no ubicamos en el mismo a grupos muy poderosos que están estrechamente vinculados a las fuerzas prosoviéticas, y de los que existen numerosos y convincentes elementos como para pensar que forman parte de ese grupo. Así sucede, por ejemplo, con las empresas que maneja el grupo Hirsch dentro del grupo Bunge y Born (que son la mayoría de las empresas que maneja el grupo en la Argentina) y sucede lo mismo con La Serenísima, empresa que facturó por más de 400 millones de dólares en 1988.
El cambio más importante sucedido respecto de la relación de la URSS con la Argentina en los últimos años es que aquella ya no es, como en los tiempos de la dictadura militar, el principal cliente de nuestras exportaciones. Es sí, en menores cantidades, el principal comprador de granos. Pero en 1988 fue el tercer comprador de nuestras exportaciones y en 1989 el 4to, (en su mayoría compra soja, pellets de soja. y aceites vegetales; también compra tubos sin costura, lanas y cueros semielaborados y elaborados), En esto ha incidido la situación económica de la URSS (que se manifestó en una disminución muy grande de sus compras en el Tercer Mundo) y la contradicción que tienen con la industria argentina para vender sus productos manufacturados y compensar así lo que nos compran.

3. Los yanquis son el principal grupo por sus inversiones directas de capital, con mucho peso en el petróleo (Esso, Amoco entre otras); petroquímica y química (Dow Chemical; Monsanto; Exxon Chemical, Ducilo, etc,); tabaco (Massalin); Carne (Swift principal empresa frigorífica del país); Good Year y Firestone; Xerox; IBM, Continental, Cargill; Coca Cola; Gillette; Refinerías de Maíz; Kodak; etc. Entre las 200 firmas que más facturan hay 31 firmas yanquis que, agrupadas, son el principal grupo privado (facturan el 11,8% del total). Debemos tener en cuenta, sin embargo, lo señalado respecto del grupo soviético y Bunge y Born, etc., y además que, hasta ahora, salvo muy raros momentos, los grupos monopolistas yanquis no actúan unidos, últimamente los yanquis han avanzado al pasar a manos del Citicorp el control de Celulosa.
Debe considerarse, para evaluar el peso de los yanquis, que son los principales acreedores de la deuda externa y que, en lo interno, tienen un gran peso entre los bancos extranjeros. Estos, luego de las medidas adoptadas por Menem en enero, controlan el 80% del call money, mecanismo con el que los bancos se proveen de fondos. En 1988 los EE.UU. se convirtieron en el principal cliente de las exportaciones argentinas.
Además los yanquis son fuertes proveedores de insumos industriales y los principales beneficiarios por la dependencia tecnológica del país; son los principales proveedores de repuestos para la aeronáutica civil y han sido, tradicionalmente, proveedores de las Fuerzas Armadas. Ejercen una fuerte influencia cultural por su peso internacional en los medios de comunicación y en los mecanismos formadores de la opinión pública, la moda, las costumbres, etc. Son nuestros principales proveedores de híbridos para la agricultura y de agroquímicos para la misma. Aprovechan, todavía, la subsistencia de pactos y acuerdos militares suscriptos en la época de la inmediata post guerra y durante la llamada guerra fría. Aprovechan también su poderío regional en América Latina, a la que consideran su “patrio trasero”, para presionar a los gobiernos argentinos de mil maneras.
Si se tienen en cuenta los datos correspondientes a las 200 grandes empresas que más facturan se observa que, entre 1983 y 1988, los monopolios yanquis bajaron un 29,7% su peso entre ellas y se redujo a la mitad la diferencia de lo facturado por ellas de lo facturado por las empresas de testaferros soviéticos que integran ese grupo (de 1.500 millones de dólares a favor de los yanquis a 835 millones). Esto pese a que también bajó el peso relativo de las empresas del grupo soviético dentro de las 200 empresas líderes (bajó un 6,2%).

4. El grupo inglés es muy poderoso. Tiene dos entre las diez empresas que más facturan y una de ellas (Shell) es la principal empresa privada del país. Controlan bancos muy importantes (Roberts; Francés; Lloyds y Barclay) y compañías de seguros (grupo Roberts). Su ocupación de Malvinas, Georgias, y Sandwich del Sur le da un gran poder de presión. Son grandes terratenientes dueños de millones de hectáreas en todo el país especialmente en la Patagonia. Tienen una influencia tradicional en la oligarquía argentina. Ahora, llevada por las necesidades de la competencia en el Mercado Común –especialmente con Alemania– Gran Bretaña trata de restaurar esas viejas relaciones con la clase dirigente argentina.

5. El grupo italiano es también muy poderoso en el país. Especialmente en la producción industrial. Pertenecen, o están muy vinculados a ese grupo; Siderca, Techint-Propulsora-Cometarsa-Comatter; Sevel-Sideco-Philco; Pirelli; Fiat; Rigolleau; Cinzano. Tiene peso en el sector financiero (Banca Nazionale del Lavoro; Sudameris; Di Nápoli), Entre 1983 y 1988 los intereses italianos representados en el grupo de empresas líderes, crecieron un 40%. La alianza de los monopolios de este grupo, o de algunos de ellos con una u otra de las superpotencias, ha sido decisivo para volcar las fuerzas a uno y otro lado desde la década del 60.

6. El grupo alemán dentro de las empresas líderes creció, entre 1983-1988 un 61,5%. Se estima en más de 1.500 millones de dólares las inversiones
directas alemanas en la Argentina, concentrados en sectores de capital intensivo y alto uso tecnológico (Suplemento especial de Clarín: 29-1V-1 990). Son muy fuertes en el automotor (terminales y autopartes) Autolatina-Transax (mayoría Volkswagen); Mercedes Benz; Deutz; Bosch. En la química: Bayer; Hoechst; Basf; en electrónica y comunicaciones: Siemens; en petróleo y energía (sobre todo por su vinculación con la industria atómica) servicios y alimentos. El Deutsche Bank– es muy importante en el país. La República Federal Alemana es un importante cliente de nuestras exportaciones (tal vez sus compras son mayores por la utilización de puertos holandeses por los importadores alemanes) y se ha convertido en el principal comprador de carnes argentinas. La República Federal Alemana ha tejido una estrecha relación con la cúpula de nuestras fuerzas armadas a partir de la fabricación, con tecnología alemana, de tanques, naves de guerra, aviones, e incluso, de proyectos especiales como el misil Cóndor. Los alemanes son fuertes proveedores de tecnología (entre 1977 y 1989 se celebraron 612 contratos de esa naturaleza).

7. También tienen fuerza los franceses que controlan empresas como la Renault; Dreyfus; entre otras, y bancos como el Supervielle.

8. Es interesante la lista de los grupos económicos que más crecieron entre 1983 y el 88 según la mencionada lista de grandes empresas. Ellos fueron: El Hogar Obrero; grupo Indupa; Siemens; grupo Massuh; grupo Macri; grupo Perez Companc; grupo Pescarmona; grupo Sancor; La Plata Cereal (subordinado al grupo suizo André); Arcor; Soldatti; Ledesma; Bagley-Patrón Costas; Mastellone; grupo Techint; grupo Bridas; Bunge y Born e Isaura.
En 1989 se produjo un cambio importante en la composición de las exportaciones porque las manufacturas de origen industrial (acero, aluminio, químicos, petroquímicos, combustibles, celulosa y papel) con el 37% del total sobrepasan a las de los productos agropecuarios, aunque todavía dos tercios de nuestras exportaciones son de origen agropecuario (productos agropecuarios y manufacturas de origen agropecuario).

9. Existe un grupo importante de monopolios de origen nacional que pueden ser considerados “maduros” porque salen al mercado exterior a competir. Pero para hacerlo han debido subordinarse, a través de la servidumbre tecnológica y financiera, al capital monopolista internacional, por lo que hoy es difícil caracterizarlos como monopolios “nacionales”, por los lazos que tienen con grupos italianos, franceses, alemanes, soviéticos, etc., que los utilizan como tapaderas “nacionales” para sus inversiones. Entre estos grupos están: Bunge y Born, Techint, Pescarmona, Cartellone y Pérez Companc.
En los últimos años han crecido otros monopolios “maduros” de origen nacional: Hogar Obrero y Sancor (de origen cooperativo); Bagley; Terrabusi; Indupa; Ledesma; Arcor; grupo Soldatti (Compañía General de Combustibles y Química Estrella) y Garavaglio y Zorroaquín.
10. El sector hegemónico de las clases dominantes, los monopolios controlados por el socialimperialismo y los sectores terratenientes y de burguesía intermediaria a él subordinados, ha sido debilitado principalmente por la lucha popular.
Por otra parte la propia Unión Soviética sufre una profunda crisis y tropieza con grandes dificultades para su expansionismo imperialista y sus objetivos de dominación mundial. Estas dificultades, sin embargo, no llevan al socialimperialismo a cejar en su puja por el control de la Argentina.
Con esos objetivos, en nuestro país aprovecha a fondo las contradicciones interimperialistas.
En acentuada y dura, disputa con el imperialismo yanqui y los sectores oligárquicos a él subordinados, el socialimperialismo y sus socios locales hegemonizan hasta ahora el bloque de las clases dominantes, sobre la base de sus fuertes posiciones en la economía, en el Estado y en la sociedad argentinos y de asociaciones y amplias alianzas con sectores proeuropeos.

11. Una de las consecuencias más graves de la crisis y de la disputa interimperialista por el control de la economía nacional es la quiebra de la pequeña y mediana industria nacional. Según los datos obrantes en el Ministerio de Economía de la Nación las pequeñas y medianas empresas conforman el 96,5% de las unidades productivas y ocupan el 75,6% de la mano de obra. La situación de crisis generalizada de la pequeña y mediana empresa repercute pesadamente en las economías regionales ya que la enorme mayoría de los establecimientos fabriles en el interior está representado por ese tipo de empresas (sólo el 1,1 % de los establecimientos fabriles de la Región Norte, son por ejemplo, establecimientos de la gran industria). Consecuentemente el proceso de concentración monopolista, acelerado por la crisis económica, es aprovechado por los monopolios para eliminar competidores y liquidar, o absorber, a las pequeñas y medianas empresas. Esto implica desocupación y atraso, y de ninguna manera trabajo, progreso y modernización. Las elevadísimas tasas de interés vigente y la falta de crédito accesible para el pequeño y mediano empresario, la política de dar la espalda al mercado interno, los tarifazos y elevados impuestos, la política liberal de mercado y su consecuencia de abrir el gallinero al zorro, la entrega a los monopolios extranjeros de empresas nacionales que pueden ser utilizadas para estimular a la pequeña y mediana empresa, todo esto, ha llevado a la ruina a miles de pequeños y medianos empresarios y amenaza con arrastrar a la quiebra a muchos más. La experiencia mundial ha probado, también, que el estímulo a la pequeña y mediana empresa en países como el nuestro es el medio más idóneo para incorporar los adelantos científicos y técnicos.