El viernes 2 de mayo se vivió una de las jornadas más sangrientas desde que comenzó el movimiento separatista prorruso en las ciudades del sureste de Ucrania, al enfrentarse manifestantes defensores de la unidad de Ucrania y los prorrusos de la ciudad de Odessa, en la costa del Mar Negro, al sur del país.
El viernes 2 de mayo se vivió una de las jornadas más sangrientas desde que comenzó el movimiento separatista prorruso en las ciudades del sureste de Ucrania, al enfrentarse manifestantes defensores de la unidad de Ucrania y los prorrusos de la ciudad de Odessa, en la costa del Mar Negro, al sur del país.
Los choques comenzaron cuando miles de manifestantes con banderas ucranianas y cantando lemas como “El este y el oeste, juntos” se manifestaban por el centro de la ciudad, en una marcha a la que se sumaron hinchas del equipo de fútbol Chernomórets. A su encuentro fueron varios cientos de prorrusos, armados con escudos y palos.
En la batalla campal murieron 4 personas, de las cuales al menos una recibió un disparo de arma de fuego, y una decena más de personas resultaron heridas, entre ellas tres policías, según las informaciones periodísticas.
Según lo informado, tras los enfrentamientos, y al verse acorralados, los prorrusos se refugiaron en la casa de los sindicatos, donde después se declaró un incendio donde murieron 38 personas más.
Hubo acusaciones y reclamos entre Washington y Moscú, como si uno y otro imperialismo no fueran los principales responsables del desmembramiento territorial del país, apoyándose en los distintos sectores de las oligarquías locales y regionales. Así la clase obrera y los pueblos de Ucrania están siendo llevados crecientemente a una guerra civil, a través de la exacerbación de las diferencias raciales, lingüísticas, religiosas e incluso futbolísticas por los imperialistas de Estados Unidos y Europa, y de Rusia.
Reiteramos nuestra solidaridad con la clase obrera y los pueblos de Ucrania y la defensa de su integridad territorial. ¡Fuera las garras imperialistas de Ucrania!