Fuerzas militares y de seguridad de la India se aprestan a intensificar —con el pretexto de maniobras de entrenamiento— su ofensiva contra el Ejército Guerrillero de Liberación del Pueblo (PLGA, en sus siglas inglesas).
Fuerzas militares y de seguridad de la India se aprestan a intensificar —con el pretexto de maniobras de entrenamiento— su ofensiva contra el Ejército Guerrillero de Liberación del Pueblo (PLGA, en sus siglas inglesas).
El PLGA se formó hace una década, exactamente el 2 de diciembre de 2000. Quienes lo constituyeron son popularmente conocidos como “naxalitas”, por el derrotado levantamiento campesino de Naxalbari (Bengala occidental) a fines de los años ’60. El PLGA es fuerte en los estados de Chhattisgarh, Orissa, Bihar, Jharkhand y Bengala occidental. Chhattisgarh es uno de los centros de la insurgencia revolucionaria marxista-leninista-maoísta en esa amplia franja oriental y central de la India.
A fines de los ’90, los organismos de seguridad indios supusieron que la muerte de tres altos dirigentes guerrilleros en diciembre de 1999 en Koyyur había significado el fin del movimiento revolucionario; pero diez años después, la insurgencia armada tiene en jaque al régimen proimperialista indio y controla en esas regiones “zonas liberadas” en las que se constituyeron gobiernos, milicias y tribunales populares.
Guerra popular, tres niveles
La ofensiva oficial intenta salir al cruce de un mes de celebración por el 10º aniversario del PLGA, que inició sus actividades al cumplirse un año de “los mártires de Koyyur”.
A partir de entonces el PLGA –desde la más estricta clandestinidad– mejoró sustancialmente sus capacidades militares y registró una impresionante expansión territorial: para combatirlo el gobierno central despliega actualmente 62 batallones.
Según el diario The Hindu (05-12-2010) el PLGA tiene tres componentes: la fuerza principal (pelotones, compañías y batallones); las fuerzas secundarias (escuadrones de guerrilleros locales), y la base (milicias de autodefensa). Los servicios de inteligencia estiman que las fuerzas principales y secundarias cuentan con alrededor de 3.000 combatientes, y el número de milicianos en la base llegaría a 30.000.
Desde su creación, el PLGA libró una guerra sin cuartel contra las fuerzas “de seguridad”. Según un documento del ejército guerrillero maoísta, en la última década los rebeldes dejaron fuera de combate a 2.000 efectivos de seguridad –incluyendo numerosos heridos–, y les arrebataron cerca de 2.500 armas y cajas de munición.
Zonas liberadas
En sus inicios hace una década, la capacidad del PLGA se limitaba a ataques de “golpear y huir” contra brigadas policiales de dos o tres miembros. Hoy en día, esa fuerza armada revolucionaria es capaz de rodear a las fuerzas de seguridad y participar en batallas a corta distancia, moviéndose en grandes formaciones. En sólo 10 años mejoraron sus tácticas desde “golpear y correr” hasta el “cerco”. En el plano “tecnológico”, una gran parte de la amplia base de 30.000 combatientes recibió instrucción para la fabricación y plantación de “artefactos explosivos improvisados”. A nivel organizativo, el PLGA partió de una fuerza de uno o dos pelotones hasta llegar a tener compañías y ahora un batallón. Fuentes policiales indias confirmaron que una compañía del PLGA creada recientemente se desplazaba apenas a 70 km de Raipur, la capital de Chhattisgarh.
Todos estos avances en influencia política y poderío organizativo y militar se evidenciaron en la emboscada de Mukuram, en el estado de Chhattisgarh el 6 de abril de 2010. En esa región selvática, unos 75 miembros de una unidad de la Fuerza de la Reserva Central de la Policía (CRPF) que patrullaban la zona resultaron muertos en una impresionante acción militar de la guerrilla maoísta (ver hoy 14-04-2010).
Según el diario The Hindu, la guerrilla ha ido obligando a las fuerzas de seguridad a restringir sus movimientos, permitiendo la ocupación y distribución de tierras y la formación de Janatana Sarkars (unidades de auto-gobierno en poblados liberados) en más de 2.000 aldeas en Bastar.
El primer ministro Manmohan Singh declaró unos meses atrás que la rebelión maoísta es la mayor amenaza a la “seguridad” interna. La represión terrorista estatal causó ya miles de muertos.
A pesar del notorio fortalecimiento militar del PLGA, las fuerzas de seguridad lograron también darle duros golpes, matando o deteniendo a algunos cuadros destacados. Alrededor de 17 dirigentes fueron asesinados o detenidos en los últimos dos años.
Al parecer, actualmente los maoístas indios debaten aspectos de línea y de táctica dirigidos a ampliar su influencia y arraigo en las zonas urbanas y la llanura, más allá de las zonas tribales y agrícolas donde tienen fuerza.