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29 de octubre de 2014

Decenas de miles en la capital de México. Decenas de miles más en otras ciudades del país. Concentraciones en varias ciudades 
del mundo. Todos reclamando “Con vida los llevaron, con vida los queremos”, a los 43 estudiantes de Ayotzinapa, Guerrero, secuestrados desde el 26 de septiembre.

Crece la rebelión en México

A un mes del secuestro y desaparición de 43 estudiantes

 “Un silencio impactante de decenas de miles de jóvenes en varios contingentes provenientes de todos los puntos cardinales de la Ciudad de México fluyeron como un río humano durante cuatro horas desde el Ángel de la Independencia, sobre la avenida Reforma, hasta el Zócalo”, dice una de las crónicas periodísticas de la marcha del 22 de octubre. 

 “Un silencio impactante de decenas de miles de jóvenes en varios contingentes provenientes de todos los puntos cardinales de la Ciudad de México fluyeron como un río humano durante cuatro horas desde el Ángel de la Independencia, sobre la avenida Reforma, hasta el Zócalo”, dice una de las crónicas periodísticas de la marcha del 22 de octubre. 
Los reclamos más escuchados en los cánticos o discursos, y escritos en pancartas y volantes, exigen la renuncia del primer mandatario Enrique Peña Nieto y acusan a los tres grandes partidos (PRI, PAN y PRD) de estar aliados con el “narcopoder”.
En el Zócalo, la gran plaza de la capital mexicana, se levantó un palco en el que se instalaron los padres y familiares de los 43 estudiantes normalistas, sus compañeros de la Escuela Normal Rural y gran cantidad de dirigentes sociales. Todos reclamaron la aparición con vida de los estudiantes, y denunciaron la complicidad de los poderes del Estado con los grupos narcos que asolan México.
Cuatro horas duró el paso de los miles de manifestantes, en la que se considera la marcha de protesta más grande desde las jornadas del movimiento universitario del 68.
El hartazgo de los sectores populares es evidente, y lo muestran pancartas como “En México es más peligroso ser estudiante que ser narcotraficante”, “Gobierno fascista, que matas normalistas”, “Gobierno farsante, que matas estudiantes”. 
Al final de la concentración, decenas de luces iluminaron una frase en la plaza del Zócalo: “Fue el Estado”. Denuncia que se corrobora día a día con la aparición de nuevas fosas con cadáveres calcinados en el estado de Guerrero, y en otras partes de México.
En el resto del país hubo decenas de concentraciones, paros, bloqueos de carreteras y hasta la quema de la Alcaldía de Iguala, Guerrero. Desde la Normal Rural Raúl Isidro Burgos se emitió un comunicado en el que expresan que “han iniciado paros en sus escuelas para exigir la presentación con vida de nuestros 43 compañeros” y que “nos estamos organizando para exigir la desaparición de poderes en Guerrero y para diluir el narco-Estado-mexicano que tanta violencia ha generado en nuestras comunidades”.
Hubo manifestaciones solidarias frente a consulados y embajadas de México, como en sitios emblemáticos, de La Paz, Bolivia; Chicago, Los Angeles, Phoenix y Nueva York, en Estados Unidos; Madrid, España; Montreal, Canadá; Buenos Aires, Argentina; Berlín, Alemania; Viena, Austria; Managua, Nicaragua; Ciudad de Guatemala, en Guatemala; París, Francia; Bogotá, Colombia, y Río de Janeiro, en Brasil, entre otras.
 
“Regrésenlos”
El domingo 26, al cumplirse un mes del secuestro de los estudiantes normalistas, nuevamente salieron miles de personas a las calles. En un Zócalo atestado, la afamada escritora Elena Poniatowska realizó un emotivo discurso en el que, además de trazar una semblanza de cada uno de los estudiantes de Ayotzinapa, afirmó:
“Hoy, domingo 26 de octubre, a un mes de la ausencia de los 43 muchachos desaparecidos de la Normal Rural de Ayotzinapa por la Policía Municipal de Iguala, Guerrero reclamamos aquí en el centro del país, en la capital de México, la presencia de los muchachos y pedimos a cielo abierto y en voz alta: “Regrésenlos”.
“El pasado miércoles 22 de octubre en una marcha que no convocó un solo partido, los ciudadanos se organizaron solos e inauguraron una protesta ejemplar, absolutamente fuera de serie. La marcha resultó cinco veces mayor que la consignada por los medios: 350 mil personas, un río de gente seguía entrando y abarrotaba las calles aledañas al zócalo de por si lleno a reventar. La multitud protestaba contra el crimen de Ayotzinapa, un crimen de lesa humanidad. Los estudiantes fueron cazados, sometidos a la tortura hasta la muerte, a la desaparición forzada, a ejecuciones arbitrarias y ahora los culpables quieren librarse de su responsabilidad acusando a los jóvenes y buscan criminalizarlos al querer ligarlos al cartel de “Los Rojos” o a “Guerreros Unidos”. No se vale desviar la investigación de los hechos y deslizar en conferencias de prensa que se trata de un enfrentamiento entre cárteles. Tampoco se vale implicar a los muchachos en grupos guerrilleros. El “caso Iguala” es una mancha atroz en la vida oficial y política de nuestro país ya de por sí hundida en el lodo…
“Frente al terror solo queda la unión de un pueblo que se levanta y grita como lo ha hecho durante días: ‘Vivos se los llevaron, vivos los queremos’”.
 
Próximos pasos de 
una gran rebelión
Cuarenta y ocho horas después de la jornada del 22 de octubre se reunió la II Asamblea Nacional Popular, con la asistencia de 76 organizaciones sociales, sindicales, estudiantiles, populares, de derechos humanos y los pueblos originarios provenientes de todas las regiones del estado de Guerrero y de diversos estados del país.
Allí se reafirmó que “en esta etapa de lucha, la demanda fundamental es la presentación con vida de los 43 estudiantes desaparecidos, la justicia para los 6 asesinados y atención a los lesionados el pasado 26 de septiembre en la ciudad de Iguala, Guerrero, así como el castigo a los responsables materiales e intelectuales, que participaron por acción o por omisión en la masacre y desaparición forzada; señalamos como responsables a los tres niveles de gobierno, municipal, estatal y federal, denunciando que fue un Crimen de Estado, un delito de lesa humanidad, por lo que como tales deben ser juzgados, José Luis Abarca, María de los Ángeles Pineda, Felipe Flores, Iñaki Blanco Cabrera, Ángel Aguirre Rivero y Enrique Peña Nieto, Miguel Ángel Osorio Chong, Jesús Murillo Karam, entre otros. 
Esta ANP rechaza contundentemente que la salida de Ángel Heladio Aguirre Rivero, resuelva en definitivo el problema de la desaparición forzada de nuestros compañeros; por lo que la ANP no reconoce ningún nombramiento de Gobierno Interino para el Estado de Guerrero.
Esta ANP exige la desaparición inmediata de los tres poderes del Estado de Guerrero, y se pronuncia por la Convocatoria a una Asamblea Estatal Constituyente Democrática y Popular, y la instauración de un Gobierno Honorable de Obreros y Campesinos; como la única salida real a los problemas actuales. 
La ANP acuerda seguir impulsando un plan de acción que centre su fuerza en golpes certeros al poder económico y político del régimen actual; realizando la toma de los municipios hasta completar los 81 en el estado de Guerrero, y avanzar en otros estados, el bloqueo a las empresas trasnacionales, la toma de los edificios públicos de los tres poderes de los gobiernos municipales, estatales y nacionales, toma de los medios masivos de comunicación, toma de puertos y aeropuertos, toma del Instituto Nacional Electoral (INE), declarando que si no aparecen nuestros compañeros no habrá elecciones para el próximo año. La movilización central será el Paro Nacional de 72 horas, para los próximos días 29, 30 y 31 de octubre”.