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06 de noviembre de 2019

Siguen las marchas y surgen cabildos populares

Crece la rebelión popular en Chile

Entramos en la cuarta semana de intensas luchas en Chile. La movilización popular no se detiene, y día a día se suman nuevos sectores.

El gobierno de Piñera, en los últimos días, tuvo que realizar cambios en su gabinete, y retrocedió con el aumento de las tarifas del metro de Santiago, y otras subas previstas. Esto no frenó la lucha, porque las masas ven que esto es sólo maquillaje, y en las calles se discute la necesidad de cambios de fondo.

Cada día más los reclamos pasan a ser políticos, en particular una Asamblea Constituyente para reemplazar la actual Constitución chilena, que proviene de la época de Pinochet, y la renuncia del presidente Piñera.

La otra demanda es el juicio y castigo a los responsables materiales y políticos de la salvaje represión que se viene descargando sobre el pueblo chileno. Todos los días aparecen aberrantes testimonios de violaciones a mujeres y homosexuales, torturas, asesinatos. hay casi 4.000 detenidos (casi 400 son niñas, niños o adolescentes); entre los más de mil heridos atendidos en hospitales, más de un centenar de personas han perdido la vista, y se buscan a muchos desaparecidos.

En la semana que pasó, junto a los jóvenes, las mujeres y sectores del pueblo mapuche que ya venían en las calles, se sumaron varios gremios, con marchas y paros. Trabajadores portuarios, mineros y de la salud se movilizaron, y en muchos casos se coordinó entre gremios, como sucedió con la Unión Portuaria, la Confusam, el Sindicato de Minera Escondida, el Colegio de Profesores y Profesoras, entre otros. Fue contundente el paro por 24 horas de los trabajadores de la minera Escondida, la mina de cobre más grande del mundo.

La movilización popular se extiende a toda la geografía de este “país tan largo” como cantaba Quilapayún. A las manifestaciones diarias en Santiago, se suman las de Concepción, Valparaíso, Antofagasta, La Serena. En varias hubo nuevos enfrentamientos con los carabineros, pero esta represión no saca a nadie de la calle. Circulan por las redes dos fotos fantásticas. En una se ve a una joven llevada detenida por los “pacos”, sacando la lengua desafiante. En otra, al frente de una columna, en un carril un carabinero en moto, y a la par un niño en bicicleta, que lo mira sin temor. Pasado y futuro de Chile.

La conmoción social se ha cobrado dos encuentros internacionales, con los que el “oasis” chileno del que se vanagloriaba Piñera pretendía mostrar la bonanza de su “modelo”. Con cara de compungido, el presidente chileno tuvo que anunciar el 30 de octubre, la cancelación del APEC (Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico) y la COP25 (Conferencia sobre el Cambio Climático de la ONU). Este cambio fue “bendecido” por el presidente de Estados Unidos Donald Trump, quien aprovechó para decir que hay esfuerzos extranjeros para minar las instituciones” en Chile.
La inmensa oleada de luchas está resquebrajando al gobierno, y a los sectores de las clases dominantes que lo apoyan. Crecen opiniones de dirigentes de la derecha chilena favorables a la renuncia de Piñera, ya que consideran que no es garantía de gerenciar sus intereses. Incluso algunos de estos sectores apoyan una reforma constitucional, como expresó recientemente el vocero de la Corte Suprema de Justicia.

“El derecho a vivir en paz”
En Chile se lucha y se canta, se baila, y florecen expresiones artísticas por todos lados, como parte de este gran proceso de masas. Hay una canción que se ha transformado en símbolo de muchas manifestaciones, cuya letra y música original es del poeta y cantor chileno Víctor Jara, que fue cruelmente asesinado a comienzos de la dictadura de Pinochet, en 1973.

La letra original fue modificada con consentimiento de la viuda de Jara, y además de ser cantada por multitudes en las calles, está siendo objeto de bellas versiones por los más destacados cantantes y músicos chilenos.
La canción, de 1971, hablaba de “El derecho de vivir en paz” para Vietnam, en plena guerra de agresión por parte del imperialismo yanqui. Ahora su letra se adaptó a las demandas de las masas en lucha. “El derecho de vivir sin miedo en nuestro país, en conciencia y unidad con toda la humanidad”, dice una de sus estrofas, y termina “Es el canto universal/ cadena que hará triunfar/ El derecho de vivir en paz”.

Asambleas y cabildos populares
Un fenómeno que se extiende en medio de este profundo remezón político es el de las asambleas y cabildos populares. Hay para todos los gustos y prácticamente en todas las ciudades. Algunos de estos cabildos surgieron autoconvocados, como el del complejo habitacional de Villa Frei, en Santiago, donde los vecinos decidieron reunirse para discutir medidas frente al estado de excepción. Hoy se juntan 900 personas que discuten de todo. Aparecieron cabildos feministas, porque “la salida no es sin nosotras”, y un sinfín de reuniones.

La Unidad Social, ese conglomerado que agrupa un centenar de organizaciones sindicales, sociales, estudiantiles, etc., está impulsando estos cabildos, con la premisa que “es fundamental que sea la población chilena quien resuelva democráticamente sobre cómo avanzar en mayor justicia y recuperación de derechos sociales”. Algunos sectores como la CUT, Central Única de Trabajadores, toma a estos cabildos como base de una Asamblea Constituyente.

Las conclusiones de estos cabildos y asambleas muestran la riqueza de los debates en los sectores en lucha. En la Plaza Inés de Suárez de Santiago los vecinos dicen que se conocían de las marchas, pero que en esos momentos no podían conversar y escucharse. En el Cabildo del Estadio Monumental del Club Colo-Colo, cerca de mil personas se dividieron en grupos de 10 o 20, “discutiendo apasionadamente sobre el estado actual del país”, como dice una crónica periodística. En la productora Fabula, se reunieron trabajadores junto a familiares y amigos. Una de las trabajadoras decía “Los ciudadanos, queremos y necesitamos tener un rol más activo en la vida pública, y que nuestra participación no se limite a los procesos electorales, pero no encontramos esos espacios”.

El lunes 4/11, Unidad Social convocó a un “super lunes” de marchas y concetraciones. Otra vez decenas y decenas de miles de jòvenes, mujeres, mayores y familias enteras tomaron las calles, en Santiago y todo el país. El gobierno de Piñera volvió a reprimir a mansalva en la capital, aumentado el número de heridos y detenidos. El combate popular no cesa.

No está escrito el futuro de esta inmensa lucha social y política que está protagonizando el pueblo chileno. Pero estamos seguros que ya es una de las páginas más hermosas del combate de los pueblos de nuestra Latinoamérica por su liberación, y debemos rodearla de la más inmensa solidaridad.

 

Escribe Germán Vidal

Hoy N° 1790 06/10/2019