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18 de enero de 2017

Pekín ha replicado a los ataques verbales de Donald Trump y el próximo secretario de Estado de su gabinete reforzando las presiones diplomáticas y militares sobre Taiwan.

Crece la tensión en Asia sudoriental

Medios de China alertan sobre una confrontación militar

Donald Trump ha nominado como su próximo secretario de Estado al ex consejero delegado de Exxon Mobil, , cuestionado por su relación con el presidente ruso Vladimir Putin. Éste le impuso la condecoración de la Orden de la Amistad por su contribución en el desarrollo del sector energético ruso en 2013. El ejecutivo se unió a Exxon Mobil en 1975 y en los años 90 dirigió los intereses de la compañía en Rusia. Una época en que se relacionó con Putin.
Sin embargo, en su intervención ante el Comité de Asuntos Exteriores del Senado en su audiencia de confirmación para el cargo, el ex Exxon señaló que “Rusia representa hoy un peligro (…) Nuestros aliados de la OTAN tienen razones para alarmarse ante una Rusia que resurge”. Y aseguró que Estados Unidos no será probablemente nunca “amigo” de Rusia, a la que incluyó entre las “amenazas considerables” a las que se enfrenta el país junto a China, el islamismo radical o adversarios como Irán y Corea del Norte. Un discurso que contrasta con la “sintonía” manifestada por Trump con Moscú y el menosprecio declarado hacia la OTAN en la campaña.
En cuanto a China, afirmó que “no ha sido un socio fiable” para lidiar con la amenaza nuclear de Corea del Norte. “China ha demostrado una disposición a actuar con desidia en busca de sus propios objetivos, que a veces han entrado en conflicto con los intereses de Estados Unidos. Tenemos que lidiar con lo que vemos, no con lo que esperamos”, subrayó el nominado de Trump para dirigir la diplomacia estadounidense, señalando que hay que “reconocer las realidades sobre China”. Al respecto, Tillerson indicó que la construcción de Pekín de islas en aguas del mar del Sur de China “es una toma ilegal de áreas disputadas sin consideración por las normas internacionales“. Tillerson añadió que considera la expansión naval y territorial de Pekín en esa estratégica región marítima como “extremadamente preocupante” y dijo que si la nación asiática puede dictar el acceso a un espacio por el que cada año transita un volumen de carga valorado en cinco billones de dólares, supondría una amenaza “para toda la economía global”.
 
Réplicas desde China
Pekín reclama la soberanía de casi la totalidad del Mar de la China Meridional que se disputa con otros cinco estados y la isla de Taiwán.
Tras las declaraciones del nominado secretario de Estado de Trump el diario oficial China Daily advirtió que si el proyecto de Tillerson se implementa desencadenará “una desgracia”. “Establecería el rumbo para una confrontación devastadora entre China y EEUU”, escribió el periódico aclarando que este tipo de bloqueo provocaría una “respuesta defensiva” de las fuerzas armadas de la RPC.
Los analistas citados en diferentes medios de China coincidieron en ese mismo vaticinio, adelantando que las simples manifestaciones de Tillerson podrían ser utilizadas por Pekín para reforzar aún más su despliegue militar en los atolones que controla.
La creciente tensión entre Pekín y la próxima Administración Trump está teniendo una clara repercusión a nivel regional con repetidos altercados verbales entre la RPC, por una parte, y los aliados de EEUU como Taiwan y Japón, por otra, que ya han trascendido a movimientos militares.
La semana pasada la aproximación de un grupo naval chino comandado por el portaaviones Liaoning a las inmediaciones de Taiwán generó un nuevo sobresalto en la isla asiática, cuyo ejército movilizó aviones de combate F-16 e IDF, aeroplanos de vigilancia anti submarina y una fragata.