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02 de octubre de 2010

Violenta represión contra la lucha de comunidades indígenas, docentes y estudiantes. ¿Retoma Correa el camino hambreador y entreguista de los gobiernos anteriores?

Crecen las demandas populares en Ecuador

Hoy 1287 / El gobierno quiere descargar la crisis sobre el pueblo

El gobierno de Rafael Correa desencadenó en las últimas semanas una violenta represión contra las demandas de múltiples sectores populares.
El miércoles 30 de setiembre, 500 policías atacaron a los manifestantes que se habían apoderado de un puente a la salida de la ciudad amazónica de Macas. Protestaban contra la Ley de Agua y la Ley Minera, y en solidaridad con el paro de los maestros. En el enfrentamiento fueron muertos dos docentes (uno de ellos profesor bilingüe indígena shuar) y hubo decenas de heridos.
El lunes 28 se había iniciado una movilización nacional con cortes de ruta convocada por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), y las de los pueblos amazónicos (Confeniae) y andinos (Ecuarunari).
Mientras los maestros llevaban a cabo en todo el país su 16º día de paro nacional, en el oriente amazónico las protestas indígenas se concentraron principalmente en las provincias de Pastaza y Morona Santiago. Correa acusó a esos sectores populares de “desestabilizadores”.
El jueves 1º de octubre, la Unión Nacional de Estudiantes (UNE, universitarios) realizó en todas las capitales de provincia una Marcha de las Cacerolas Vacías en solidaridad con los pueblos indígenas y en reclamo de castigo a los responsables de la represión del día anterior. El dirigente de los maestros de Pichincha, Jorge Piedra, afirmó que el presidente Correa “tiene las manos manchadas de sangre y tiene la obligación de rectificar y escuchar las demandas de maestros, indígenas, de las universidades, los pequeños comerciantes, de los trabajadores”.
En los últimos meses el presidente acentuó sus actitudes prepotentes y autoritarias, impulsando una gran campaña de prensa para dividir y aislar las luchas populares.
El gobierno reformista de Correa, que tantas expectativas había generado en sectores del pueblo al sumar medidas antiimperialistas, está adoptando políticas que descargan los efectos de la crisis  sobre las espaldas del pueblo, muy similares a aquéllas que motivaron las grandes rebeliones populares que en los años anteriores a su llegada al gobierno voltearon a los presidentes Bucaram, Mahuad y Gutiérrez.