Tuvo trascendencia internacional la masiva protesta en la Universidad de Berkeley, California, condenando la presencia de un conocido racista, Milo Yiannopoulos, quien se disponía a dar una conferencia que tuvo que ser cancelada. Lo de Berkeley es el hecho más conocido de una gran cantidad de actos y movilizaciones en las universidades. Cada vez más sectores de estudiantes y graduados advierten contra las intenciones de Trump de cercenar las libertades democráticas en la educación. Esto se hace evidente con la designación de la multimillonaria y fundamentalista cristiana Betsy DeVos como secretaria de Educación, quien viene siendo resistida en las calles y en el propio Congreso.
En los últimos días, a las marchas a los aeropuertos generalizando la consigna “No prohibición. No muro”, se ha sumado el cierre de miles de comercios en Nueva York, cuyos propietarios son yemenitas que protestan por la prohibición del ingreso de connacionales.
Sólo el fin de semana del 4 y 5 de febrero se pueden contabilizar decenas de actividades, entre ellas podemos mencionar Denver, Colorado; Salt Lake City, Utah. En West Palm Beach, Florida, cientos se reunieron frente a la lujosa finca de Trump, quien decían que estaba allí. Las marchas se replicaron en Washington, DC; en Nueva York; en Los Ángeles; Janesville, Wisconsin, y en Texas, donde el domingo se jugaba el Super Bowl, la final del campeonato estadounidense de fútbol americano.
Las protestas se extendieron a muchas ciudades pequeñas, incluyendo Raleigh, Carolina del Norte; Wilkes Barre, Pennsylvania; North Adams, Massachusetts; Ogden, Utah; y Rhinelander, Wisconsin. En algunos lugares hubo enfrentamientos con grupos racistas, y detenidos por parte de la policía, como 70 estudiantes de la Universidad de Ohio.
Fuera de los EEUU, hubo protestas en Toronto, Londres; París, Francia; Berlín, Alemania; Sydney, Australia; Yakarta, Indonesia; Manila, Filipinas; y otros lugares.
