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02 de octubre de 2010

Crisis, acuerdos y disputas

Hoy 1260 / Chispazos entre yanquis y chinos en los umbrales del G-20

Un informe del Pentágono –el Departamento yanqui de Defensa– volvió a poner, el jueves 26, al imperialismo chino como potencial enemigo estratégico de los imperialistas yanquis. Actualizando los avances del documento Santa Fe IV del año 2000, el nuevo informe, titulado “El poder militar de la República Popular de China”, afirma que la estrategia y las capacidades militares de Pekín aumentaron enormemente en los últimos años, amenazando el equilibrio militar del oriente asiático.
Según datos oficiales chinos, desde el año 2000 el Ejército Popular de Liberación duplicó su presupuesto, pasando de 28.000 a 60.000 millones de dólares, aunque los jefes yanquis dicen que China “subregistra” sus gastos en investigación, renovación y desarrollo de su industria de defensa, y que el presupuesto militar real de 2008 estuvo entre los 105.000 y los 150.000 millones de dólares. Los especialistas del Pentágono (que no dicen que el presupuesto yanqui de “defensa” quintuplica la cifra que le atribuyen a sus rivales chinos) seguramente se preocupan por los misiles antisatélites que Pekín ya probó con éxito, y por la nueva base de submarinos que construyó en la isla de Hainan, en el Mar del Sur de China. O quizá por el arsenal de misiles de alcance corto y medio en su costa sobre el Estrecho de Taiwán.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de China respondió al informe airadamente, declarando que Washington miente al calificar a China de “amenaza militar”, y acusándolo de persistir en su “mentalidad de guerra fría” y de “interferir en asuntos internos” de China.
En febrero, una nave de reconocimiento de la Armada estadounidense fue cercada por pesqueros chinos en aguas del Mar del Sur del país oriental. Por el incidente Beijing acusó –seguramente con razón– a Washington de espionaje y de “acciones ilegales en una zona de exclusión económica” que la Casa Blanca considera aguas internacionales.
Coincidencia o no, el embate retórico yanqui contra sus rivales de Beijing tuvo lugar apenas días después de que el premier chino Wen Jiabao dijo estar preocupado por la seguridad de los bonos del Tesoro de USA en posesión de China, y exhortó a Washington a garantizar la seguridad de los activos chinos. Y poco después, también, de que el ministro de Hacienda de China, Xie Xuren, embistiera contra el dólar (y de hecho contra la hegemonía global norteamericana) pidiendo una reforma completa del sistema financiero mundial diversificando las monedas internacionales.
Lo cierto es que la crisis económica mundial en curso contribuye a recalentar las rivalidades imperialistas.
No existen demasiadas expectativas en que la reunión del G-20 que se inicia el jueves 2 de abril aporte soluciones de fondo a la arrasadora crisis mundial, ni a las divergencias yanqui-europeas sobre el camino para superarla, ni sobre la propuesta china de reemplazar el dólar como moneda de reserva, anticipada por Rusia y secundada por el brasileño Lula.
Y los poderosos de la tierra (con los yanquis, rusos y chinos a la cabeza) hace tiempo que se preparan para otras alternativas.