La desregulación que impuso Cavallo y que sigue hasta el presente generó una terrible especulación donde los dueños de ingenios acumulan azúcar en sus galpones. Cuando el precio baja se vende el azúcar de los cañeros y cuando el precio sube se vende el de ellos. La oligarquía azucarera esquilma al pequeño y mediano cañero, estafándolo en el peso y en el rinde de la caña, sobre todo al cañerito que termina vendiendo la caña en pie.
La desregulación que impuso Cavallo y que sigue hasta el presente generó una terrible especulación donde los dueños de ingenios acumulan azúcar en sus galpones. Cuando el precio baja se vende el azúcar de los cañeros y cuando el precio sube se vende el de ellos. La oligarquía azucarera esquilma al pequeño y mediano cañero, estafándolo en el peso y en el rinde de la caña, sobre todo al cañerito que termina vendiendo la caña en pie.
El cañero sólo recibe su parte por el azúcar que produce su caña, pero de esa misma caña se saca melaza, bagazo, y muchos subproductos que se venden sin que el cañero reciba nada.
Frente a la crisis desatada, con grandes stock de azúcar en los galpones, está en disputa quién va a pagar los platos rotos. Los cañeros han salido a las rutas y a trabar los portones de varios ingenios, ya que la situación se volvió insostenible. A los cañeritos chicos les ofrecen $20 los mil kilos de caña, con ese precio van a la quiebra, muchos de ellos se han endeudado para poder sembrar, pueden terminar perdiendo la tierra.
Los planteos de la UCIT y CACTU
Las entidades cañeras, hegemonizadas por cañeros grandes, han impuesto un programa reivindicativo que no contempla los intereses de los pequeños y medianos cañeros y del pueblo trabajador. Centran la lucha en el reclamo que aumente el precio del azúcar, impulsan que los ingenios cumplan con los cupos de exportación y así suba el precio.
Los industriales forcejean porque en el exterior el precio es más bajo pero también quieren que aumente el precio. Así la crisis la terminaría pagando el pueblo trabajador comprando azúcar mucho más cara, y los cañeritos no obtendrían ninguna mejora ya que ellos no pueden retirar azúcar y esperar que aumente el precio, le compran la caña en pie y sus condiciones de venta son mucho peores.
Una salida popular a la crisis
Como plantea la Asociación Campesina de Tucumán, la salida no pasa por el aumento del azúcar, sino porque se cree una junta reguladora con control de los cañeros y trabajadores azucareros que asigne cupos de producción cañera y de azúcar, y garantice precio sostén para el pequeño y mediano cañero sin aumentar el precio en las góndolas para el pueblo. Esta regulación, terminaría además con la enorme producción en negro de los ingenios que llega en algunos casos al 30% (con la enorme evasión fiscal que ello implica). Con un programa popular con este contenido los cañeros pueden acaudillar en su lucha a todo el pueblo.
Para que vuelva a cantar con la zafra todo Tucumán, y no los ocho oligarcas del centro azucarero que ensanchan hoy sus campos fundiendo a los cañeros, negreando a los obreros y evadiendo impuestos.