La referencia de la presidenta a su ministro de Economía y vicepresidente, y a los que viven en Puerto Madero, mostró al menos dos cosas. Por un lado, hacia adentro del kirchnerismo, que su jefa necesita dejar claro que dirige y que no tiene aliados sino subordinados que tienen que estar dispuestos a la humillación pública.
La referencia de la presidenta a su ministro de Economía y vicepresidente, y a los que viven en Puerto Madero, mostró al menos dos cosas. Por un lado, hacia adentro del kirchnerismo, que su jefa necesita dejar claro que dirige y que no tiene aliados sino subordinados que tienen que estar dispuestos a la humillación pública.
Pero lo más interesante es que ratificó su carácter de gerente de un sector de las clases dominantes, al cual pertenece como parte de la burguesía intermediaria. Tras su contrapunto con Boudou, Cristina Fernández remató: “Tengo una buena opinión de la gente de Puerto Madero, si no, no te hubiera puesto de vicepresidente. Puerto Madero tiene su vicepresidente, así que no se pueden quejar”. A confesión de parte, relevo de pruebas.