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23 de noviembre de 2011


Cristina entroniza a Rosas

Hoy 1396 / Utilizando la justa reivindicación de la Vuelta de Obligado

El viernes 18 de noviembre, adelantándose al 20 que este año cayó domingo (y al feriado turístico que siempre es posterior y este año cae el lunes 28), se realizó en San Pedro, provincia de Buenos Aires, el acto oficial por el Día de la Soberanía en el que habló la presidenta Cristina Fernández.

El viernes 18 de noviembre, adelantándose al 20 que este año cayó domingo (y al feriado turístico que siempre es posterior y este año cae el lunes 28), se realizó en San Pedro, provincia de Buenos Aires, el acto oficial por el Día de la Soberanía en el que habló la presidenta Cristina Fernández.
La Presidenta volvió a utilizar este “hito emblemático” de defensa de la soberanía nacional y del coraje con que los soldados y el pueblo enfrentaron la escuadra anglo-francesa, para avanzar en su reivindicación en bloque de Juan Manuel de Rosas, esta vez identificándose con su esposa Encarnación Ezcurra, inspiradora de la llamada “Revolución de los Restauradores”, impuesta con el puñal de La Mazorca. Esto, a los que vivimos unos años nos trae reminicencias de la llamada “Revolución Argentina” de Onganía-Lanusse, o peor aun del llamado “Proceso de Reorganización Nacional” de Videla-Viola-Galtieri. Sería como utilizar la justa guerra en defensa de las Malvinas para lavar la cara a semejante dictadura.
Siguiendo la línea inaugurada el año pasado cuando llamó a la “unidad nacional” para “la construcción de una gran nación como soñaron Rosas, San Martín, Belgrano…” (ver hoy nº 1395 “La Vuelta de Obligado”), esta vez puso como adalides de “la equidad, la igualdad y la libertad” a “Rosas, Mansilla, Dorrego, San Martín, Belgrano, Moreno…” Todos en la misma bolsa siguiendo a su profesor Pacho O’Donnel, a cuyo instituto llama Manuel Dorrego, como forma vergonzante de hacer pasar su revisionismo oligárquico, pues Dorrego encarnó al federalismo democrático en contraposición al feudalismo de Rosas (por lo que éste lo abandonó en 1828 a manos de su primo y asesino Lavalle, con quien inmediatamente después firmó el Tratado de Cañuelas que le permitió acceder al gobierno de Buenos Aires en 1929). Un uso infame del federalismo, semejante al que hacen de Perón o Evita algunos de los que se dicen sus continuadores.
Tal vez sea responsabilidad de su profesor no haberle aclarado esas diferencias, lo mismo que su confusión sobre los Mansilla. Pues nombró como general de la batalla de Obligado a Lucio V. [por Victorio] Mansilla, quien no pasó de coronel 20 años más tarde por ser sobrino de Rosas, confundiéndolo con su padre el general Lucio N. [por Norberto] Mansilla, el camaleónico cuñado de Rosas comandante en la Vuelta de Obligado.
Bueno, tampoco su rival Clarín le va a la zaga en las precisiones históricas, ya que en su edición del día siguiente (sábado 19), en la crónica del acto publica que ese 20 de noviembre de 1845, “las fuerzas de la Confederación Argentina al mando del general Lucio Mansilla (así sin arriesgar la inicial del segundo nombre) derrotaron en esas aguas del Paraná a la escuadra anglo-francesa”. Subrayamos esta afirmación, pues hasta un niño en la escuela sabe que ahí sufrimos una derrota, como en Malvinas, pero no por eso menos reivindicable por la justeza de la defensa, la disparidad de fuerzas y el heroísmo con que se batieron nuestros soldados, que obligó a ingleses y franseses a la posterior negociación. Claro que Clarín, y su profesor Luis Alberto Romero, son de los que también quieren ver a los jóvenes “empuñando banderas y paragüitas en lugar de otras cosas”.