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07 de agosto de 2013

Tras su récord de ocho discursos en la semana anterior, la presidenta continuó con sus actos de fuerte tono electoral –dando incluso ese contenido a su viaje a Río de Janeiro–, a pesar de lo que establece expresamente la Ley Electoral.

Cristina siguió su maratón electoral

A pesar de la prohibición de la ley

El sábado 27 de julio comenzó a correr el plazo que establece el artículo 93 de la Ley 26.571, cuando dice: “queda prohibido durante los quince (15) días anteriores a la fecha fijada para la celebración de las primarias, abiertas simultáneas y obligatorias y la elección general, la realización de actos inaugurales de obras públicas, el lanzamiento o promoción de planes, proyectos o programas de alcance colectivo y, en general, la realización de todo acto de gobierno que pueda promover la captación del sufragio a favor de cualquiera de los candidatos a cargos públicos electivos nacionales”.

Ese mismo sábado 27, la presidenta inauguró obras públicas de Aysa en San Fernando, provincia de Buenos Aires, donde en tono de campaña pidió “cuidar” las políticas kirchneristas y no volver a “la década del 90”. 

Hubo, así, un explícito pedido del voto en las elecciones primarias del 11 de agosto próximo para su candidato a diputado, Martín Insaurralde, al que exhibió a su lado, a pesar de ser intendente de Lomas de Zamora y el acto era en San Fernando. En cambio, el intendente de ese partido, Luis Andreotti, no fue invitado por ser un aliado histórico del candidato opositor del Frente Renovador, Sergio Massa.

“Nuestros representantes son los representantes de la década ganada, que se tenga bien en cuenta”, exclamó Cristina. Allí también estaban otros candidatos del Frente para la Victoria, que no son del distrito: el senador Daniel Filmus, que irá por su reelección, y Juan Cabandié, que encabeza la boleta de diputados, ambos en Capital Federal.

Esa misma noche, la presidenta llevó junto a ella a Martín Insaurralde a Río de Janeiro, Brasil, para obtener la foto de él saludando al papa Francisco, mezclándolo entre los otros jefes de Estado presentes.

Tras su regreso, el martes 31, Cristina Fernández llevó a Martín Insaurralde al lanzamiento de una fábrica de lavarropas asociada con la imperialista Samsung en Cañuelas, provincia de Buenos Aires, donde elogió esa “integración” y su apoyo “a través del Programa Préstamos del Bicentenario”. En el mismo acto mantuvo una videoconferencia con el gremio Smata para inaugurar un centro de capacitación. Allí se comunicó con el candidato a diputado Juan Cabandié y el candidato a senador Daniel Filmus.

También al día siguiente, miércoles 1 de agosto, después de haberse cubierto burlonamente que se trataba de actos en ámbitos privados “porque está prohibido que inaugure obras de gobierno”, mencionado al anterior de Cañuelas, para decir que ella sólo “acompañaba”, como también sus candidatos –porque tanto el de Aysa como el viaje a Brasil, fueron hechos “de gobierno”–. Como quien no quiere la cosa, aprovechó su discurso durante el acto por el aniversario de la Bolsa de Comercio, para anticipar su anuncio de que a partir de septiembre habrá un aumento del 14,41 por ciento en las jubilaciones y pensiones, por aplicación de “su ley”.

Sin sonrojarse, Cristina dijo que el haber mínimo pasará de 2.165 a 2.476,98 pesos mensuales, cuando esa cifra queda 1.000 pesos por debajo del anunciado salario mínimo, que no alcanza para cubrir ni un tercio de las necesidades reales de una familia trabajadora.

Culminando la semana con seis discursos oficiales (ver http://www.presidencia.gov.ar/discursos), el jueves 2, la presidenta se mandó tres discursos de fuerte tono proselitista, dos en Jujuy y uno en Salta. Y sin importarle que dos de ellos (el del Ingenio La Esperanza, en Jujuy, y el del gasoducto en Salta) estuvieran vinculados a actos de gobierno, y hablando siempre en su carácter de presidenta de la Nación (y no jefa de un partido) hizo en sus discursos varias promesas de campaña y presentó en dichos actos a todos los candidatos a diputados nacionales en ambas provincias del Frente para la Victoria. Por fin, en el acto de cierre de campaña en la provincia de Buenos Aires, el sábado 3 en La Matanza, no se presentó como jefa de Estado, sino de su partido –y el discurso no figura en la página oficial–, aunque ello no obstó para que dijera socarronamente en su discurso de que dudó de ir al evento. “Pensaba, dijo, ¿No me meterán una denuncia por venir a apoyar a los candidatos del Frente para la Victoria?”.

Y agregó sobradoramente: “La verdad que dudé, pero como no tengo miedo, como he tenido y seguiré teniendo mucho coraje, dije: Vamos igual”.