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24 de julio de 2013

Cristina y el petróleo

¿A quién recrimina la señora presidenta?

 Con total desparpajo, borrando con el codo su anterior relato sobre lo que llamó “soberanía hidrocarburífera”, la presidenta Cristina Fernández sostuvo en su discurso del miércoles 17 de julio en el Chaco: “Nos decían que no traíamos inversión extranjera, que no nos tenían confianza, que nadie venía a invertir. Ahora resulta que conseguimos que una de las principales compañías del mundo venga a invertir más de 1.000 millones de dólares para la explotación de gas no convencional y de hidrocarburos no convencionales en Vaca Muerta y todas son críticas. Parecen la ‘Gata Flora’, como digo yo, ¿no?”
Evidentemente, la presidenta Cristina no le habla al pueblo ni a todos los sectores patrióticos que defienden a una YPF 100% estatal, que nunca le reclamamos que traiga inversión extranjera. Sus interlocutores, como ya nos tiene acostumbrados, son los otros sectores del bloque dominante, con los que compite su hegemonía, que le discuten solo las desproligidades del decreto y que el acuerdo insignia sea con Chevron. Es decir, que le cuestionan el envase y no el contenido. Serían aquellos que “no hacían esas cosas cuando Repsol se llevaba toda la guita de la Argentina y no invertía un solo mango acá, no hacían nada, eh, no pasaba nada de eso, nadie se quejaba”, como si ella y su gobierno no hubieran tenido nada que ver con los diez años de saqueo de Repsol, poniéndole de socio a Eskenazi, en la “década ganada” por ese y muchos otros monopolios imperialistas, a cuyo servicio ha estado y está la política kirchnerista. Por supuesto que si de eso se “olvida” la señora presidenta, no creemos que sea por sus 60 años, también puede “olvidarse” de todas las voces que se alzaron y siguen alzando contra la entrega no sólo en estos años, sino también cuando ella y su difunto marido, en la década de 1990, festejaban y participaban de la entrega menemista.