En nuestro país, desde fines de la década de 1850, hubo periódicos que tuvieron puntos de contacto con la clase obrera que se estaba conformando. Se abría así un largo camino para la “prensa obrera” en sus distintas variantes ideológicas y políticas. En 1858 aparece El Proletario, periódico “por una sociedad de la clase de color”, que sin ser estrictamente un diario obrero, mostró indicios de reivindicaciones de clase, y esbozó planteos de la corriente socialista utópica. En 1863, un tipógrafo español, Bartolomé Victory y Suárez, edita en Buenos Aires El Artesano. Victory y Suárez tuvo larga trayectoria en sociedades masónicas, se vinculó con la naciente Sociedad Tipográfica Bonaerense –a la que contactó con la Primera Internacional en España–, y fue gerente de la Sociedad Rural. El Artesano es considerado el pionero en difundir ideas socialistas, y en sus páginas colaboraron Alejo Peyret (quien luego tendría un papel en el movimiento socialista de la Segunda Internacional), y Francisco Bilbao (escritor chileno socialista cristiano). El Artesano planteó por primera vez “la cuestión social”, sin clara delimitación ideológica de las fronteras de clase. “Era un poco anarquista, otro poco socialista, algo comunista, cooperativista. De él arranca la propaganda de estas tendencias en el país. Pero todo estaba mezclado”, dice José Ratzer de Victory Suárez. En orden cronológico, debemos mencionar El trabajador, editado por la Primera Internacional en Buenos Aires en 1873, del que se desconoce hasta el idioma en que estaba escrito.En 1875 aparece Le Revolutionnaire, dirigido por Stanislas Pourrile, que había militado en Francia durante los acontecimientos de la Comuna de 1871, y aquí formó parte de la sección local de la Primera Internacional. Defendió concepciones republicanas y anticlericales, y una filosofía que planteaba “todos aquellos que deseen reemplazar el mal por el bien son revolucionarios”. Esta mezcla de ideas se hacía evidente en la “lista de revolucionarios” que publica, que comenzaba con Confucio y Solón, incluía a San Martín y Belgrano y culminaba con Victor Hugo, Cabet, Leroux, Proudhon, Blanqui, Fourier, Mazzini y Garibaldi. Los últimos años de la década de 1870 aparecen otros periódicos, como El Socialista “órgano de los intereses sociales (1877), y El Descamisado, anarquista, en 1879, subtitulado Periódico Rojo, cuyo primer número estaba impreso en tinta de ese color, “por la sangre del pueblo derramada por su libertad”.