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11 de abril de 2012


Crónicas proletarias

Hoy 1414 / De himnos acráticos y tangos sociales

Las canciones fueron y son un arma poderosa de difusión de la ideología proletaria. Tanto anarquistas, como socialistas y los propios gremios desarrollaron canciones ya en el siglo 19. Algunas fueron más solemnes como el “himno acrático”, cantado en las veladas anarquistas con la música del himno nacional argentino, que comenzaba así: “Mira obrero la monstrua fiereza/ de este pútrido cuerpo social/ mira infamia ostentar la nobleza/ mira el robo do está el capital”.

Las canciones fueron y son un arma poderosa de difusión de la ideología proletaria. Tanto anarquistas, como socialistas y los propios gremios desarrollaron canciones ya en el siglo 19. Algunas fueron más solemnes como el “himno acrático”, cantado en las veladas anarquistas con la música del himno nacional argentino, que comenzaba así: “Mira obrero la monstrua fiereza/ de este pútrido cuerpo social/ mira infamia ostentar la nobleza/ mira el robo do está el capital”.
Por otro lado, se desarrollaron los payadores libertarios, y las milongas y tangos socialistas, desde las cuales las organizaciones obreras buscaban caminos para llegar al corazón de las masas de trabajadores, tanto urbanos como rurales.
Las canciones traslucían las posiciones políticas en que se fue definiendo tempranamente nuestro movimiento obrero. Así esta Milonga socialista de fines del siglo 19, tras describir “Yo conocí a un doctor/ que era pobre y de repente/ me lo hicieron presidente/ y en cuatro años millonario/ y el pobre gaucho al contrario/ siempre de mal en peor/ trabaja con gran fervor/ sin salir de proletario”, culmina “a las urnas ciudadanos/ vivan nuestros candidatos/ ellos oirán los mandatos/ de la pública opinión”… El parlamentarismo también tenía expresión musical.
Las huelgas tuvieron ritmo de tango a comienzo del siglo 20, como la escrita por Angel Gregorio Villoldo, “El cochero de tranway”, que en una de cuyas estrofas decía: “Cuando el tiempo de la huelga/ de guardas y de cocheros/ a todos mis compañeros/ con el coche los seguí,/ pues no me gusta que nadie/ dude un momento siquiera/ de mi amistad que es sincera/ y tenga que hablar de mí.” Los anarquistas también incursionaron en el 2 por 4, como lo muestra esta coplita agregada a un tango de Gerardo Metallo, titulado “El otario”: “A mí me llaman otario/ y no veo la razón,/ porque soy de condición/ compadrito y libertario”.
Larga sería la enumeración del cancionero social, en el que incursionaron, entrado el siglo 20, grandes cantantes como Gardel, y que tuvo expresiones que perduran hasta hoy, como los tangos de la década del 30, reflejando la crisis en las letras del gran Discépolo. Despidámonos por ahora con parte del cuplé inspirado en la huelga de inquilinos de 1907: “Señor intendente/ los inquilinatos/ se encuentran muy mal./ Pues los propietarios/ o los encargados/ nos quieren ahogar…/”. Y dice más adelante: “Abajo la usura/ y abajo el abuso,/ arriba el derecho/ del pobre también”.