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05 de mayo de 2023

Presentación de Editorial Ágora

Crónicas Proletarias en la Feria del Libro

El reciente miércoles 3 de mayo a las 20:30 hs., con el auspicio del stand de la librería Raíces, se presentó en Sala Alejandra Pizarnik de la 47ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, el libro Crónicas Proletarias. Columnas de historia del movimiento obrero argentino, de Emilio Ratzer. Participaron el autor junto a la historiadora Cristina Mateu y Jorge Penayo, trabajador y miembro de la comisión interna de delegados de la empresa Mondelez – Pacheco. Coordinó el panel Jorge Brega en representación de la Editorial Ágora, que publicó la obra.

CRISTINA MATEU celebró la edición de un libro que reúne historias ocultadas por la historiografía dominante. “El historiador marxista Claudio Spiguel –recordó–, querido e invalorable camarada y amigo, cuando se topaba con alguna de esas historias populares, comentaba que son las hilachitas de un entramado que hay que reconstituir. La idea la tomaba del “El Canto de Viento” de Atahualpa Yupanqui, cuando se refiere a las hilachitas que el pueblo va dejando en su largo y trabajoso andar, que es necesario recuperar y atesorar para conocer y enfocar el rumbo que vamos a seguir. Las crónicas que seleccionó Emilio son parte de esas hilachitas de la historia del movimiento obrero que hay que conocer, valorar, profundizar para transformar el presente, recuperar el entramado y no perder el rumbo”.

Señaló también que el período que abarca el libro (fines del siglo XIX hasta inicios de la década del 30) es una etapa clave por ser el de los primeros pasos de nuestra clase obrera, a la vez que el período de consolidación de estado oligárquico y la penetración del capital extranjero, cuya asociación instala la dependencia moderna en Argentina en la etapa del capitalismo monopólico.

A continuación, realizó un recorrido resumido acerca de la estructuración del Estado oligárquico terrateniente bajo la hegemonía porteña, el exterminio y sometimiento de los pueblos originarios en la “Conquista del Desierto”, la asociación con el capital imperialista que convirtió a la Argentina en un país productor y exportador de productos primarios, así como el surgimiento de la clase trabajadora argentina, con el aporte de inmigrantes, criollos, indios y afrodescendientes, con sus primeras luchas y organizaciones obreras.

Señaló que en el libro se encuentran varios relatos de este momento, por ejemplo, sobre la organización de la Federación Obrera de la Rep. Arg. (FORA), la huelga de inquilinos (1907), la Semana Roja (1909), los mecanismos represivos de la oligarquía terrateniente para frenar la lucha obrera y popular, la Ley de Residencia, etc.

Repasó también las referencias del libro acerca del período del yrigoyenismo, la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa, que abre una nueva perspectiva para el movimiento obrero y comunista mundial y apura el debate sobre reforma o revolución.

“Consideramos la dinámica histórica –afirmó– no como línea recta sino como un espiral, que avanza en forma ascendente con retrocesos, estancamientos y saltos, no como repetición sino nuevas instancias del proceso de crisis, guerra y revolución con sus ejes de discusión: revolución o reforma, relación entre sindicalismo y partidos, integración entre inmigrantes y criollos, relación entre trabajo precario y permanente, desarrollo soberano de la industria o penetración de capitales extranjeros , librecambio o protección, igual salario por igual trabajo en las relaciones de género, guerra o paz, intervención del Estado o laissez faire, extensión o reducción de la jornada laboral”. Indicó que el libro refleja esos debates, así como referencias sobre la organización de las mujeres trabajadoras, la infancia, las comunidades originarias y afroamericanas, la cultura, con registro de la organización de actores, primeras películas con tema social, escuelas, bibliotecas obreras y clubes de futbol.

 

EMILIO RATZER Agradeció a la Editorial Ágora y a la Librería Raíces por la presentación y contó que llamó Crónicas proletarias a las columnas que escribió durante una década para el semanario Hoy, en homenaje a un gran dirigente comunista del gremio de la carne, José Peter, que así había titulado sus memorias: “El objetivo central de estas columnas fue la preocupación de nuestro Partido por conocer la historia del movimiento obrero, sus luchas, honrarlas y conocer los debates de las corrientes políticas que pelearon por dirigir, tal cual como fueron”.

Recordó que las Crónicas tuvieron dos grandes impulsores: Eugenio Gastiazoro, gran economista marxista, historiador y director primero del periódico Nueva Hora y desde 1983 del semanario Hoy hasta su fallecimiento en noviembre del año pasado, y Otto Vargas, primer secretario general del PCR fallecido en febrero de 2019, quien siempre insistió en que se debe aprender de las generaciones precedentes, porque la historia de nuestro movimiento obrero es más que centenaria y muy rica en experiencias.

Luego Ratzer señaló que, en nuestro país, desde fines del siglo 19 tenemos un Estado dirigido por la oligarquía terrateniente, la burguesía intermediaria y los imperialismos, y que, si bien en estos años cambió el bastón de mando entre ellos muchas veces, siguen siendo los dueños de la Argentina, como se ve en estos días de corridas cambiarias y estrangulamiento del FMI. Por eso sigue vigente –aseguró– la pregunta de cómo cambiar los males de fondo de nuestra patria, oprimida por esas cadenas de la dependencia y del latifundio.

Estas Crónicas –dijo– abordan dos cuestiones principales: las grandes luchas de la época, con la creación de los sindicatos, y las corrientes políticas principales, que expresaron los marxistas, los anarquistas, los socialistas, los sindicalistas y los comunistas, que surgieron en 1918 con los vientos de la Revolución Rusa.

A continuación, el autor reseñó el largo proceso histórico de conformación de nuestra clase obrera con cuatro afluentes: negros, criollos, pueblos originarios e inmigrantes europeos; resaltó el papel de las mujeres, que pelearon por tener un lugar protagónico desde los inicios, incluso en lucha contra sus propios compañeros varones; y dijo haber tratado de reflejar en el libro, por su importancia, dos grandes luchas de esos años: la Semana de Enero de 1919, “primer boceto insurreccional de nuestra historia que dejó enseñanzas imborrables, con rasgos de lucha callejera y organización popular que volvieron a aparecer años después en el Cordobazo y en el Argentinazo de 2001”, y las grandes huelgas en la Patagonia de 1921, con el protagonismo de los obreros rurales que desarrollaron una gran lucha, con métodos avanzados de organización y, desde los más elementales reclamos sobre las condiciones de trabajo en las estancias “forjaron un movimiento que cuestionó a los terratenientes, llegó a tener enfrentamientos armados con el Ejército, y desnudó el doble carácter del gobierno de Hipólito Yrigoyen; por eso la reacción patronal fue tan sangrienta”.

Posteriormente, Emilio Ratzer citó algunos antiguos debates que continúan vigentes y que aquí sintetizamos:

  1. Si el camino para cambiar las cosas de fondo es a través de las reformas o revolucionario. Éste ya estaba en Buenos Aires a comienzos de la década de 1870, entre quienes fundaron las secciones de la Primera Internacional, que creó Marx. El mismo debate se dio en el Partido Socialista, entre Juan B Justo y jóvenes como José Ingenieros y Leopoldo Lugones, que lo cuestionaron por izquierda, sosteniendo que la violencia iba a ser inevitable para los cambios de fondo.
  2. Si es necesario un partido de la clase obrera para alcanzar el poder, o con el sindicato alcanza. Esto lo discutían los primeros marxistas de la Argentina ya en 1890, y fue parte de una ruptura dentro del Partido Socialista a comienzos del siglo 20, cuando el sector llamado Sindicalismo Revolucionario, cuestionando a Juan B Justo y su obsesión porque el PS se dedicara únicamente a la pelea electoral para tener más diputados, rompieron y plantearon que se podía hacer la revolución con el sindicato y la huelga general.
  3. Cómo se pelea por la unidad de la clase obrera. Esto fue muy difícil porque la oligarquía trabajó continuamente para dividirla. La solidaridad obrera luchó siempre contra eso, como cuando los obreros “rusos” del frigorífico Smithfield en Zárate ofrecieron sus casas a los criollos tras una gran inundación.
  4. Si los cambios de fondo los puede hacer sólo la clase obrera, o ésta se tiene que unir con otros sectores sociales. Esto también sigue en discusión, y tiene que ver con cómo entiende cada sector social qué es la Argentina.
  5. Un gran tema en debate hasta hoy es la Patria, central en un país dependiente, oprimido y disputado por varias potencias imperialistas, con su desarrollo capitalista trabado por la persistencia del latifundio, como es la Argentina.
  6. Y otro tema que vuelve a cobrar actualidad es la posibilidad de otra guerra mundial. Ya la Primera Guerra Mundial precipitó el quiebre de la Segunda Internacional entre los partidos socialistas que apoyaban a sus burguesías y los revolucionarios que con Lenin, Rosa Luxemburgo y Clara Zetkin al frente plantearon que era una guerra entre potencias imperialistas, y que no había que tomar partido por ningún bando. Discusión que estuvo en las causas de la ruptura del PS y llevó a la fundación del que sería el Partido Comunista, a comienzos de 1918, cuando un sector en el que confluyeron militantes de la Juventud y dirigentes sindicales sostuvieron la postura revolucionaria de repudiar la guerra como un conflicto entre potencias imperialistas. ¿Qué tenemos que hacer los revolucionarios hoy –se preguntó Ratzer– cuando suenan de nuevo los tambores de guerra entre las grandes potencias? “Nosotros sostenemos, como los leninistas y los fundadores del Partido Comunista, que no hay que tomar partido por ningún bando imperialista. Con el ejemplo del pueblo ucraniano peleamos por avanzar en el camino revolucionario”, concluyó.

 

JORGE PENAYO, por su parte, sostuvo que es muy importante conocer y estudiar en profundidad la historia del movimiento obrero, por la actualidad que mantienen sus luchas y debates, hoy con más razón por la grave situación social que estamos padeciendo. “Nuestro partido ha recogido enseñanzas de esa historia del movimiento obrero y ha participado de ella, hemos estudiado fundamentalmente lo de Salamanca y Gody Álvarez en Córdoba, donde la lucha de los trabajadores bordeó una revolución. Años despúes, la toma de Ford, con la misma línea salamanquista y el PCR dirigiendo ese conflicto durante el cual los obreros han producido sin patrones. Experiencias que, a través del estudio, nos dejan enseñanzas que se van llevando a la práctica. Como en la toma de Kraft Food, que fue apoyada por todo el movimiento obrero ocupado, desocupado y jubilados. Después de 38 días, con asamblea permanente dentro de la fábrica, la patronal yanqui tuvo que recurrir a la represión.

“Es importante que el movimiento obrero pueda discutir la política, no únicamente lo reivindicativo, en perspectiva de que para resolver los problemas de fondo de la Argentina hay que hacer la revolución.

“Muy bien habla el libro de cómo esos obreros en aquel momento inicial, sin cuerpos de delegados ni sindicato, se pudieron ir organizando. Pelearon por las 8 horas y por aumentos salariales, como hoy, que tenemos salarios miserables y que con la nueva tecnología y la robótica estamos discutiendo las 6 horas. Son debates históricos que hay que estudiar porque se mantienen, y este libro nos va a ayudar mucho”.

Penayo relató cómo, luego de la represión y despidos masivos de 2009, después de 6 años “pudimos recuperar la comisión interna clasista en un frente único con compañeros de un sector peronista de jóvenes, mujeres fundamentalmente. Fue justo cuando ganó Macri las elecciones en 2015 y debimos enfrentar nuevamente 500 despidos y suspensiones. Y nos unimos con otros sectores en paros generales para que no pase la reforma laboral. Hemos aprendido a organizarnos de los compañeros de Astilleros Río Santiago, que Macri quiso barrer, porque era una fábrica que había quedado en pie de los años 90. Después vino la Pandemia, que pudimos enfrentar, y no conocemos otra fábrica en la cual se haya puesto el protocolo sanitario al servicio de todos los trabajadores, donde trabajábamos 7 hs. y nos pagaban 8, se les pagaba el salario al 100% a los licenciados. Son logros sólo reivindicativos, pero nos permiten plantear la discusión de que la salida tiene que ser por una revolución, refirmándonos en el camino que fuimos aprendiendo del Partido, de René salamanca y de muchos compañeros que han protagonizado grandes luchas”.

Para finalizar su intervención, Penayo señaló que este año es la primera vez que la CGT no movilizó un Primero de Mayo, mientras los trabajadores, junto a movimientos de desocupados, realizaron un gran acto en la Av. 9 de Julio que fue mayormente ignorado los medios nacionales.

 

El acto cerró con un intercambio de preguntas y opiniones con el público que colmó la sala.