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03 de octubre de 2010

El doble mensaje oficial sobre la epidemia de Gripe A crea confusión en la población y reconoce causas políticas. Lo que se dice, lo que no se dice y por qué.

Crujió el sistema de engaño

Hoy 1275 / Epidemia y doble mensaje

Hay un doble mensaje en la comunicación oficial respecto de la epidemia de Gripe A: “Es grave pero no es grave. Hay que cuidarse, pero no tanto”. Este doble mensaje genera múltiples dudas en la población: el barbijo ¿sirve o no sirve? Y el alcohol gel: ¿es o no es imprescindible?
¿El problema principal es que tenemos epidemias, cuyo origen y extensión está en causas sociales, con responsabilidades políticas concretas o el problema es que no hay que alarmarse?
¿Por qué el mensaje del gobierno nos habla de cuidarnos, pero no toma medidas y justifica su inoperancia diciendo que los que se las exigen quieren crear psicosis? ¿Por qué llegamos a esta confusión?
¿Es grave o no es grave? Con respecto a la gravedad, hubo desde el principio la intención de ocultarla. En la última reunión de la OPS se criticaba el ocultamiento de información con fines electorales ocurrido en Argentina. Se dijo que aquí había habido un cóctel explosivo entre epidemia y elecciones.
La epidemia de dengue primero, la gripe porcina después, no favorecían la imagen de una Argentina libre de la crisis económica. El éxito de su modelo era contradictorio con esas molestas epidemias que mostraban, mejor que largos ensayos, el doble discurso gobernante.
Para eso el dengue tenía que permanecer en la sombra, asolando a compatriotas sumidos en la pobreza y la enfermedad, pero ignorados. La gripe porcina debía ser una gripe leve, que dejaba menos muertos que la gripe estacional.
Y nada de emergencias sanitarias nacionales. El dinero que esas emergencias consumirían estaba destinado a otros fines.
Se necesitaban la quietud y el silencio que permitieran crear la ilusión de un mundo feliz.
Pero algo ocurrió: hubo un duro castigo al doble discurso en las elecciones. Y todo el sistema de engaño crujió. Y por los poros creados por el “puñetazo” se filtró la realidad. Así como antes se filtró la epidemia de dengue, saltó a la luz la Gripe A, la inoperancia y la falta de soluciones.

¿Cuántos enfermos hay?
En la visita de la presidenta y otros funcionarios al hospital de Malvinas Argentinas, se produjo una diferencia en la evaluación de los casos de fiebre porcina. El nuevo ministro Manzur afirmó que, en base a proyecciones sobre los casos confirmados, se podía hablar de unos 100.000 contagiados. Por su parte, la presidenta se mantuvo en la cifra de unos miles de casos confirmados.
Aunque la diferencia fue minimizada, la discrepancia existió y podría tener una explicación. En efecto, el ministro Manzur, teniendo en cuenta que ya no se confirman casos y que el procesamiento de las muestras tomadas tiene un notable atraso, se basó en una estimación en base a casos infectados en relación a los confirmados; y en que se dice que un 90% de los casos con sintomatología son de Gripe A. De allí la cifra de 100.000 que sostiene, cifra que le permite disminuir el riesgo de muerte con esta enfermedad (90 sobre 100.000).
La presidenta no quiso asumir un salto numérico tal en una semana, de antes a después de las elecciones (lo que confirmaría el ocultamiento), y se mantuvo en la cifra de confirmados; pero eso da una mortalidad mayor. Posiblemente éste sea el origen de las diferencias y ocultamientos que están detrás de todos los dobles mensajes y las idas y vueltas en las medidas.
Es que esta epidemia y la de dengue muestran a las claras el colapso de un sistema de salud ya frágil o inexistente, las precarias condiciones de vida de la mayoría del pueblo, las deficientes condiciones de trabajo del personal de salud y todo lo que no se hizo y no se hace.

Barbijo ¿sí o no?, y el alcohol gel?
El debate sobre si se debe usar barbijo o no es parte de lo mismo. Los barbijos son elementos de protección que se usan desde hace rato. Se usan en cirugía y otros procedimientos médicos para proteger al operador y al paciente. Es un elemento barrera conocido en bioseguridad y los hay de varios tipos.
Respecto de la Gripe A, la Niosh (National Institute for Occupational Safety and Health de EEUU) ha establecido que los trabajadores de la salud que estén en contacto con infectados deben usar el barbijo conocido como N95, que evita el pasaje de, al menos, un 95% de gotitas o partículas de tamaño de hasta 0,3 micrones, con nivel aceptable a tamaños menores.
En el caso de trabajadores de áreas no sanitarias (docentes, administrativos) la recomendación de EEUU es evaluar las circunstancias, para aconsejar o no su uso.
El CDC (Centers for Disease Control and Prevention) de EEUU, ha establecido que las personas, en su circulación en la comunidad, no necesitan usar barbijos excepto que se trate de infectados, que deben usar el tipo de barbijo conocido como “de cirugía”.
Y entonces surgen algunas preguntas: ¿tienen todos los trabajadores de la salud de Argentina, en áreas de riesgo, barbijos N95 que son descartables y de alto costo? A la luz de las protestas de varios hospitales referidos a que no cuentan con barbijos y guantes, parece que no. Como ejemplo, en televisión, el director del Hospital de Clínicas de Buenos Aires dijo que contaba con dinero pero que no conseguía barbijos, y que los empleados habían comprado tela y estaban fabricándolos. Obviamente, dadas las características técnicas del N95, sólo están fabricando cubrebocas de tela común y de baja efectividad.
Y sobre el uso por la gente común, lo que se elude es reconocer lo que preocupa al ciudadano común: que diariamente se viaja en horas pico en trenes, en subtes y en micros como ganado en pie, “boca frente a boca”. Es decir: con condiciones de contagio superiores a las de cualquier aglomeración pública. Se ocultan las condiciones insalubres en que viven y trabajan millones de personas.
El caso del alcohol gel es otra muestra de la distancia entre la realidad y la cabeza de los funcionarios. El alcohol gel es una forma de uso del alcohol y sirve para trabajadores de la salud que deban desinfectarse las manos decenas de veces al día por su trabajo diario, y a las cuales se les lesionaría la piel si usaran alcohol líquido. Sin embargo, el alcohol líquido (o alcohol etílico de 96º) se puede usar diluido al 70%, con igual o mayor efectividad.
Los funcionarios advirtieron su “despiste” cuando se produjo la búsqueda desesperada por parte de la población de alcohol gel, que escaseaba y se había encarecido.


Respuestas sociales causas sociales
El gobierno debió haber reconocido antes la epidemia y explicar claramente que la Gripe A se transmite por las gotas que se expelen al hablar, toser o estornudar, que entran a otras personas cuando respiran; que esas gotas con virus pueden depositarse sobre objetos, por lo que, al tocarlos y llevar las manos a la boca, nariz u ojos, producen contagio, y que una forma simple de prevenir esto es simplemente lavarse las manos con agua y jabón.
Pero resulta que millones de personas no tienen agua potable y menos acceso al jabón y al alcohol común. Es decir: de nuevo condiciones de vida que favorecen la enfermedad, que deben ser erradicadas ya y que los gobernantes no quieren que se difundan. Condiciones de vida que impiden cumplir otro consejo oficial: aislar al enfermo. Consejo difícil de cumplir si se vive en casas precarias, hacinado en una o dos habitaciones sin las mínimas condiciones de higiene, como viven millones de argentinos.
Ayudan al doble mensaje oficial y al silencio de la oposición dentro del régimen, aquellos que, desde un supuesto “progresismo”, minimizan la epidemia diciendo que hay otras enfermedades y circunstancias más graves. No es el pueblo el que debe elegir entre uno u otro de los males que lo aquejan. No debemos elegir entre el Chagas o la desnutrición crónicos, y la gripe porcina. Debemos exigir y arrancar al gobierno lo que haga falta para resolver todas estas enfermedades ya.
Es preciso establecer un plan claro de acciones sanitarias nacionalmente, que no existe hasta el día de hoy. La epidemia de dengue, la gripe A, el “mal de Chagas”, etc. exigen no sólo respuestas médicas. Los ranchos, las casas precarias con hacinamiento, la convivencia directa con animales para la supervivencia, la falta de alimentos, de agua potable y del tratamiento adecuado de desechos, son causas de enfermedad. Por eso es ineludible dar respuestas sociales a las causas sociales.