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12 de junio de 2013

¿Cuándo llegamos al paraíso?

San Juan: 10 años del proyecto de Gioja

La caída del techo ocurrida esta semana en la Escuela Antártida Argentina de Angualasto, Departamento de Iglesia, no deja mucho margen para la especulación. La riqueza no ha derramado en San Juan ni siquiera en las zonas de influencia directa de la actividad megaminera. El departamento del norte siempre fue considerado como una región postergada en cuanto al desarrollo económico, pero el proyecto Veladero lleva 10 años de trabajo en la región, y 8 años desde su puesta en producción, por lo tanto ya es tiempo de considerar los resultados como una tendencia para el proyecto de Gioja y no una etapa donde lo mejor está por venir.
Desde que se conoció el tratamiento del Estudio de Impacto Ambiental presentado por Barrick, y las numerosas objeciones que le realizó el geólogo Cesar Eguaburo, los comunistas revolucionarios nos manifestamos en contra de este proyecto y definimos que la lucha era contra Barrick y Gioja, criticamos el saqueo económico, la pérdida de soberanía, de derechos humanos y de calidad de vida para el pueblo.
Entendimos que el pueblo sanjuanino se ilusionara con las promesas de Gioja, luego de años de crisis y del fracaso del proyecto agroexportador de Escobar y Menem. Resistimos a los sectores reaccionarios que nos tildaron de antimineros y antisanjuaninos. Polemizamos con los pedantes que escudados en un título pretendieron tener la exclusividad para opinar sobre minería. ¿Cómo explican ahora con sus saberes técnicos que Barrick sea multada en Chile y quiera abandonar Pascua-Lama?
Nosotros desde un primer momento apelamos a la ciencia, estudiamos la historia, y aprendimos que en ningún lugar de Latinoamérica, en que se instaló un proyecto megaminero dirigido por empresas trasnacionales, el resultado fue positivo para al pueblo. En el mejor de los casos, que son las excepciones, no contaminó mucho, pero siguió la pobreza para la mayoría y el gran negocio para unos pocos.
Gioja siempre lo supo. Él tuvo la gran habilidad de encontrar el momento justo para engañar al pueblo y meter este proyecto. Ahora sigue el juego y va tapando agujeros. Ahora que Greenpeace hace una campaña por la Reserva de San Guillermo, responde con un gran anuncio, “un nuevo refugio para los guardaparques”. “¿Por qué no lo hicieron antes?”. Lo mismo pasó con los glaciares, arrancaron la explotación en la cordillera sin contar cuantos hay, en qué lugar están cuál es su zona de influencia, etc.
La empresa Barrick tiene problemas, por el precio del oro, el valor del dólar, las sanciones en Chile y toma decisiones a miles de kilómetros de San Juan. A ellos nos les importa dejar en la calle a miles de sanjuaninos y sin negocios a empresarios locales que apostaron por los servicios mineros. Esa es la historia del imperialismo y sus empresas, siempre trabajan en su beneficio.
Entonces ahora resurgen voces, como el presidente de la Casemi San Juan, que piden la minería estatal, para garantizar su estabilidad y continuidad. Esta idea ya se había planteado desde el gobierno nacional luego del segundo triunfo del pueblo de Famatina, en la Rioja.
A nivel general esta propuesta es coincidente con el proyecto que tenemos los comunistas revolucionarios, porque es necesario que el Estado dirija la producción en las ramas estratégicas que pueden ser palanca del desarrollo nacional. Pero la realidad es que no puede dirigir el proyecto de minería estatal, el mismo que pergeñó e impulsó este proyecto que hoy está fracasando. Pueden trabajar los mismos obreros, los mismos técnicos, incluso algunos gerentes menores, pero la conducción política de un proyecto estatal y público, requiere concepciones ideológicas diametralmente opuestas a las que tiene este gobierno que trabajó para facilitar y entregar todo a las empresas privadas trasnacionales.
Va a ser necesario sacar a Gioja y a Cristina, para que Argentina pueda tener una minería nacional, dirigida por el Estado en forma armónica y controlada en beneficio del pueblo. Es el único camino posible para que el pueblo goce de las riquezas del oro que sale de nuestro suelo.