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22 de noviembre de 2023

En medio de una creciente pelea por el reparto mundial

Cumbre de los presidentes chino y yanqui

Las contradicciones interimperialistas y los factores de guerra crecen en el mundo. Y en este clima de tensión, los chinos y yanquis organizaron una reunión entre sus máximos líderes, para discutir el reparto del poder en el mundo.

El 14 de noviembre, el presidente chino Xi Jinping viajó por primera vez en seis años a Estados Unidos. La excusa era para participar de la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, y para mantener una reunión con el presidente yanqui Joe Biden al día siguiente.

Chinos y yanquis vienen en una escalada de tensión, tanto por decisiones económicas, políticas y militares. Biden declaró: “No estamos intentando un desacople con China, lo que estamos intentando es cambiar la relación para mejor”, queriendo marcar la cancha. También Biden se posicionó como un aliado de Taiwán, mediante el envío de armamento y la realización de maniobras militares conjuntas.

Sobre la invasión imperialista rusa a Ucrania, es conocida la posición china de no confrontación con las políticas de Rusia.

La disputa comercial y posicionamiento geopolítico son el verdadero motivo de la reunión. Son las dos potencias imperialistas más grandes en la actualidad, tanto en poderío económico como militar. Y tienen un comercio en común de más de 800 mil millones de dólares al año.

Los yanquis buscan reducir la dependencia de China en temas sensibles como producción de microchips, o baterías para almacenar energía. Y también quieren tener mayor presencia en Oriente. Los chinos buscan levantar su economía después de la caída causada por la pandemia, donde importantes empresas inmobiliarias quedaron al borde de la quiebra. Estas empresas invertían los adelantos por construcciones que no realizaban, y utilizaban ese dinero en timba financiera e inversión de proyectos estratégicos para China, que aún no lograron dar rédito.

China también busca defender su creciente posicionamiento en América Latina y el Caribe, donde el intercambio comercial pasó de 14 mil millones de dólares en 2000 a más de 500 mil millones el año pasado. La presencia china en América Latina y el Caribe también creció exponencialmente con las deudas que tomaron los países de la región, por más de 150 mil millones de dólares. Estas deudas se ofrecen con cláusulas “secretas” como venta a futuro de materias primas (como petróleo o litio, entre otros), o instalación de bases militares bajo fachadas de “bases de investigación”.

Estados Unidos lucha por quedarse con la fabricación y exportación de chips, y quiere utilizar a Taiwán como aliado. En esta carrera anunció restricciones a la exportación de esta tecnología. China respondió prohibiendo la compra de chips a empresas como Micrón, uno de los productores más importante. De fondo se encuentra la disputa del uso militar de estos materiales.

No tenemos que olvidar que a principios de año los yanquis derribaron un globo espía chino en territorio de Estados Unidos, seguido del hackeo de la administración de Xi Jinping a los correos electrónicos de la secretaria de Comercio de ese país.

En medio de este clima, se produjo la reunión de 4 horas de duración entre ambos presidentes. Si bien no hubo grandes definiciones, los medios estatales chinos mencionaron conversaciones “positivas, exhaustivas y constructivas entre los líderes de las dos mayores economías del mundo”. Xi Jinping busca dar vuelta el creciente descontento del pueblo chino con sus políticas.

Como resumen de la reunión se mencionó un avance para reanudar las conversaciones sobre el clima y acordando reforzar la cooperación en la lucha contra el narcotráfico, con el fin de aliviar la crisis del fentanilo en Estados Unidos. También se habló sobre el restablecimiento de la línea directa entre militares de ambos países. Y se habría discutido un acuerdo para limitar el uso de la inteligencia artificial en sistemas de armamento nuclear y una posible coordinación ante conflictos armados como el deI Israel y Hamas.

Xi Jinping le dijo a Biden “El mundo es lo bastante grande como para dar cabida a ambos países, y el éxito de uno es una oportunidad para el otro”. Y agregó “China no busca la hegemonía mundial y no planea librar ninguna guerra con nadie”, y exigió que se mantenga la política de “una sola China”, con respecto al apoyo de los yanquis a Taiwán.

Los rusos no quisieron quedarse afuera, y declararon sobre el encuentro «Cada reunión entre representantes de las dos economías más grandes del planeta es importante para todos», según Dmitry Peskov, portavoz del presidente ruso, Vladimir Putin.

Biden, en una conferencia de prensa posterior al encuentro con Xi Jinping, no dudó en calificarlo de “dictador”, ante el evidente disgusto de su secretario de Estado, Blinken, revelando contradicciones en el gobierno yanqui.

Escribe Rodrigo Cruz

Hoy N° 1988 22/11/2023