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05 de noviembre de 2025

Precarios acuerdos en medio de la pelea entre las potencias imperialistas

Cumbre Trump – Xi Jinping en Corea

En el marco de las crecientes tensiones entre las potencias imperialistas, este jueves 30 de octubre se concretó la reunión entre Donald Trump y Xi Jinping en Busan - Corea del Sur.

Los acuerdos alcanzados entre los jerarcas de las dos mayores potencias imperialistas no atenúan la disputa ni los peligros de guerra que llevan como la sombra al cuerpo.

Estados Unidos logró el fin del bloqueo de tierras raras por parte de la China socialimperialista y la reanudación de la exportación de soja y otros productos agrícolas a cambio de una reducción del 10% de los aranceles (del 57 al 47%) sobre los productos que China exporta a los Estados Unidos.

Las industrias de punta de EEUU habían quedado seriamente comprometidas cuando China bloqueó la venta de minerales de tierras raras, necesarios para la fabricación desde celulares hasta aviones de combate, en respuesta al aumento de los aranceles dispuesto por Trump.

Los aranceles provocaron mayores costos para el pueblo estadounidense y perjudicaron a los sectores agrícolas. Esta frustración económica y la crisis social que atraviesa Estados Unidos se suman al rechazo a las políticas autoritarias y fascistas de Trump, que se expresan en las gigantescas manifestaciones del «No King» (No queremos reyes).

Por su parte la sola amenaza del aumento de los aranceles al 100% de las exportaciones chinas a Estados Unidos, provocó una crisis en Pekín porque su mayor mercado de exportación son los Estados Unidos.

La reunión mostró la importancia de lo que está en juego en la relación de las dos principales potencias imperialistas. Acordaron entre otras cuestiones “trabajar juntos” para terminar con la guerra de Ucrania y aparentemente no abordaron el tema de Taiwán. A la vez hicieron acuerdos económicos (algunos conocidos y otros no) que tendrán consecuencias para la economía mundial. Trump calificó la reunión con Xi Jinping de “gran éxito” y anunció que visitaría China en abril del 2026.

Sin embargo, estos acuerdos se dan en el marco de la intensificación de la disputa por los mercados, las fuentes de materias primas, el control de zonas estratégicas y los preparativos para la guerra.

Horas antes del comienzo de la cumbre, Trump anunció en su plataforma Truth Social que Estados Unidos reanudaría después de 33 años las pruebas de armas nucleares. El anuncio se produjo luego que Rusia comunicara que esta semana había realizado pruebas con drones marítimos nucleares y que Corea del Norte lanzara múltiples misiles balísticos de corto alcance.  Sin duda una clara advertencia a China, la segunda mayor economía del mundo y poseedora del tercer mayor arsenal nuclear.

Previo a la reunión con Xi, Trump avanzó en acuerdos comerciales y militares con sus aliados en la región.  A cambio de la provisión de misiles yanquis para los aviones de combate japoneses, presionó para que Japón aumente sus gastos de defensa militar. A su vez la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi reafirmó su compromiso de mantener un Indo-Pacífico “libre y abierto”, frente a las ambiciones chinas en el Mar de la China Meridional.

Por su parte China, además de continuar comprando petróleo ruso continúa enviando motores, baterías y sistemas de navegación a Rusia, permitiendo a Moscú mantener y ampliar su arsenal de drones para la guerra de Ucrania. Después de la cumbre en Corea del Sur, el portavoz de la Oficina de Asuntos de Taiwán del Consejo de Estado, Peng Qing’en, dijo que su país se reserva “la opción de adoptar todas las medidas necesarias», para la reunificación de la isla.

En América Latina el imperialismo yanqui opera para avanzar en lo que considera su “patio trasero”.

Reforzó la flota en el Mar Caribe amenazando abiertamente a Venezuela y Colombia. En una crisis que crece en el Atlántico y el Pacífico, ordenó el hundimiento de más de 18 botes-lanchas (supuestamente con drogas) que significaron el asesinato de más de 70 personas. En Brasil, el gobernador de Rio de Janeiro, reivindicando las políticas de Jair Bolsonaro y Donald Trump provocó una masacre esta semana en dos favelas (villas de emergencia), en abierto desafío al presidente Lula, cuyas consecuencias aún están por verse. En Argentina, el gobierno de Estados Unidos tuvo abierta y descarada injerencia en las recientes elecciones, para sostener al gobierno ultrareaccionario y fascista de Milei, su principal aliado en la región.

 

Escriben Elena Ríos y Rodrigo Cruz

hoy N° 2084 05/11/2025