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09 de diciembre de 2020

Los tuits discriminatorios de los rugbiers

De pumas y gorilas

Los tuits racistas, clasistas y misóginos de los tres integrantes de la selección argentina de rugby han vuelto a mostrar el odio de clase que destilan algunos personajes vinculados a las clases dominantes.

El repudio popular fue generalizado, porque encima los tuits se conocieron horas después del más que tibio homenaje de los Pumas a Maradona, tan diferente del realizado por los neozelandeses.

El racismo, la xenofobia y el machismo no son ninguna novedad en nuestra sociedad. Nuestra Argentina oprimida por el latifundio y la dependencia imperialista consolidó su actual estructura de clases dominantes sobre la base de una guerra injusta y genocida contra Paraguay, y con la masacre y esclavización de nuestros pueblos y naciones originarias.

No nos vamos a extender sobre esto, pero recordemos de paso que términos que se usan hasta hoy con un sentido despectivo, como “chinita” o “indio”, vienen de esos tiempos que nuestra rancia oligarquía nombró como “la conquista del desierto”. El gorilaje, que quiere decir mucho más que ser antiperonista, ya en el siglo 20 acuñó términos como “cabecita negra”, “villero”, “paragua”, “bolita”, y un largo etcétera.

En los últimos años, particularmente bajo el gobierno macrista, de la mano de su proyecto político y económico de una Argentina para pocos, estas expresiones racistas rompieron el dique y saltaron a los medios de comunicación masiva, reproduciendo las ideas de las clases dominantes. Lo que antes se decía en el boca a boca, o en las canchas, pasó a ser parte del discurso oficial.

Esto es parte de la “cultura” que impulsa la directiva de la Unión Argentina de Rugby, y los directivos de los principales clubes. “Forman” a “sus muchachos” en una concepción elitista del deporte, y con todos los estereotipos del machismo y el racismo. Por eso la UAR, 48 horas después de sancionar a los tres rugbiers por sus tuits presionada por la bronca creciente, les levantó la sanción.

El asesinato del joven Báez Sosa el verano pasado en Villa Gesell por parte de un grupo de rugbiers es una clara muestra de esta “cultura”.

Es cierto que dentro del propio rugby hay otras expresiones, y muchas y muchos practican este deporte con un sentido social y tratando de acercarlo a los sectores populares. Pero lo hacen en lucha franca y abierta con la estructura oficial del rugby, que reproduce el elitismo y el desprecio al pueblo.

En la defensa de clase que se hace de los rugbiers, la actual presidenta del Pro, Patricia Bullrich, no tiene empacho en decir que «Siento que fueron víctimas de una persecución violenta, a destiempo”.

La exministra de Seguridad de Macri no mide con la misma vara a los jóvenes de las clases populares. No vacila en pedir la baja de imputabilidad penal a partir de los 15 años. De la misma manera, Bullrich y el macrismo jamás han dicho nada de las niñas obligadas a continuar embarazos y a parir. Eso es odio de clase en su expresión más pura.

Como diría Capussotto, “se creen dueños de un país que detestan”.

 

Hoy N° 1844 09/12/2020