Noticias

26 de octubre de 2022

Cómo los Rocca desguazaron la principal siderometalúrgica de la Argentina

De Somisa a Siderar

Reproducimos extractos de un documento de la CCC de San Nicolás.

Estamos en San Nicolás. Uno de los lugares donde los ladrones de guante blanco hicieron un gran robo y todavía posan de grandes empresarios y señores.

Primero habría que hacer uso de la memoria y recordar lo que era nuestra ciudad, la del acero, antes de la privatización de Somisa. Aun en medio de la profunda crisis que se vivía en el país, se decía que San Nicolás zafaba.

Pero para hablar de Somisa vamos a pedirle prestado un texto a www.labaldrich.com.ar: “en los años ’90, durante el auge de las privatizaciones, esta empresa en constante expansión no solo no producía déficit, sino que aportaba 200 millones de dólares anuales al fisco, exportaba 400 millones de dólares, facturaba por 700 millones, promocionaba economías regionales, se abastecía de mineral nacional y constituía un factor estratégico de nuestra economía. No solo por su posición fundamental en cuanto al abastecimiento de la industria en general, sino también por el carácter estratégico que el acero tiene para la defensa y el desarrollo industrial de nuestra economía, producto del país del cual dependen desde las chapas navales hasta los rieles que soportan el peso de nuestros ferrocarriles”.

El ocaso de Somisa se produjo con su privatización en 1992, cuando pasó a ser propiedad del nefasto grupo privado Techint por 100 millones de dólares en efectivo, 40 millones en pagarés y 12.500 millones de dólares en títulos de la deuda externa (tomados a valor nominal con su valor real súper devaluado). Al momento de su venta, Somisa tenía activos por 5.000 millones y pasivos por 2.000 millones: por lo tanto, su valor era, mínimo, de 3.000 millones de dólares”.

 

De Somisa a Siderar

La hoy llamada Siderar nació como parte de un proyecto siderometalúrgico pensado para la producción de acero de distinto tipo, liviano y pesado, plano y no plano, para cubrir las necesidades del desarrollo nacional en todos los andariveles. Ya sea en el de la producción de chapa plana en bobinas para el uso en la industria automotriz, la línea blanca para artículos domésticos, chapas para techos, etc., perfiles livianos y pesados para la construcción, rieles para ferrocarriles y una variada gama de productos siderúrgicos para la industria pesada y liviana argentina. Proveía el mercado interno y exportaba el excedente en una proporción de 70/30%.

La planta General Savio creció y se desarrolló en forma planificada como un centro alrededor del cual se desarrollaría en el futuro una importante red de medianas industrias del sector que conformarían todas juntas, un verdadero polo siderúrgico. Funcionó de esa manera durante largos años en los que fue desarrollándose y creciendo con la incorporación de tecnología de punta. Se levantaron finalmente dos altos hornos, la Acería, la planta de laminado en caliente y en frío, la coquería y otros establecimientos que fueron demolidos con posterioridad a la privatización en 1992: los hornos Siemens Martins, la planta laminadora de rieles y perfiles; se transfirió a Techint la laminadora de acero naval que se encontraba a la espera de ser instalada en un galpón que también fue desmantelado, solo para nombrar los más relevantes.

Con el brutal desguace del Estado realizado por el menemismo, nuestra Somisa, la madre de industrias, bajo la garra de los Rocca dejó de ser lo que era. Y tras actuar como un vulgar demoledor de ocasión, este grupo hizo caja con los tesoros más valiosos de una fábrica de la que se apropiaron sin desembolsar ni un peso propio del laminador de chapa naval sin uso y transformó a la empresa en una fábrica de hacer chapas.

Son más de 70 las empresas beneficiadas por la dictadura militar con las cifras de un negociado vil y multimillonario en dólares, que aún espera que se haga justicia. Como parte de los deudores está el grupo Techint, que a través de sus empresas Dalmine Siderca y Propulsora Siderúrgica se endeudaron por 186 millones de dólares y 81 millones respectivamente, que nunca pagaron y que fueron absorbidos por el Estado nacional. Son 267 millones de dólares al valor del año 1978, sin actualización inflacionaria en dólares que nos robaron, porque no hay otra palabra para definir el hecho. Son miles de millones de dólares robados del Estado nacional por más de 70 empresas de las que no se habló nunca más y que si no se devuelven la Argentina nunca más podrá salir del tremendo drama que sufre. Agreguemos a esto los 45 mil millones de dólares que se robaron Macri y sus amigos del “préstamo” del FMI, y confirmemos que es mentira que sin resolver todo esto Argentina va a ser un país libre e independiente como alguna vez lo fuimos.

La farsa mediática que se movió en torno a las privatizaciones tuvo el propósito político de reducir el Estado en su capacidad productiva para reconvertirlo a la luz de las políticas liberales de nuevo cuño. Poner en su valor lo que representó Somisa en términos económicos para el país, es imprescindible para pensar otro horizonte para las familias argentinas.

La desguazaron, salvo lo que pudieron llevarse para quedarse o revender, como el tren laminado de chapa naval, y ahora la están usando para hacer el gasoducto Néstor Kirchner con chapa importada desde Brasil.

Transformaron a la madre de industrias en una vulgar fábrica de chapa plana para autos, chapas de techo, y latas de paté de foie. Maldita, mil veces maldita la generación empresaria de los gringos ladrones de patria.

Los argentinos que solo tenemos para vender las 6, 8 o 12 horas de trabajo diarias, el esfuerzo que realizamos en ese tiempo y el cual debemos alimentarnos y hacerlo con nuestra familia.

Las y los que con gran esfuerzo educamos a nuestros hijos para que nos reemplacen en nuestra labor cuando ya no estemos, como hicieron nuestros padres con nosotros.

Las y los que nos emocionamos cuando cantamos el himno y las canciones patrias que honran y recuerdan a los que nos hicieron libres tras la revolución de Mayo, los desconocidos, los nadies, cargamos sobre nuestras espaldas una tremenda responsabilidad, recuperar la patria que nos dejaron nuestros mayores, los labradores, los paisanos, los obreros de antes y ahora, los patriotas de Mayo y los que cabalgaron con San Martin, Belgrano, Güemes y Mansilla, los desaparecidos y asesinados por la dictadura, los héroes de Malvinas y tantos más, y recuperar la Argentina de tanto gringo y oligarca que nos han llevado a este presente de pobreza y tristeza.

Hace años que venimos luchando por ello y allí aprendimos que la única lucha que se pierde es la que se abandona. No lloramos ni nos quejamos, aprendemos y nos preparamos para que la próxima sea la hora nuestra.

Ninguna elección nos va a sacar de esta situación, solo una verdadera revolución como la de los patriotas de mayo podrá parir una nueva Argentina.

Ahora vamos por la derecha fascista y la canalla macrista, la peor mugre que asola y amenaza la patria. A barrerla de la Argentina con el Frente de Todos porque son el enemigo principal. Y después veremos.

 

Hoy N° 1936 26/10/2022