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30 de agosto de 2017

Días de guerra y revoluciones. En Alemania, Austria, Hungría el proletariado se alzaba en armas. ¿Estaban dadas las condiciones para que triunfaran? No existe una respuesta unívoca y simplista. En Rusia la revolución fue un hecho. En unos derrotas, en otro victoria. ¡Cuánto habrá incidido la impronta de Lenin! 

Debates centenarios(2)

A 100 años de la Revolución Rusa

Lenin fue un militante de sus principios. Octubre lo certifica. Combatió frontalmente la degeneración de la socialdemocracia europea. Enfrentó asimismo al “izquierdismo” vulgar que, aupado en un pretendido principismo, condenaba a los principios a la nada. 

Lenin fue un militante de sus principios. Octubre lo certifica. Combatió frontalmente la degeneración de la socialdemocracia europea. Enfrentó asimismo al “izquierdismo” vulgar que, aupado en un pretendido principismo, condenaba a los principios a la nada. 
“Las tesis de Abril” nos muestran la coexistencia de principios y concesiones. Para un doctrinario comprender tal integridad es tarea casi imposible. ¿Cómo admitir, por ejemplo, la política leninista de frente único con el campesinado? El proletariado establecía su alianza principalmente con los sectores semiproletarios del campo y los campesinos pobres. Pero el programa agrario expropiaba a la nobleza, los terratenientes y la Iglesia. Lo que constituía un claro mensaje para contentar y contener al campesinado medio. Ese frente único era condición de sobrevida de la revolución.
Las medidas iniciales de la Revolución Socialista de Octubre apuntaban a dar cumplimiento a las banderas de Febrero (Paz, Pan, Tierra y, por supuesto, Libertad plena). En las Tesis Lenin escribe “No ‘implantación’ del socialismo como nuestra tarea inmediata…”. En Octubre, mientras lee el Decreto de la Tierra, sostiene un contrapunto con quienes protestan por su contenido concesivo. Les responde “como gobierno democrático, no podemos dar de lado la decisión de las masas populares, incluso aunque no estemos de acuerdo con ella”.
 
La Nueva Economía Política (NEP)
Ya en ejercicio del Poder ¡a demostrar que la Revolución no había sido en vano! El fervor revolucionario debía traducirse en medidas para esa economía atrasada  más la devastación que acompañaba la guerra civil e intervenciones extranjeras. Se instaura el “comunismo de guerra”. Y a partir de 1921, la NEP. Nuevamente concesiones para ganar tiempo mientras se va afianzando el Poder soviético. 
En un extensísimo discurso ante la Internacional Comunista (noviembre, 1922) Trotsky defiende la Nueva Política Económica. Si existió un “decálogo” de las concesiones ese fue la NEP. Necesarias e inevitables. Y riesgosas a más no poder. Tras el enfático elogio a esa política leninista Trotsky despliega esta curiosa tesis: el único antídoto contra la degeneración de la NEP radicará en los triunfos revolucionarios en la Europa desarrollada. Contemporáneamente con este discurso, el 24 de diciembre, en su llamado “Testamento”, Lenin escribe sobre Trotsky: “demasiado atraído por el aspecto puramente administrativo de los asuntos”. Y parecería ser así. Trotsky “resuelve” los peligros de la NEP especulando con triunfos ajenos (e inciertos) mientras relega el imprescindible manejo ideológico y político de las contradicciones que la NEP detona. 
De dicho discurso recomendamos la sección que el “joven” Trotsky dedica al “Criterio sobre la productividad del trabajo”. No tiene desperdicio.
 
La revolución permanente. 
En 1929 Trotsky escribió “La Revolución permanente”. Allí sistematiza antiguas tesis. Por un lado aborda la relación y secuencia de las etapas en la Revolución. Más allá de terminologías y detalles lo que hace es reiterar conceptos ya consagrados. El propio triunfo de la Revolución de Octubre corrobora que entre la fase democrática y la socialista de la Revolución no existe una muralla china. 
Si ese no era el aporte principal de esta obra, sí lo era su polémica con el “socialismo en un solo país”. Las frases que siguen a continuación son textuales del escrito de Trotsky. Todas ellas en su contexto literal y político.
“El triunfo de la revolución socialista es inconcebible dentro de las fronteras nacionales de un país”. 
“La revolución socialista empieza en la palestra nacional, se desarrolla en la internacional y llega a su término y remate en la mundial. Por lo tanto, la revolución socialista se convierte en permanente … en el sentido de que sólo se consuma con la victoria definitiva de la nueva sociedad en todo el planeta”.
“El esquema de desarrollo de la revolución mundial, tal como queda trazado, elimina el problema de la distinción entre países “maduros” y “no maduros”…”. 
“…el destino ulterior de la dictadura y del socialismo dependerá, …, no tanto de las fuerzas productivas nacionales como del desarrollo de la revolución socialista internacional”.
“La división mundial del trabajo … hacen imposible la edificación de una sociedad socialista independiente en ningún país del mundo”.
 
Y dice mucho más…
Una década después blanquea sus divergencias con Lenin. No está en discusión ni los aportes de Trotsky a la Revolución rusa ni su derecho a discrepar. Pero las tesis que defiende condenan al proletariado a la derrota. No existe Frente Unico revolucionario llevando a los “aliados” a los empujones. Categoría ausente: el imperialismo. Ese mundo plano, sin contradicciones, es Kautsky en estado puro. En este siglo de revoluciones ninguna ostenta el sello de esta visión.