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03 de agosto de 2020

Declaración de la Comisión Organizadora del 35 Encuentro Nacional de Mujeres

“Compañeras, el 34 Encuentro Nacional de Mujeres se va a San Luis”

Era lunes 14 de octubre de 2019 y durante el cierre del Encuentro Nacional de Mujeres (ENM) en La Plata, sobre el escenario del playón del Estadio único, la Comisión Organizadora del lugar nos “pasó la posta” a las sanluiseñas por primera vez en la historia de estos Encuentros. De un total de 4 sedes propuestas (CABA, Tucumán, Santiago del Estero y San Luis) las presentes ese día, por aclamación, escogieron a nuestra provincia como sede de la siguiente edición.

El 34 ENM fue un éxito. Más de 60.000 debatimos democráticamente en 87 talleres sobre distintas manifestaciones de la opresión que vivimos las mujeres en un sistema patriarcal que sistemáticamente procura amordazarnos. Justamente porque estos Encuentros representan una amenaza para la naturalización de un sistema injusto, una vez más, como años anteriores, hubo intentos por liquidarlo. La masividad, la horizontalidad y la democracia de las participantes en los talleres hicieron fracasar estas maniobras. Varios meses antes de la realización del 34 Encuentro, desde algunos sectores aparecieron estos intentos de romperlo, de cambiarle el carácter e incluso de cambiarle el nombre por “Encuentro Plurinacional de Lesbianas, Travestis, Transexuales, Transgénero, Bisexuales, Intersexuales, No Binaries, Niñeces, Personas con Diversidad Funcional, Negras, Afrodescendientes, Indígenas, Originarias, Campesinas, Migrantes y de la Diáspora (EPLTTTBIQNPDFNAIOCMyD).” Esto, promovido por sectores que montaron una verdadera campaña con gran despliegue propagandístico y apoyo de grandes holdings de comunicación y de varios foros internacionales, NO tuvo eco en la inmensa mayoría de los talleres, corazón de los Encuentros, donde las verdaderas protagonistas de estos eventos debaten sus problemáticas y resuelven el tipo de Encuentro que necesitan.

Quienes tuvimos la iniciativa de proponer a San Luis como sede del 35 Encuentro, volvimos de La Plata con toda la energía para comenzar a trabajar para recibir a las miles y miles de mujeres que vendrán por primera vez a nuestra provincia. Sorprendentemente, de repente comenzamos a sufrir agresiones y agravios a través de algunos medios de comunicación y por las redes sociales, justamente desde los sectores que rechazaban que nuestra provincia sea la próxima sede.

Más allá de esto, y emocionadas ante el desafío de ser la provincia anfitriona, nos pusimos a trabajar para conformar la Comisión Organizadora. Así, convocamos a la primera Reunión Plenaria el 5 de noviembre en el Comedor de la Universidad Nacional de San Luis. Allí, un grupo de asistentes, con métodos violentos dignos del patriarcado, censuró la palabra de quienes no pensaban como ellas, agredió a varias compañeras, filmó las intervenciones con las que no acordaban para luego subir fragmentos editados y burlones a las redes, impuso agresivamente una votación que nada tiene que ver con la dinámica de las Comisiones Organizadoras en las que se avanza por consensos, y decretó modificar la denominación del Encuentro, violando la decisión de las 60 mil mujeres que en los talleres en La Plata decidieron mantener el nombre.

Las mismas personas que al término del 34 ENM nos agraviaron por proponer a San Luis como sede, con una metodología totalmente opuesta a la sororidad que promueve el movimiento de mujeres, montándose sobre la construcción histórica colectiva de este evento único en el mundo, allí decidieron hacer otro encuentro, con otro nombre, con otra comisión que funciona bajo otra modalidad, para un evento con otro carácter.

Así, arrogándose la representación de estas 60 mil que protagonizaron el ENM en La Plata, representación que no le es conferida a la Comisión Organizadora de ningún lugar, quebrantaron la determinación del 34 ENM. Porque cuando en cada cierre se elige la sede para el próximo año, se delega en la Comisión Organizadora siguiente la tarea de “organizar”: los espacios para los talleres, el recorrido de la marcha, el acto de apertura, la peña, el acto de cierre, los lugares para dormir, las viandas para quienes llegan con lo justo, las actividades culturales. “Organizar” para que todas las asistentes, las verdaderas protagonistas del Encuentro, participen en las mejores condiciones de esta fiesta que cada año construimos las mujeres, desde hace 34 años. La Comisión Organizadora trabaja para las miles que llegan cada año… no las suplanta en las decisiones. Violar las determinaciones tomadas por las 60 mil en los talleres en La Plata es, claramente, trabajar para un encuentro de otro tipo.

El cambio de nombre del ENM es un debate desde hace un par de años, así como también es un debate la adhesión o no a la interrupción legal del embarazo, la consideración de la prostitución como un trabajo o como una forma de violencia, etc. Todos debates que las mujeres tenemos al interior de nuestro movimiento y que, como Comisión Organizadora, no nos corresponde pronunciarnos ya que obstruiríamos la participación de quienes no se sientan identificadas con tales elecciones.

Las mujeres de los pueblos originarios son protagonistas de los ENM desde el primero allá por el año 1986. A partir de entonces nunca dejaron de participar, incluso como integrantes de muchas Comisiones Organizadoras. Cada año comparten con el resto de las mujeres sus saberes, sus experiencias, sus dolores, sus necesidades y sus luchas. En el taller único de Mujeres de los Pueblos Originarios del 34 ENM de La Plata (taller N° 26), las más de 1.000 originarias presentes rechazaron el cambio de nombre, dejando asentado en las conclusiones del taller: “Nosotras como mujeres originarias nos sentimos parte de los Encuentros Nacionales de Mujeres ya que muchísimas de las hermanas de las diferentes naciones y pueblos indígenas participamos de las Comisiones Organizadoras y de los diferentes talleres, compartiendo experiencias y vivencias junto con las hermanas criollas y disidencias, reconociendo la plurinacionalidad desde el inicio de estos Encuentros Nacionales de Mujeres”.

Las compañeras de diferentes orientaciones sexuales, identidades de género e identidades sexuales han sido parte de todos los ENM… justamente porque todas somos parte de este espacio año a año.

La dinámica y la historia de los ENM quedan reflejadas en las “conclusiones” que se escriben colectivamente al finalizar los talleres, corazón de estos eventos. Allí, objetivamente, puede verificarse la pluralidad que nos contiene a todas.

Las mujeres conocemos la opresión, la violencia, el silenciamiento, el hostigamiento. Lo conocemos bien porque lo sufrimos. Fracturar el Encuentro es fragmentar el movimiento de mujeres que tanto ha avanzado en los últimos años en nuestro país y que es un faro para el movimiento de mujeres de Latinoamérica y el mundo. Fracturar el Encuentro es un golpe duro para este movimiento que tanta historia ha escrito y que tanto molesta al patriarcado que pretende continuar reinando soberano. Como dice el refrán: “divide y reinarás”.

Quienes pretenden cooptar la historia de organización autónoma de los ENM cambiándole el nombre y sepultando los 7 pilares que hemos sostenido y defendido ante diferentes embates mezquinos, trabajan para algo bien diferente de lo que, con tanto esfuerzo, hemos construido las mujeres durante todos estos años. La democracia, la pluralidad, la autonomía, la auto-convocatoria, la horizontalidad, el autofinanciamiento y la federalidad de los Encuentros constituyen una piedra en el zapato para el status quo del sistema patriarcal.

Impedir la organización de las mujeres y su “Encuentro” como principal herramienta de empoderamiento, se ha convertido en un sueño anhelado de quienes sostienen el orden patriarcal imperante. Vienen trabajando en ese sentido, con la “ayuda” de distintos medios de comunicación, entidades nacionales e internacionales, organizaciones, funcionarios, funcionarias y personas que, de una u otra manera, consciente o inconscientemente, han colaborado o han sido funcionales a esos fines de diversas maneras, inclusive con argumentaciones, ideas y posturas contrarias entre sí. Los primeros años, cuando los ENM no eran masivos, los ignoraban. Cuando comenzaron a crecer sembrando semillas de rebeldía y emancipación en muchas mujeres, los silenciaban. Cuando empezaron a ganar prestigio y su masividad les impedía ocultarlos, los difamaron para desanimar la participación de quienes aún no los conocían. Y cuando los Encuentros, masivos, democráticos, se reafirmaron como el trampolín a partir del cual muchas mujeres toman las riendas de sus vidas y se organizan para construir junto a otras un mundo más equitativo, estos sectores se pusieron como objetivo fracturar al Encuentro Nacional de Mujeres; desde posturas conservadoras como sucedió en San Juan, o desde posiciones supuestamente progresistas, como viene sucediendo últimamente.

Armar un encuentro paralelo en San Luis es una nueva embestida contra el movimiento de mujeres… el sueño hecho realidad del patriarcado de destruir el principal espacio de construcción colectiva que nos hemos dado las mujeres y que venimos realizando cada año, sistemática y sostenidamente desde hace 34 años bajo la denominación y las características que nos contiene a todas y que por eso nos llena de orgullo: Encuentro Nacional de Mujeres.

Los ignoraron, los silenciaron, los obturaron, los difamaron, y ahora pretenden romperlo, dividiéndolo. Para eso van a destinar todo el dinero que consideren que hace falta, todo el aparato político y mediático, todo el “apoyo” de funcionarios y funcionarias. Pero la inmensa mayoría de las mujeres que conocen y valoran este espacio, no se los han permitido y no se lo permitirán. “A pesar de todo les hicimos el Encuentro” cantamos miles y miles cada año ante los diferentes embates de estos sectores que pretenden adueñarse de esta democracia grande que construimos entre todas.

Con la misma emoción y la misma fuerza que sentimos cuando bajamos del escenario en el 34 ENM de La Plata luego de ser aclamadas como próxima sede, quienes conformamos la Comisión Organizadora del 35 ENM seguimos trabajando para recibirlas a todas en el momento en que estén dadas las condiciones de sanidad. Porque esta llama que encendieron las 43 integrantes de la primera Comisión Organizadora en el año 1986 y que mantuvieron cada una de las 33 Comisiones Organizadoras siguientes y las miles y miles de mujeres que nos autoconvocamos año a año, sigue más encendida que nunca.

¡Mujeres, San Luis las espera el próximo año para fundirnos en un abrazo sororo que renueve y potencie nuestra energía y nuestros anhelos de libertad!

San Luis, 28 de julio de 2020

 

Hoy N° 1826 05/08/2020