Lucha de toda la comunidad en defensa de la escuela pública, por la paritaria nacional y por sueldos acorde con la canasta familiar
Durante la campaña electoral para las elecciones legislativas en el 2017, tanto la gobernadora Vidal como Esteban Bullrrich, el candidato a senador por el PRO, prometían, y están los videos que lo corroboran: “Vamos a llamar a paritarias en noviembre, para que durante el verano los padres tengan claro el panorama para marzo”. “No queremos llegar a un comienzo de clases como el de este año (por 2017) donde tuvimos un mes de paro”. “Le vamos a ofrecer a los docentes el máximo esfuerzo que pueda hacer la provincia para que los docentes estén jerarquizados con el salario que se merecen”.
Mentira tras mentira. En un símil con las mentiras de Macri: “Pobreza 0”. “Vamos a derrotar la inflación”.
El gobierno nacional, por decreto, anuló la paritaria nacional, dejando sin piso salarial, y llevó la negociación provincia por provincia: ¡Sálvese quien pueda!
¿Qué cambios se produjeron desde las promesas electorales de Vidal hasta ahora? Que la provincia de Buenos Aires salió altamente beneficiada del pacto fiscal firmado entre Macri y los gobernadores para hacer pasar la innoble ley previsional que les roba el salario a los jubilados, a los veteranos de Malvinas y a los niños y niñas que cobran la AUH.
Esta ley es la que dio origen a las grandes manifestaciones y combates con las fuerzas de seguridad el 14 y el 18 de diciembre pasado.
Los diarios acaban de publicar que la poderosa provincia de Buenos Aires le prestó al gobierno nacional 700 mil millones en letras del tesoro. Esto muestra claramente que plata hay.
La realidad es que el gobierno de Vidal llamó a paritaria salarial docente a ¡mediados de febrero!, ofreciendo, contrariamente a sus dichos durante la campaña, un miserable 15% en tres cuotas anuales sin cláusula gatillo. Y frente al rechazo de todos los gremios que conforman el Frente de Unidad Docente, convocó a una segunda reunión donde repitió la misma propuesta agregándole un premio por presentismo, sólo para los docentes titulares que no hayan faltado ni un solo día a clase en el 2017, de $4.500 por única vez. ¡Pretenden llevarnos a la humillación!
En las escuelas hay indignación
Pero esto no es todo. Han abierto diferentes y peligrosos frentes de batalla, impulsando un ajuste feroz al interior del sistema educativo.
a) Cierre de escuelas. b) Cierre de grados y cursos. c) Jubilaciones de oficio (con el 60% del sueldo). d) Implementación de un nuevo sistema de licencias cuya página de Internet no funciona y el teléfono que publicaron no lo atiende nadie. e) Eliminación de ciclos de adultos. f) Fusión y eliminación de talleres en educación técnica y educación especial. g) No apertura de comisiones de fines, a través del aumento de la exigencia de 15 a 25 alumnos por curso. h) Traspaso de los fondos de los comedores escolares de los consejos escolares a los municipios (dirigidos por el PRO). Por lo tanto, no que pretenden rebajar el salario docente más aún, sino que se quieren llevar puesta la educación pública de la provincia y del país.
En el período del 14/2 en adelante, donde los docentes se reincorporaron a sus tareas, estos temas son y han sido de debate en las escuelas. Se demuestra que hay indignación, junto al miedo y la preocupación, porque una escuela que cierra grados, pierde cargos de docentes y auxiliares, pero también cargos directivos porque la escuela baja de categoría, y lo que es más grave aún, se amontonan los niños/as y adolescentes en el aula, empeorando las condiciones de enseñanza – aprendizaje.
La misma táctica emplea el jefe de Gobierno de CABA. Algunos gobiernos provinciales propusieron el 15% con cláusula gatillo totalmente insuficiente.
Nuestra respuesta tiene que ser una profunda lucha contra todo el plan antiobrero, antipopular, entreguista y represivo del PRO y de Cambiemos.
Una lucha férreamente unida a los padres en la defensa de la escuela pública y de una educación de calidad que nuestro pueblo se merece. Rodeada de la más amplia solidaridad, como ocurrió con la Marcha Blanca del ‘88, con todos los gremios, las centrales sindicales, los diferentes credos, en un reclamo unificado y contundente que no les permita avasallar los derechos de los trabajadores de la educación, ni destruir lo que hemos podido conservar en pie, con tantos años de lucha, de la escuela pública.
Escribe Darío Perillo