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02 de octubre de 2010

Despedida a Carlos Paillole

“Dejamos de ser adversarios y empezamos a ser amigos”

Hoy 1293 / Eduardo Buzzi

Quería saludar en primer lugar a Ana, a Diego, Pablito y Javier. Luego al compañero y amigo, o al amigo y compañero, a esta altura, que es don Otto Vargas, y a compañeros en las luchas de estos tiempos, Chiquito, Juan Carlos Alderete, el amigo Bogado en el último tramo, a quien he visto por ahí, y a cada uno y cada una de ustedes, compañeros de movimientos sociales, de la Federación Agraria Argentina, del movimiento estudiantil. Saludar en nombre de la FAA en su conjunto, de los miembros del comité de acción gremial, que están acá presentes, del Consejo Directivo central en su conjunto, y de lo que la FAA representa admitiendo que lo que Mario Fabbro expresara, que es ciertamente muy legítimo y representativo de ese Distrito 6, que es cierto y comparto, es el corazón y el pulmón de esta FAA, y encontraba en el Vasco una vanguardia.
La Federación Agraria es mucho más, muchísimo más grande, mucho más extendida territorialmente, y ese corazón, y esos pulmones que significa el Distrito 6, que el Vasco marcaba con sus plenarios de filiales, iba indicando muchas veces el camino y el rumbo, encontraba a una Federación Agraria de todo un país, que por ahí recibía al Vasco porque ese conflicto le era propio. Y así estábamos en el Noroeste, o en Cuyo, o estábamos visitando el conflicto del Valle del Río Negro, en algún momento.
O estábamos en aquel diseño con el Flaco Gigli, por eso son tiempos de mierda estos, son tiempos de mierda haber perdido a tipos grandes como el Flaco Gigli, como Miguelito Cuarleri, como Abel Otaño, y ahora este hijo de puta que no era el momento que se tenía que morir. Encontraba a toda esa dirigencia en aquel invento que en algún momento se llamó Movimiento Federal Agrario, y que lo que estaba insinuando es que se necesitaba un movimiento agrario nacional. Y ahí es donde con las diferencias, nos empezábamos a encontrar y a coincidir en que había que ser mucho más grandes y había que unificarlo. Y había que vincularlo con el movimiento obrero. Ese sueño nos encontraba en veredas distintas, en estos 25 años que lo conozco al Vasco. Nos encontró en distintas posiciones, pero cada vez nos fuimos acercando más. No porque yo haya evolucionado, sino porque él me supo ganar. El tipo supo conquistar, supo llevar. Y la realidad, que es la única verdad, en algún momento nos fue llevando a tener que poner espalda con espalda. Por supuesto en el medio muchas veces jodíamos con que si se producía esto yo iba a expresar aquello que alguna vez se dijo a partir de las diferencias “hoy un viejo adversario viene a despedir a un amigo”, y más que nunca dejamos de ser adversarios, y más que nunca empezamos a ser amigos con el Vasco. Y transitamos cuestiones que fueron determinantes para crear las condiciones de lo que iba a venir después. La cuestión de la multisectorialidad era un tema que se discutía, y permitía que nos pusiéramos de acuerdo y después empujar. Por eso es que fue un orgullo poder compartir algunas cosas, como bien señalaba Lucho, que indican el camino. Lo de los trabajadores de Mahle, adonde fuimos juntos. Lo de los trabajadores de Paraná Metal, adonde fuimos juntos y pusimos los tractores y los obreros arriba de la autopista y a partir de ahí empezaron a tener que ver cómo se resolvía.
Y en la última expresión, la más contundente forma de expresión social nacional y de convergencia de distintos sectores que fue la experiencia de Terrabusi. Acá está el compañero Bogado. Nos pusimos de acuerdo, terminamos un Congreso, y salimos del Congreso a cortar la calle en solidaridad con los trabajadores y en repudio a la represión que estaban sufriendo los compañeros. Y eso tuvo que ver con muchos factores, no hay uno solo, pero en gran medida esa tarea inclaudicable, incansable, de venir a dar la discusión, y de parte nuestra, con Barchetta, con Omar, con los compañeros, con Juan Manuel, o el mismo Ricardo Dagoto, estando en acercamientos permanentes que permitieron ganar en confianza, ganar en lo afectivo, ganar en lo humano, para después ganar en política, ganar en acciones estratégicas, y empezar a ser el embrión de un proceso profundo de cambio que se va a dar.
Por eso es que es una cagada que se muera justo ahora. Esto es así. Es una macana, no se tenía que morir justo ahora este compañero y amigo, y teníamos que darnos la oportunidad de ir consumando los cambios que desde hace años, que estoy seguro, cuando Otto y un conjunto de pibes empezaron a imaginar un proceso de cambio profundo en la Argentina, esos cambios que se están dando y están cada vez más cerca que tienen a la gente y al pueblo como protagonistas, más que nunca necesitaba a dirigentes claros y lúcidos, para poder ser parte y vanguardia de esos procesos. Por eso es una gran macana que se haya ido el Vasco. Por eso lo sentimos en el corazón. Yo no creí que podía llegar hasta acá expresando estas ideas.
Quería decir una sola cosa. Yo no sé cómo habrá sido con la familia, siempre es difícil,¿no? Una cosa es con la gente, en la militancia, y otra cosa con los hijos. Acá hay que quedarse con lo bueno, con los ejemplos, con los legados. El ejemplo de un tipo que era divertido, que era agradable, que estaba convencido. Está muy bien expresado en la carta que con Luisito Contigiani se hacía ayer en representación del Consejo de la Federación Agraria. Está bien expresado lo que queremos reafirmar desde la organización en relación a un compañero inclaudicable e insobornable.
Quedémonos con lo bueno de este Vasco, que era esa capacidad de ser un ejemplo de vida. Esa capacidad de vivir como pensaba y básicamente de quedarnos con la alegría, con el optimismo, con el buen humor, porque seguramente en todos nosotros anida la ilusión, la esperanza del cambio, la esperanza de que el proceso revolucionario se pueda ver de verdad, y yo no me imagino que un proceso revolucionario, en algún lugar del planeta, se pueda hacer desde la congoja, desde la tristeza, desde la amargura y desde la resignación. Se hace desde la esperanza, desde la alegría, y se hace desde esa ilusión colectiva de que otro país es posible, de que otro mundo es posible, y de que la victoria final llega. Hasta la victoria siempre, Vasco. Punto. Y la vamos a estar siguiendo para no deshonrar ese ejemplo que nos dejaste, gracias.