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03 de noviembre de 2010

El viernes 29, se hizo la presentación el tercer tomo de la obra de Carlos Echagüe Revolución, restauración y crisis en la Unión Soviética. Una numerosa concurrencia de camaradas estuvo presente en el centro cultural Raíces.

Del socialimperialismo al imperialismo

Hoy 1342 > Presentación del nuevo libro de Carlos Echagüe

Claudio Spiguel abrió la presentación del libro, Del socialimperialismo al imperialismo, de Jruschiov a Putin, afirmando que “Culmina esta obra con sus dos aspectos: el de la revolución, y el de la restauración capitalista, y la existencia de un régimen capitalista monopolista de Estado soviético, con su origen particular, y un análisis minucioso de las relaciones de producción, de la naturaleza de clase del Estado, las relaciones políticas de dominación, etc.

Claudio Spiguel abrió la presentación del libro, Del socialimperialismo al imperialismo, de Jruschiov a Putin, afirmando que “Culmina esta obra con sus dos aspectos: el de la revolución, y el de la restauración capitalista, y la existencia de un régimen capitalista monopolista de Estado soviético, con su origen particular, y un análisis minucioso de las relaciones de producción, de la naturaleza de clase del Estado, las relaciones políticas de dominación, etc.
Señaló que “Es la historia de esa burguesía burocrática monopolista, revestida de la herencia de la revolución socialista, en la era de Jruschiov, en la era de Brezhnev, en la de Gorbachov, y sus herederos en la Rusia postsoviética de Yeltsin a Putin. Es una historia que también recorre el periplo de expansión imperialista de la Unión Soviética, con mojones que fueron la invasión a Checoslovaquia en el año ‘68 a la invasión a Afganistán en el año ‘79, la escalada de la ofensiva imperialista soviética en el mundo, su empantanamiento y su derrota. Es un período que compromete a muchos de los que aquí estamos, en un largo periplo de vida y de lucha en el mundo y en la Argentina, porque esa Unión Soviética imperialista, fue el principal sustento de la dictadura más terrorista y más fascista de la historia de nuestro país, la dictadura de Videla, a través de sus socios locales y del apoyo que el Estado soviético le dio.”
La obra de Echagüe, en palabras de Spiguel: “Alumbra cuestiones claves del debate político actual en polémica con las tesis liberales, socialdemócratas, revisionistas y reformistas,  que consideran que la Revolución de Octubre fue un desvío aberrante de la historia, ocultando y escamoteando los grandes logros y realizaciones para las masas populares rusas y para el mundo, la lucha por la construcción del socialismo.
El segundo tema que comentó Spiguel sobre el libro fue el papel contrarrevolucionario del socialimperialismo en todo el mundo. Al revés de lo que decían, de que era un “dique de contención frente a los yanquis, en realidad de los años 60 en adelante, ese régimen económico, político, (…) jugó un papel contrarrevolucionario fundamental que permite entender mejor por qué, en qué condiciones, el auge anticapitalista y antiimperialista de los años 60, 70 no pudo predominar, fue cercenado y predominó la disputa entre las dos superpotencias, y eso engendró una correlación de fuerzas desfavorable a la clase obrera y a la lucha de los pueblos oprimidos, a lo que se agregó encima, la restauración capitalista en China, a fines del año 78 en adelante”

Un libro para pensar en el futuro
Otto Vargas, secretario general del PCR, elogió el trabajo de Echagüe señalando: “Estamos ante el mayor especialista mundial de este tema, que hace un análisis científico, maoísta. Es para estudiar en profundidad porque hace un análisis científico de la situación real de los productores, qué clase social controlaba los medios de producción, cuál era la situación de los productores reales en la Unión Soviética y en Rusia.”
Vargas remarcó que la categoría “socialismo real”, en realidad refleja la renuncia al comunismo. “Brezhnev y todos ellos, decían éste es el socialismo real, es decir, el otro es utópico, el otro no existe”. “Nosotros consideramos el socialismo como la transición al comunismo, pero ellos querían decir ustedes están luchando por algo que es imposible. Es decir, que ya habían renunciado”.
El despojo de la clase trabajadora del control de los medios de producción del que habla en el libro Echagüe, Vargas lo fue ejemplificando con las experiencias de las que fue testigo en sus viajes a Cuba, Hungría y la URSS: “Ese obrero que trabaja en la fábrica armando cigarros, vive con el tabaco que vende por afuera, si no, no podría vivir. Entonces, quiere decir que ese obrero ya no considera que el medio de producción es de él, sino que es de otro. Por eso lo puede robar.
Según Vargas, el análisis de las categorías socialimperialismo igual a socialfascismo, de tipo hitleriano, como dijo Mao Tsetung hablando de lo que era la Unión Soviética, “está muy bien explicado en el capítulo 16, el que tiene una primera y una segunda parte que explica quién dirigía un koljoz”. “Yo estuve en la URSS cuando recién había muerto Stalin. Las cosas cambiaron mucho después. ¿Pero quién dirigía el koljoz? Lo dirigía un presidente que designaba el partido, no elegía la masa de campesinos. La masa de campesinos era explotada en realidad. Por eso hay que leer muy atentamente en este libro, la lucha de líneas dentro de ese grupo dominante.”
“Ellos impusieron la división internacional el trabajo al mundo socialista. (…) Cuba tenía que producir azúcar, producía harina de pescado que se la vendía a Alemania oriental. Y Alemania oriental le mandaba leche en polvo. Cuando cayó el muro, se derrumbó Alemania oriental, Cuba no tenía leche para alimentar a los pibes.”
Vargas marcó un ítem para pensar cuáles fueron las condiciones concretas en las que se construyó el socialismo allí. Concluyendo: “Todo esto nos hace meditar a nosotros que estamos con la revolución democrática, agraria, antiimperialista, en marcha al socialismo. Pero ¿cómo es el problema del tipo de partido que se crea ahora? ¿Cómo se prepara al partido para eso que tiene que hacer? (…) En este libro de Echagüe, vamos a encontrar tantas cosas para meditar sobre cuál es el camino en el futuro. “

La era del imperialismo y las revoluciones proletarias
Carlos Echagüe comenzó su intervención analizando que la historia muestra que ningún nuevo modo de producción pudo implantarse sin que primero pasase por una larga serie de derrotas y retrocesos. Ejemplificó que la burguesía tuvo que luchar varios siglos para imponer el domino de las relaciones de producción. “Hubo revoluciones, hubo pactos, hubo restauraciones, nuevas revoluciones hasta que logró controlar el poder y dar vía libre a la circulación del capital.”
En el caso de la revolución proletaria esto tiene una diferencia esencial. Con el triunfo de la revolución socialista, por primera vez, la que triunfa es la clase explotada. Y esa clase explotada, la clase obrera, no puede terminar con la explotación, no puede liberarse si no libera al conjunto. Si no termina con todas las causas que dividieron a la sociedad en clases y con las relaciones de producción sobre las que descansa esa clase y ese sistema. La revolución de 1917 perduró, pudo vencer a enemigos feroces, entre ellos al nazismo.
Echagüe enumeró los nuevos problemas y errores que enfrentaron en ese período. Y el desafío por que “las amplias masas, no sólo los sectores avanzados, tomasen en sus manos los asuntos de gobierno y ejercieran efectivamente el poder; y rompieran el yugo de la ideología de las clases dominantes. Uno de sus ejes es la desviación. (…)¿Cómo haría el proletariado para imponer su disciplina revolucionaria si él mismo estaba impregnado de todos los vicios y lacras de la vieja sociedad? ¿Cómo hacer carne en las grandes masas, no sólo en sectores, el principio de servir al pueblo y por lo tanto, sobre esa base y en función de ese objetivo, elevar la productividad del trabajo? Y todo esto en las experiencias históricas que hemos vivido en el siglo 20, tuvo su expresión concentrada en la Unión Soviética, en China. Porque se les planteó un problema que era: ¿cómo en las condiciones históricas de atraso heredadas del viejo régimen, cómo alcanzar y sobrepasar a los países capitalistas más avanzados?”
Finalizó Echagüe enfatizando que sigue siendo la misma época que señaló Lenin “del imperialismo y las revoluciones proletarias, la crisis económica, la inestabilidad política, las guerras y las revoluciones”. Y que hoy hay una interacción entre todos esos factores. “Una vez más ha quedado al desnudo el hambre, la desocupación, la superexplotación a la que el capitalismo condena a los trabajadores, y particularmente, ha quedado al desnudo que es un sistema que no le ofrece ningún futuro”.