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12 de noviembre de 2010


Derechos democráticos generales

Documentos del PCR / tomo 6

Toda la legis­la­ción repre­si­va anti­po­pu­lar será dero­ga­da. Se ter­mi­na­rá con toda forma de dis­cri­mi­na­ción por sexo, raza, edad o cre­en­cia. Las muje­res ten­drán igua­les dere­chos que los hom­bres en todos los nive­les de la socie­dad. Con el obje­to de ase­gu­rar a los tra­ba­ja­do­res y ciu­da­da­nos la liber­tad efec­ti­va de pala­bra, se nacio­na­li­za­rá la pren­sa, radio y tele­vi­sión y otros medios de comu­ni­ca­ción, actual­men­te en manos del impe­ria­lis­mo, los terra­te­nien­tes y la gran bur­gue­sía inter­me­dia­ria, y ade­más del libre acce­so a los mis­mos, se garan­ti­za­rá la entre­ga de todos los ele­men­tos nece­sa­rios para la publi­ca­ción de perió­di­cos, libros. etc. y su libre difu­sión en todo el país.
Para garan­ti­zar a todos los tra­ba­ja­do­res y ciu­da­da­nos ver­da­de­ra liber­tad de reu­nión se les reco­no­ce­rá el dere­cho a orga­ni­zar libre­men­te reu­nio­nes, míti­nes, mani­fes­ta­cio­nes, etc., ponien­do a su dis­po­si­ción todo los loca­les que dichas asam­ble­as y reu­nio­nes requie­ran.
Se pres­ta­rá el auxi­lio mate­rial y de todo tipo nece­sa­rio para garan­ti­zar a los obre­ros, cam­pe­si­nos, estu­dian­tes, inte­lec­tua­les y ciu­da­da­nos en gene­ral, la liber­tad de aso­cia­ción.
Toda per­so­na en su lugar de tra­ba­jo, vivien­da o en las calles podrá hacer públi­ca su opi­nión y su cri­ti­ca sobre cual­quier tema a tra­vés de mura­les y otra for­mas, sin sufrir repre­sa­lias.
Quienes hayan come­ti­do crí­me­nes con­tra el pue­blo y quie­nes aten­ten con­tra el Estado popu­lar revo­lu­cio­na­rio serán juz­ga­dos por los tri­bu­na­les popu­la­res, los cua­les podrán pri­var­los de sus dere­chos polí­ti­cos, ade­más de apli­car­les las otras penas que pudie­ran corres­pon­der­les.
Será otor­ga­da la ciu­da­da­nía a todos los extran­je­ros que la soli­ci­ten, siem­pre que no hayan come­ti­do crí­me­nes al ser­vi­cio de los impe­ria­lis­mos y de los reac­cio­na­rios de otros paí­ses. Los per­se­gui­dos por regí­me­nes reac­cio­na­rios, por razo­nes polí­ti­cas, socia­les o racia­les goza­rán del dere­cho de asilo.
Se esta­ble­ce­rá la patria potes­tad indis­tin­ta y el dere­cho al divor­cio vin­cu­lar. Se garan­ti­za­rá el ase­so­ra­mien­to médi­co y la pro­vi­sión gra­tui­ta de anti­con­cep­ti­vos en hos­pi­ta­les y obras socia­les y se legis­la­rá el dere­cho al abor­to. Se eli­mi­na­rá la obli­ga­to­rie­dad para la mujer de lle­var el ape­lli­do del espo­so.
Con el obje­to de ase­gu­rar a los ciu­da­da­nos la plena liber­tad de con­cien­cia, la Iglesia será sepa­ra­da del Estado. Se reco­no­ce­rá a todas las per­so­nas que quie­ran hacer­lo, el dere­cho a prac­ti­car libre­men­te su culto y la liber­tad de pro­pa­gan­da reli­gio­sa y anti­rre­li­gio­sa.
Se garan­ti­za­rá amplias liber­ta­des para los sin­di­ca­tos, comi­sio­nes inter­nas, cuer­pos de dele­ga­dos, y otras for­mas de orga­ni­za­ción de los tra­ba­ja­do­res den­tro de las fábri­cas y luga­res de tra­ba­jo. Se dero­ga­rá toda legis­la­ción que esta­blez­ca con­trol esta­tal y patro­nal sobre el movi­mien­to sin­di­cal, entre ellas la Ley de Asociaciones Profesionales y de Conciliación Obligatoria. Plena vigen­cia del dere­cho de huel­ga.